Redacción Farmacosalud.com
La Dra. Yolanda Gilaberte ha sido elegida como nueva presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) en el transcurso del 49º Congreso Nacional de esta sociedad médica. A su juicio, de entre los temas más destacados que se han debatido en la reunión científica figura la reciente aprobación de tres nuevos tratamientos para la dermatitis atópica, dos inhibidores de la vía JAK y un anticuerpo monoclonal frente a la interleucina 13. “Por otro lado, ya se está vislumbrando la aprobación de nuevas terapias para la alopecia areata, que es una patología muy huérfana”, comenta Gilaberte.
Otra de las cuestiones que se han abordado en la cita congresual gira en torno al brote de viruela del mono y las posibles secuelas dermatológicas vinculadas a esta infección. “Lo más probable” es que la enfermedad no deje cicatrices en la piel, “salvo en determinados casos graves” en los que la lesión generada “vaya asociada a necrosis o destrucción”, señala la nueva presidenta de la AEDV, quien se muestra igualmente preocupada por el aumento de casos de sarna detectados en España: “si bien es una enfermedad que no mata, la verdad es que ya estamos viendo casos grupales en los que la dolencia va pasando de unos a otros dentro de una misma familia. Es una patología en la que existe un sufrimiento producido por un picor constante”, recuerda la Dra. Gilaberte.
-Usted es la primera mujer que preside la AEDV, sociedad médica que fue fundada en 1909 y que, siendo una de las organizaciones científicas más antiguas de España, actualmente agrupa a 2.800 dermatólogos. ¿Por ser mujer, el reto de comandar la AEDV es mayor, o igual que si el presidente fuera un hombre?
Me gustaría pensar que el reto es el mismo, independientemente de que la persona que asume la presidencia sea hombre o mujer. Siempre he creído que un cargo o cualquier puesto de responsabilidad lo tiene que desarrollar la persona idónea, con independencia de su género. Lo que pasa es que sí que es verdad que hay más cargos directivos ocupados por varones que por mujeres, por las razones que sean. Pero de cara al desempeño de las funciones directivas, no debe haber diferencias por cuestión de género.
-¿Qué objetivos se ha marcado al frente de esta sociedad médica?
Aunque parezca una especie de obviedad, yo creo que, a ojos de la población general, hay que posicionar al dermatólogo como líder en el abordaje de las enfermedades de la piel, como el profesional que preserva la salud cutánea. Y, de puertas adentro, de cara al dermatólogo, procuraremos que los asociados vean la AEDV como la principal fuente para formarse y su principal apoyo para investigar, innovar y desenvolverse en la práctica clínica. También queremos que vean la AEDV como una organización que los defiende en caso de que tengan que enfrentarse a algún conflicto o problema.
-La Asamblea General de la AEDV ha aprobado su Código Ético y de Buen Gobierno.
Este Código Ético pretende ser un documento de establecimiento de las normas de conducta de los miembros de la Junta y de las personas que están implicadas en las secciones territoriales, en los grupos de trabajo de nuestra sociedad. Asimismo, es un código que regula la transparencia en la realización de las guías clínicas.
-Su nombramiento ha tenido lugar en el transcurso del 49º Congreso Nacional de la AEDV, celebrado recientemente en Málaga. ¿Qué avance debatido durante la celebración de la reunión destacaría?
Ha habido novedades en todos los ámbitos, si bien las más llamativas son las terapéuticas. Por ejemplo, ahí está la autorización concedida el pasado mes de abril para el uso en España de tres nuevos tratamientos para la dermatitis atópica (DA): dos son inhibidores de la vía JAK, que es una vía molecular que ya se emplea en otras patologías como las artritis, pero que para los dermatólogos sería la primera indicación de estos medicamentos, que son muy eficaces. Y también se ha autorizado la utilización de un anticuerpo monoclonal frente a la interleucina 13 (IL-13). El hecho de disponer de tres fármacos más ayuda mucho a los afectados por la enfermedad, sobre todo teniendo en cuenta que en DA hay diferentes fenotipos de pacientes y que, por ello, a algunos les va bien unos tratamientos y a otros no, y viceversa.
Por otro lado, ya se está vislumbrando la aprobación de nuevas terapias para la alopecia areata, que es una patología muy huérfana. También se han conocido avances para el diagnóstico de enfermedades y novedades en aspectos relacionados con la Inteligencia Artificial (IA) y la teledermatología. Asimismo, se ha debatido acerca de afecciones que actualmente están creciendo mucho como la sarna (escabiosis) o las ITSs (infecciones de transmisión sexual), y se ha abordado el brote de viruela del mono.
-La inmunoterapia y el diagnóstico por IA están aumentando la esperanza de vida de los pacientes con cáncer de piel. ¿La gente de a pie, por su parte, está realmente concienciada de que hay que protegerse de los rayos solares como prevención contra este cáncer?
En mi opinión, la población cada vez está más concienciada y cada vez está haciendo las cosas mejor con respecto a este tema. Lo que ocurre es que a menudo es difícil reconocer el riesgo que uno mismo corre, o lo que es lo mismo, contestarse uno mismo a la pregunta ‘¿cuál es mi riesgo de tener cáncer de piel?’. Estando, simplemente, un poco atentos a lo que pasa en nuestra piel ayuda a los dermatólogos a realizar diagnósticos precoces, y eso ya es mucho.
De cara a la fotoprotección, se trata de intentar disfrutar del sol -hacer actividad al aire libre es algo bueno- pero con sentido común. En otras palabras: en cuanto a prevención secundaria, cada uno debe estar alerta con respecto a su piel y, si aparece alguna lesión que sea extraña, debe ser motivo de consulta; más vale consultar por algo que en realidad no tenga importancia que dejar pasar algo que realmente la tenga. En relación a la prevención primaria, creo que, como acabo de decir, la gente cada vez está más concienciada y cada vez actúa mejor. En estos comportamientos debe guiarnos el sentido común, es decir, disfrutar del aire libre pero sin buscar el bronceado exponiéndonos excesivamente al sol y sin la protección adecuada.
-Volvamos a la viruela del mono a la que usted aludía… ¿qué repercusiones dermatológicas puede tener esta afección? ¿Puede dejar cicatrices de por vida derivadas de las ampollas y pústulas?
Todavía sabemos poco acerca de las posibles secuelas dermatológicas. Por ahora, se ha elaborado un protocolo por parte del Ministerio de Sanidad en el que han participado diferentes sociedades científicas, entre ellas la AEDV, para ayudar a reconocer los signos y síntomas de la patología. Lo más probable es que no, que no dejen esas señales en la piel, salvo en determinados casos graves en los que la lesión vaya asociada a necrosis o destrucción. Si las lesiones son un poco profundas y se hacen necróticas o negras, quizás puedan dejar alguna marca. En principio no deberían dejar cicatrices, pero es posible que en algún caso extremo sí las dejen.
-Otro tema mencionado anteriormente remite al aumento de casos de sarna registrado en España. ¿Hasta qué punto preocupa el incremento de la escabiosis?
Preocupa mucho porque, si bien es una enfermedad que no mata, la verdad es que ya estamos viendo casos grupales en los que la dolencia va pasando de unos a otros dentro de una misma familia. Es una patología en la que existe un sufrimiento producido por un picor constante. Parece que incluso la sarna se esté haciendo resistente a los tratamientos que utilizamos. Preocupa también el control epidemiológico que ahora no estamos teniendo de esta enfermedad. La escabiosis no es una afección de declaración obligatoria y, salvo los brotes que puedan darse en instituciones como por ejemplo residencias de ancianos, Salud Pública no dispone de una notificación de todos los casos.
-¿En qué se ha avanzado en el conocimiento de las repercusiones cutáneas asociadas al COVID-19?
Lo más novedoso que se ha conocido son las lesiones asociadas a la vacuna frente al coronavirus SARS-CoV-2: las más frecuentes son inflamación en el punto de la inyección, reactivación de algunas viriasis como el herpes zóster, y erupciones parecidas a las que puede causar el propio COVID-19, como lesiones máculo-papulosas, de tipo sabañón, etc.