Redacción Farmacosalud.com
La biopsia líquida empieza a ser ya una realidad en el abordaje médico del cáncer. Hasta ahora siempre se ha trabajado con los datos derivados de la biopsia realizada en tejido, “pero los resultados que nos da la biopsia en tejido no siempre corresponden realmente con la heterogeneidad tumoral, o con la evolución a lo largo del tiempo” de un tumor, explica a www.farmacosalud.com el profesor Eduardo Díaz-Rubio, coordinador científico del XVIII Simposio de Revisiones en Cáncer. “Aunque la biopsia de tejido sea útil en una foto, en un momento determinado, a lo largo del tiempo” se necesita “tener más datos”, argumenta el profesor.
“Hoy la posibilidad que hay es hacer el análisis en sangre periférica, donde podemos analizar las células tumorales circulantes o bien el DNA tumoral circulante, incluso dentro de ellos hacer análisis genómicos que nos digan cómo va evolucionando el tumor”, y a partir de aquí adaptar la terapéutica para intentar conseguir la máxima efectividad en el tratamiento, establece Díaz- Rubio.
Los avances terapéuticos ponen cerco al cáncer de próstata
Por otro lado, y a pesar de los avances en las pruebas de detección y los tratamientos, el cáncer de próstata sigue siendo una causa principal de muerte por cáncer en los hombres de todo el mundo. Para hacer frente eficazmente a este problema, las esperanzas se han puesto sobre todo en las mejoras diagnósticas (con cribados más o menos amplios en poblaciones de riesgo y nuevos recursos de imagen), así como en la identificación de marcadores precoces de progresión y las nuevas terapias (más específicas, dirigidas, eficaces y seguras).
La mortalidad por este tumor muestra una tendencia descendente desde mediados de los años 90, determinada por el diagnóstico precoz y los avances terapéuticos. Sin embargo, y a pesar de este descenso, unos 5.500 varones fallecen cada año a consecuencia de este tumor en España, lo que supone un 2,8% del total de defunciones registradas en la población masculina española. A partir de la década de los 90, se ha documentado un imparable y acusado incremento en el crecimiento de las tasas estandarizadas de cáncer de próstata (un 7% anual). Cuatro de cada cinco casos de cáncer de próstata se diagnostican en varones mayores de 65 años, siendo el aumento en la esperanza de vida y el envejecimiento de la población un factor determinante del incremento en la incidencia.
Pero no es el único factor. “El aumento de incidencia se relaciona también con el cambio en las técnicas diagnósticas y, en especial, con la difusión del test de PSA, detectándose un número mayor de casos, incluyendo aquellos menos agresivos (con un comportamiento más o menos silente)”, afirma el Dr. Javier Puente Vázquez, del Departamento de Oncología Médica del Hospital Clínico Universitario San Carlos (Madrid). El cribado de cáncer de próstata mediante determinación del antígeno prostático específico (PSA) ha sido motivo de una larga controversia por su utilización generalizada de manera oportunista (especialmente en determinados países), sin disponer de resultados de ensayos que demostraran su beneficio y por la existencia de indicios claros de efectos adversos importantes (sobrediagnóstico).
Desde la comunidad científica se argumenta que la decisión de implantar un programa organizado de cribado de cáncer, y también la oferta de este cribado de manera oportunista, debe estar basada en el cumplimiento de unos requisitos relativos a la enfermedad (enfermedad importante y con una fase presintomática detectable), a la prueba de cribado (simple, segura, válida), a la demostración del beneficio del cribado (reducción de la mortalidad por el cáncer que se criba) y a un balance favorable entre estos beneficios y los posibles efectos adversos del cribado (falsos positivos, falsos negativos, sobrediagnóstico, etc.).
En una metástasis, los tratamientos controlan el tumor prostático pero no lo curan
“Los datos publicados hasta el momento sugieren un posible beneficio moderado del cribado de cáncer de próstata con PSA, que se acompaña de efectos adversos importantes (mucho mayores que en cualquier otro cribado de cáncer), en forma de sobrediagnóstico principalmente”, indica el Dr. Javier Puente, quien recomienda prudencia: “Hay que esperar análisis adicionales que confirmen el beneficio y permitan una mejor cuantificación del balance beneficios/efectos adversos antes de recomendar la generalización o no de este cribado”; además, según este experto, “se deben investigar estrategias parar disminuir el sobrediagnóstico y/o el sobretratamiento derivado del cribado con PSA (por ejemplo, disponer de marcadores que permitan seleccionar qué casos biopsiar o tratar)”.
Cuando se descubre en los estadios iniciales, el cáncer de próstata se puede tratar de manera efectiva con cirugía o radioterapia; sin embargo, estos tratamientos no siempre son curativos. Como detalla Puente, “los tratamientos actuales para los pacientes con enfermedad recurrente o metastásica, que incluyen castración quirúrgica o médica, son inicialmente efectivos para controlar la enfermedad pero no son curativos”.
El tratamiento establecido para el cáncer de próstata avanzado incluye inicialmente la terapia de bloqueo androgénico. Este abordaje tiene una alta eficacia (se estima en un 80%). Sin embargo, la duración del beneficio es limitada en el tiempo (mediana de 18-24 meses), progresando la mayoría de los pacientes a una situación denominada de “resistencia a la castración”. En este contexto, las diferentes opciones terapéuticas incluyen tratamientos que interfieren con el estímulo androgénico del crecimiento tumoral (tratamientos como abiraterona o enzalutamida), inmunoterapia (sipuleucel-T), radiofármacos como el Radium-223 y quimioterapia con taxanos (docetaxel y cabazitaxel), entre otros. La decisión terapéutica a adoptar en cada caso suele estar condicionada por la presencia o ausencia de síntomas, por el tiempo de doblaje del antígeno prostático específico (PSA) y por la distribución de la enfermedad metastásica (presencia o ausencia de metástasis viscerales versus sólo enfermedad ósea).
En general, como subraya el Dr. Javier Puente, “la mejora en el conocimiento de la biología tumoral de este tumor ha permitido el rápido desarrollo de una serie de tratamientos nuevos para el cáncer de próstata avanzado resistente a la castración, y otros tratamientos que están en fase de ensayos clínicos resultan prometedores”. Además, en el momento actual los esfuerzos se centran en conocer con más exactitud los mecanismos que subyacen en la progresión de la enfermedad, para poder ofrecer la mejor alternativa posible, así como en la búsqueda de factores predictivos de respuesta al tratamiento, han apuntado fuentes del Simposio de Revisiones en Cáncer.
Varios factores hacen presagiar un aumento de la incidencia del cáncer de próstata
Independientemente de la mejoría en las técnicas diagnósticas y progresos terapéuticos, que han elevado el número de casos detectados y el porcentaje de éxito terapéutico, lo cierto es que el cáncer de próstata representa el tumor más frecuente entre los varones, estimándose una incidencia anual de 27.800 casos (según el informe elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica), lo que supone una prevalencia a 5 años de más de 102.000 casos en España. Se ha producido un aumento de incidencia de forma progresiva del cáncer de próstata en los últimos años, y se prevé que aumente aún más en los siguientes; esto será así, según Puente, “por el envejecimiento de la población, con un aumento del riesgo acumulado, la acumulación de factores de riesgo, el descenso de los mecanismos de reparación celular; además, la mejora de las técnicas de detección precoz (“screening”) son capaces de detectar la enfermedad en estadios iniciales”.