Redacción Farmacosalud.com
El tabaquismo es un factor de riesgo para desarrollar psoriasis y artritis psoriásica y este riesgo es proporcional al consumo acumulado, de modo que las probabilidades de padecer estas patologías aumentan cuanto mayor sea la intensidad del consumo de tabaco y mayor su duración, según una revisión de estudios publicada en ‘Prevención del Tabaquismo’, de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la única publicación en castellano centrada en el tabaquismo. El peligro de sufrir afecciones psoriásicas por asociación con el tabaco "depende del consumo acumulado más que de la edad biológica. Por ejemplo, un individuo de 30 años que comenzó a fumar a los 15 años y fuma 20 cigarrillos diarios puede tener más riesgo que otra persona de 50 años que comenzó a fumar a los 30 años y fuma 5 cigarrillos diarios”, asegura la doctora Eva Belén de Higes Martínez, firmante de la revisión, neumóloga de la Unidad de Neumología del Hospital Universitario Fundación Alcorcón (Alcorcón, en Madrid), y miembro del Área de Tabaquismo de SEPAR.
En cualquier caso, dicho peligro no sólo está vinculado al tabaco, por lo que la patología psoriásica “puede aparecer antes en personas con mayor predisposición genética o con otros factores asociados”, aclara De Higes en declaraciones a www.farmacosalud.com. “En estas dos enfermedades (psoriasis y artritis psoriásica) existe una predisposición genética sobre la que influyen factores ambientales, entre ellos el tabaco, es decir, no hay una relación directa con una única causa, por lo que la manifestación de la enfermedad será distinta en cada individuo. En cualquier caso, los datos que tenemos provienen de estudios con grandes poblaciones y en ellos se demuestra una clara asociación entre la aparición de la enfermedad y el consumo acumulado de tabaco (tanto en número de cigarrillos diarios como en años de consumo)”.
“De hecho -prosigue la doctora-, en algunos estudios no se apreciaba este exceso de riesgo en personas que habían fumado menos de 15 años. Esto no excluye que pueda haber individuos que presenten un primer brote de la enfermedad tras comenzar a fumar, al igual que en ocasiones ocurre por ejemplo en situaciones de estrés emocional, pero el riesgo es menor que en los fumadores de larga evolución”. En definitiva, que se puede empezar a adquirir el hábito tabáquico y, al cabo de poco tiempo, se puede comenzar a desarrollar psoriasis y artritis psoriásica, si bien esta posibilidad es más remota que en el caso de los fumadores con un gran consumo acumulado de cigarrillos.
Activación del sistema inmune que produce respuestas inadecuadas en los tejidos
El hábito tabáquico está relacionado con multitud de efectos nocivos para el organismo. Además de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, una revisión de diversos estudios concluye que fumar puede conducir al desarrollo de diversas dolencias inflamatorias y autoinmunes como la psoriasis y una de sus complicaciones más frecuentes, la artritis psoriásica, ambas con manifestaciones en la piel y las articulaciones. “Desde hace décadas existe evidencia de que el tabaco altera tanto nuestro sistema inmune como la respuesta inflamatoria de nuestro organismo y ambos son fundamentales en el desarrollo de psoriasis y artritis psoriásica. Así, en los fumadores se activan distintas células del sistema inmune produciendo respuestas inadecuadas en los tejidos del organismo. Además, se liberan sustancias proinflamatorias llamadas citoquinas y sustancias oxidantes, lo que provoca un daño celular”, explica.
“Hemos visto que el tabaco no sólo puede facilitar la aparición de la psoriasis y la artritis psoriásica, sino que además puede modificar su evolución, tanto por el efecto nocivo que ejerce sobre la propia actividad de la enfermedad y sus manifestaciones, como porque puede influir en la aparición de comorbilidades que modifiquen la situación clínica”, comenta la facultativa a través de un comunicado de SEPAR. Los grandes fumadores, que consumen más cigarrillos al día y que han fumado durante más años, tienen más riesgo de padecer las formas más graves de psoriasis, principalmente las mujeres, según varios estudios revisados. En concreto, un trabajo epidemiológico, en más de 800 fumadores, encontró que los de mayor consumo tenían el doble de peligro de sufrir las formas más severas de la enfermedad, respecto a los de menor consumo, lo que se evidenció con puntuaciones por encima de 9,7 según la escala PASI (Psoriasis Area and Severity Index).
Los fumadores con artritis psoriásica tienen una mayor percepción de los síntomas, entre ellos mayor dolor y mayor grado de incapacidad, medidos por cuestionarios como Health Assessment Questionaire (HAQ), y también peor calidad de vida, según escalas como EuroQol Five-Dimension (EQ-5D). Los pacientes que se encuentran en esta situación necesitan tratamientos biológicos de forma más precoz, aunque su eficacia es menor en estos casos, su adherencia al tratamiento, también menor, y aumenta el riesgo de desarrollar efectos secundarios, según amplios estudios revisados. Así, un trabajo multicéntrico, con 11.000 pacientes, sugiere que el tabaquismo es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de infecciones importantes en pacientes con psoriasis, sobre todo cuando están tratados con terapias biológicas.
Cigarrillos electrónicos: sin evidencias en relación a las patologías psoriásicas
En cuanto a los cigarrillos electrónicos, no existe aún ninguna evidencia a favor ni en contra de su papel en las patologías psoriásicas, “dado que el uso de los mismos es aún relativamente corto como para poder ver efectos sobre la salud que suelen producirse más a largo plazo, como los de estas enfermedades. En cualquier caso, dado que no están libres de sustancias tóxicas, es preferible evitar su consumo como medida general de salud”, establece la neumóloga.
“Dejar de fumar es fundamental no sólo para cambiar el curso de la enfermedad, sino, incluso, para prevenir su aparición. Para ello, los fumadores deben recibir una información clara sobre los riesgos del tabaco relacionados con su enfermedad, un consejo firme para abandonar el tabaco, y el ofrecimiento de apoyo, materiales de autoayuda y tratamiento farmacológico”, destaca De Higes. La posibilidad de desarrollar psoriasis se reduce al dejar de fumar y se iguala al de los no fumadores en torno a los 20 años después del abandono, según otro de los estudios revisados, que también constata que la gravedad de la psoriasis es menor entre los exfumadores que entre los fumadores activos, también medido con la escala PASI, que encontró un menor nivel de estrés oxidativo entre los exfumadores.
En cada caso hay que evaluar riesgos y beneficios del tratamiento para dejar de fumar
Los pacientes fumadores con psoriasis y artritis psoriásica deben recibir tratamiento farmacológico para el síndrome de abstinencia, ya que su mal control podría producir un estrés oxidativo que podría desencadenar brotes de ambas patologías. No obstante, los autores del trabajo en 'Prevención del Tabaquismo' precisan que se deben tener en cuenta algunas consideraciones en el uso de los fármacos de primera línea para combatir este síndrome de abstinencia: en primer lugar, los parches de nicotina no estarían indicados inicialmente en estos pacientes porque pueden sufrir efectos irritativos locales, por lo que son preferibles otras formas de Terapia Sustitutiva con Nicotina (TSN); en segundo, en pacientes polimedicados, el bupropión se debe administrar con precaución por sus interacciones farmacológicas asociadas al metabolismo hepático, y en tercer lugar, la vareniclina también debe administrarse con cautela en pacientes con depresión no controlada, patología frecuentemente asociada a psoriasis y artritis psoriásica.
Según la experta, todas estas advertencias para los fármacos utilizados en el abandono del tabaco "son simplemente advertencias para uso con precaución, no contraindicaciones, es decir, que en función de cada fumador habrá que evaluar el riesgo de complicaciones y los beneficios del tratamiento. En ningún caso el mensaje debe ser que es mejor no utilizar tratamiento; de hecho, es justamente lo contrario: en todos los fumadores que desean hacer un intento de dejar de fumar es recomendable ofrecer tratamiento tanto conductual como farmacológico, ya que aumenta la probabilidad de éxito y mejora los síntomas del síndrome de abstinencia. Por lo tanto, en función de la situación concreta de un fumador deberá hacerse una recomendación individualizada por un profesional sanitario”.