Redacción Farmacosalud.com
Introducción
La enfermedad renal crónica (ERC) es una enfermedad de larga duración que se produce por una reducción de la función renal. Hay procesos agudos que reducen, temporalmente, la capacidad de filtración renal, por eso para que se considere que está instaurada una ERC esta reducción debe detectarse, al menos, durante 3 meses. La ERC suele pasar sin causar síntomas evidentes durante bastante tiempo, de manera que cuando se diagnostica puede estar en una fase avanzada. Se puede detectar en fases tempranas a través de análisis de sangre y de orina.
La evolución de una ERC puede conducir a una insuficiencia renal, en la que los riñones pierden la mayor parte de su capacidad de funcionamiento y se hace indispensable el tratamiento mediante diálisis para conseguir depurar la sangre o incluso un trasplante de riñón.
La hipertensión arterial (HTA) y la diabetes se consideran las principales causas de la ERC. La HTA está en el origen de más del 25% de los casos de ERC y la diabetes es responsable de más del 30% de los casos. La afectación de los vasos sanguíneos que produce la hipertensión es la causa de que los riñones pierdan parte de su función. Por eso a veces se denomina a la hipertensión como la "enfermedad silenciosa" porque sin control termina por afectar a muchos órganos. La diabetes también provoca afectación de los vasos sanguíneos y, una de las consecuencias es que produce ERC. Además existen otras causas como la afectación de los glomérulos renales y otras aun desconocidas.
Es fundamental controlar adecuadamente la hipertensión arterial y mantener dentro de la normalidad las cifras de azúcar en sangre (glucemia). Para ello el paciente que ha sido diagnosticado de hipertensión arterial debe adoptar las medidas y seguir los tratamientos indicados para mantener sus cifras bajo control, igualmente las personas diagnosticadas de diabetes deben ser conscientes de seguir su tratamiento, dado que superar las cifras de glucemia provocará daños irreversibles en diversos órganos.
Síntomas
Muchas personas que padecen ERC no manifiestan ningún síntoma, debido a que el organismo puede seguir funcionando con aparente normalidad aunque los riñones pierdan parte de sus funciones. La función renal puede llegar a mantenerse incluso con un solo riñón funcionante.
Por eso no es infrecuente detectar una ERC en un análisis rutinario de sangre o de orina. Pero cuando los riñones siguen perdiendo función y la ERC progresa hacia una insuficiencia renal, y una vez establecida, los signos y síntomas comienzan a ser evidentes; entre ellos se incluyen:
-Inapetencia
-Sensación de malestar general y fatiga
-Dolores de cabeza
-Picazón generalizada (prurito) y resequedad de la piel
-Náuseas
-Pérdida de peso
-Hipertensión Arterial
-Mal Aliento
-Vómitos (frecuentes por la mañana)
-Hinchazón de pies y manos (debido al líquido acumulado por la falta de capacidad de filtrado de los riñones)
-Necesidad de orinar durante la noche (debido a la posición horizontal, parte de los líquidos que mantenían hinchadas las partes inferiores del cuerpo vuelven al torrente sanguíneo)
-En determinados grados de insuficiencia renal, se puede producir disfunción eréctil en los hombres lo que puede dificultar las relaciones sexuales.
En estados más avanzados o graves puede aparecer un síndrome urémico que incluye: manifestaciones digestivas, neurológicas y cardiovasculares y cambios en los iones y pH de la sangre que pueden requerir tratamiento con diálisis.
Causas y Factores de riesgo
-Diabetes mellitus: la causa más frecuente de IRC en los países desarrollados. Se produce afectación renal a partir de los 10 años de evolución de la diabetes, aunque se manifiesta clínicamente a los 20 años.
-Hipertensión arterial: produce una sobrecarga de presión en todo el árbol vascular, ante lo cual los vasos responden fortaleciendo su capa muscular. En el riñón se produce un engrosamiento de la pared de los vasos con disminución de su calibre, dando lugar a isquemia renal, y, por otro lado, se produce una hiperpresión glomerular que somete a un excesivo trabajo al glomérulo.
-Glomerulonefritis: consisten en una afectación glomerular acompañada de afectación vascular e intersticial renal en algunos casos. Clínicamente suelen manifestarse con proteinuria, hematuria y deterioro lento o rápido de la función renal (de días a años).
-Nefritis tubulointersticiales: procesos que afectan de forma predominante al intersticio -una de las zonas del riñón- con destrucción de túbulos y vasos, lo cual da lugar a una isquemia y atrofia renal.
Diagnóstico
Cuando una persona se encuentre entre los grupos de riesgo de desarrollar una ERC, es importante que se someta, periódicamente, a análisis de sangre y orina que permitan detectar la enfermedad con prontitud. El médico, mediante la historia clínica y la exploración física, valorará los signos y síntomas que puedan estar relacionados con esta enfermedad y le hará las pruebas necesarias para su diagnóstico completo.
Deberán realizar controles periódicos, las personas que estén incluidas en alguno de los siguientes grupos:
- Las personas que padecen HTA.
- Las personas que padecen diabetes.
- Las personas que toman regularmente fármacos nefrotóxicos.
- Las personas con enfermedades cardiovasculares.
- Las personas con alguna enfermedad renal, infecciones renales repetidas o con cólicos nefríticos más o menos numerosos.
- Las personas con antecedentes familiares de ERC o con enfermedades renales hereditarias.
- Las personas con enfermedades autoinmunes sistémicas.
- Las personas en las que se haya detectado, en algún examen previo, la presencia de sangre en la orina (hematuria) o de proteínas en la orina (proteinuria), sin que respondieran a un diagnóstico claro.
Tratamiento
Además de la enfermedad renal primaria, hay otros factores que influyen en la progresión de la insuficiencia renal crónica, como la hipertensión arterial no controlada, las infecciones urinarias, la obstrucción de la vía urinaria, y la ingestión importante de analgésicos, entre otros. La insuficiencia renal crónica no tiene curación en la actualidad y, en general, la enfermedad avanza aunque se mantengan bajo control los factores mencionados. Es importante iniciar el tratamiento de la insuficiencia renal precozmente con el fin de evitar complicaciones, prever secuelas a largo plazo y ralentizar en la medida de lo posible la progresión de la enfermedad (protegiendo la función renal residual).
El tratamiento de la insuficiencia renal crónica, por lo tanto, se orientará a:
-Intentar neutralizar el daño existente en el momento del diagnóstico.
-Evitar los factores asociados a la insuficiencia renal, que puedan provocar y potenciar las lesiones renales anteriormente citadas.
-Evitar los factores que provocan esclerosis glomerular, como el exceso de proteínas y la hiperglucemia y, de esta manera, retrasar la evolución de la enfermedad.
-Ir tratando los síntomas y afecciones que aparezcan a medida que progresa la insuficiencia renal.
Tratamiento sustitutivo de la función renal
Permite la supervivencia cuando la función renal aun con las medidas anteriormente indicadas es prácticamente inexistente y el paciente presenta síntomas de deterioro avanzado.
Existen diferentes opciones de tratamiento y todas tienen ventajas e inconvenientes. Es el propio paciente, junto a su familia, y con la ayuda de los profesionales sanitarios que le proporcionan información adecuada, quien elige la modalidad que mejor se adapta a su vida, sus preferencias y sus condiciones personales.
Hemodiálisis
Es una técnica de depuración extracorpórea que consiste en poner en contacto, a través de una membrana semipermeable, la sangre con un líquido que contribuye a que se depure y se desprenda del agua excedente y de los solutos urémicos (toxinas que se acumulan como consecuencia de la disminución del filtrado glomerular). Suele practicarse tres veces por semana durante 3-5 horas por sesión, dependiendo del paciente y su situación individual.
Antes de comenzar la hemodiálisis se requiere la preparación de un acceso vascular, es decir, la preparación del sitio desde donde se sacará la sangre para dirigirla a la máquina de diálisis y donde volverá una vez depurada. Para ello, es necesaria una pequeña intervención quirúrgica generalmente en el antebrazo. Lo más habitual es que se cree una fístula uniendo una arteria con una vena, lo que origina un vaso de gran calibre desde donde se puede sacar y meter sangre fácilmente. Con menos frecuencia se implanta un injerto artificial entre una arteria y una vena o, rara vez, se utilizan catéteres directamente a la vena.
Habitualmente las fístulas se pueden utilizar durante muchos años sin problemas, sin embargo, existe un pequeño riesgo de complicaciones, como infecciones, trombosis, hemorragias, etcétera, que pueden llegar a ser importantes.
Diálisis peritoneal
En la diálisis peritoneal la eliminación de toxinas y de líquido se produce a través de la membrana del peritoneo. Requiere una cavidad peritoneal íntegra con necesidad de la implantación de un catéter de diálisis peritoneal para introducir líquido de diálisis dentro del abdomen. Es una diálisis continua, requiriendo el recambio del líquido de diálisis peritoneal tres o cuatro veces al día.
Realización de un Trasplante
-Donante fallecido.
-Compatibilidad de grupo sanguíneo e inmunológica.
-Selección del receptor (edad, tiempo en diálisis, situación clínica).
-Preparación de receptor.
-Cirugía.
-Control postoperatorio inmediato (UCI).
-Control postoperatorio tardío (planta).
-Seguimiento en consulta.
Consejos y Prevención
Es necesario prevenir y tratar todas aquellas afecciones que puedan provocar el daño renal para evitar o retrasar la aparición de una insuficiencia renal crónica. El control de la hipertensión arterial, con la medicación adecuada y unos hábitos de vida sanos (dieta equilibrada y sin sal, ejercicio físico regular y abstención de fumar) es fundamental, tanto para prevenir el desarrollo de patologías renales, como para evitar la progresión del daño renal cuando ya se ha instaurado la enfermedad.
-Los diabéticos deben vigilar los niveles de azúcar en sangre y la presión arterial, porque la diabetes es la principal causa de fallo renal crónico.
-Las personas que padezcan hipertensión arterial o diabetes, o cualquier enfermedad sistémica que pueda perjudicar a los riñones, deben seguir controles médicos periódicos de estas patologías y, además, evaluar regularmente su función renal.
-No se deben emplear medicamentos sin consultar previamente con un médico, porque podrían dañar al riñón.
-Para mantener en buen estado la salud de los riñones es importante seguir una dieta equilibrada, beber diariamente entre 1,5 y 2 litros de agua, reducir al mínimo el consumo de alcohol, y realizar ejercicio físico con regularidad.
-Dejar el tabaco ya que fumar aumenta la frecuencia cardiaca y por consiguiente se incrementa también la presión arterial dañando los vasos sanguíneos. Esto genera que no llegue suficiente sangre a los riñones.
-Realizar un examen de orina y sangre según indicación médica. Es una forma de vigilar la salud de los riñones y detectar a tiempo la enfermedad renal crónica.
-Evitar el estrés manteniendo una vida social y familiar activa. El estrés facilita el inicio de enfermedades como la hipertensión arterial y diabetes que son causa de la enfermedad renal crónica.
Enlaces Recomendados
http://alcer.org/la-fundacion-renal-alcer/
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/