Redacción Farmacosalud.com
Según publica el diario SEGRE, un centro de Atención Primaria (CAP) de la provincia de Lleida rechazó atender de urgencia a una anciana atendiendo a los criterios de programación de la Inteligencia Artificial (IA) empleada. La afectada, de 74 años de edad, tuvo que volver a casa con una posible otitis (infección del oído que cursa con dolor) sin que la viera ningún médico o enfermera. “La IA debe ser un facilitador para la toma de decisiones de nuestros profesionales sanitarios y, en este caso, aplicada a la gestión de la demanda, parece que los criterios relacionados con la edad de la paciente, el dolor y la posible complicación de la infección no fueron tenidos en cuenta. Si queremos hacer una atención centrada en las personas, no banalizar el sufrimiento del paciente y hacer una escucha activa para conseguir una atención más eficiente y con resultados, entendemos que esta manera de proceder no es el mejor ejemplo”, afirma Carina Escobar Manero, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP).

Autor/a: AndreyPopov
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De acuerdo con las explicaciones dadas por la Administración sanitaria catalana -y siempre según el diario SEGRE-, los algoritmos de programación de visitas y atención en urgencias usados en los CAPs buscan ‘optimizar el tiempo de nuestros profesionales’. Sea como fuere, en este caso en concreto padecer un fuerte dolor en un oído (posible otitis) no se consideró una urgencia en AP, según se deduce del algoritmo que, usado por el personal administrativo que atendió la petición de visita en urgencias realizada por la anciana, fue el que acabó decidiendo que se le denegase su acceso a los servicios de atención médica inmediata.
“Creo que la propia explicación del Instituto Catalán de la Salud (ICS) alude directamente a esta cuestión: ‘optimizar el tiempo de nuestros profesionales’… los servicios sanitarios deben estar centrados en dar respuesta a los pacientes con una gestión de los recursos eficiente, pero garantizando y velando por la salud de las personas, que es su fin”, comenta Escobar.
Tener en cuenta la edad del paciente, patologías crónicas, nivel de dolor…
La decisión de no atender a la mujer de edad avanzada se basó únicamente en el criterio de la aplicación informática de Programació per Motius [Programación por Motivos], que emplea tecnología de IA. Desde la gerencia de AP de la zona se asegura que el algoritmo de Programación por Motivos se usa en todos los centros de salud del ICS.

Carina Escobar Manero
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“Sin conocer el algoritmo en detalle y sólo en base a la descripción de este caso -sostiene la presidenta de POP-, considero que se debería garantizar que esta metodología computacional no trabaje únicamente con listados de síntomas o enfermedades para la gestión de la demanda de urgencias, sino que también tenga en cuenta indicadores como la edad del paciente, patologías crónicas que pueda tener, nivel de dolor, prevención de resistencias antimicrobianas… es decir, que consiga medir la fragilidad del enfermo y las potenciales complicaciones asociadas a cada persona”.
‘¿Qué puede saber un ordenador sobre lo que a mí me duele?’
La anciana tuvo que esperar a tener cita con su médico de cabecera al día siguiente para que le diagnosticaran una otitis y la trataran con antibióticos. Esta paciente se pregunta: ‘me dijeron que no me podían dar cita porque no entraba en el ordenador, pero ¿qué puede saber un ordenador sobre lo que a mí me duele?’
“Los pacientes, al igual que tenemos el deber de utilizar los recursos sanitarios con responsabilidad, tenemos derecho a ser atendidos, a ser informados y escuchados. Los administrativos tienen su función, pero en esta situación la comunicación y la barrera informática han privado a esta mujer de poder ser atendida por su médico”, apunta Escobar.
Llegados a este punto, quizás haya usuarios de la sanidad pública que se estén preguntando si, en la sanidad privada, también se aplican este tipo de algoritmos en urgencias, y, si se aplican, si también niegan la asistencia a alguien de avanzada edad al que le duele fuertemente el oído. “Tanto en la sanidad pública como en la privada se utilizan sistemas de gestión de la demanda y triajes… hay que tener en cuenta que cada vez somos más pacientes -y más complejos- los que hacemos uso de los sistemas sanitarios. Lo importante es que, cuando se desarrollen estas aplicaciones de IA, se tengan en cuenta todas las dimensiones de la persona y que se tenga claro que la Inteligencia Artificial es una tecnología que aporta información complementaria que facilita el trabajo, pero que no debe limitar la adaptación de la decisión a la petición del paciente”, remarca.