Dra. Dolores Moreno / Dra. Monserrat Graell / Redacción Farmacosalud.com*
La diferencia de la percepción entre la silueta percibida y la deseada se ha definido como insatisfacción con la imagen corporal (IMCO)[1]. La imagen corporal es una representación mental de la figura corporal en su forma y tamaño. Por tanto, es el conjunto de pensamientos, emociones y percepciones que tenemos respecto a nuestro cuerpo. Está influida por factores históricos, culturales, sociales, individuales y biológicos que pueden variar a lo largo del tiempo. La insatisfacción corporal es una condición psicológica presente con más frecuencia en algunas etapas de la vida (infancia y adolescencia), y especialmente en mujeres. Esta condición se considera un factor que aumenta el riesgo de sufrir trastornos de alimentación y trastornos afectivos, especialmente si se asocia a otros factores de riesgo como perfeccionismo, autoestima baja o ambientes familiares y sociales muy críticos con la imagen.
“Si la insatisfacción corporal provoca sufrimiento psíquico (ansiedad, pensamientos obsesivos acerca del cuerpo) o comportamientos disfuncionales (ej. ejercicio excesivo, restricción de alimentos), se considera un síntoma que probablemente puede formar parte de un trastorno mental”, explican la Dras. Dolores Moreno, presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (AEPNyA), y Monserrat Graell Berna, presidenta de la Asociación Española para el Estudio de los Trastornos de Conducta Alimentaria (AETCA).
El desarrollo de la imagen corporal es un proceso continuo, dinámico y prolongado que comienza partir de los 5-6 años, continúa en la edad escolar y alcanza su máximo desarrollo en la adolescencia cuando factores biológicos (hormonales, importantes cambios corporales), psicológicos (identidad personal, seguridad) y sociales (comparación, competencia e imitación con el grupo de iguales) influyen a la vez y de manera decisiva en la configuración de la imagen corporal más estable. “Sin embargo, a lo largo de la vida y por la influencia de la maduración y estabilización del psiquismo (pensamiento y emociones), sabemos que mejora la imagen corporal, disminuyendo la insatisfacción”, apuntan ambas facultativas.
Los problemas con la imagen pueden empezar incluso a partir de los 7 años de edad
La etapa más vulnerable para sufrir IMCO es la adolescencia por los factores intercurrentes en esa etapa antes mencionados. Sin embargo, en algunos niños de edad escolar (7-12 años) con algunos factores de riesgo tanto personales (ansiedad elevada, ánimo bajo, perfeccionismo) como ambientales (ambientes familiares y/o sociales que inciden en la importancia de la imagen o el peso en la valoración personal) puede observarse un alto grado de insatisfacción corporal, y más que eso, puesto que esos menores tienen miedo a convertirse en obesos y ser diferentes del resto de sus compañeros. “Algunas actividades deportivas donde el peso bajo es un valor que influye en el rendimiento pueden ser de riesgo a edades tempranas”, subrayan las Dras. Moreno y Graell.
La cantidad de niños demasiado preocupados por su imagen corporal va en aumento (…) Las niñas parecen estar más preocupadas por su aspecto físico en comparación con los niños[2]. “Efectivamente -corroboran-, la insatisfacción corporal e incluso la sobrestimación del tamaño corporal es mayor en mujeres que en hombres; incluso independientemente del peso corporal que tengan, las mujeres tienen peor valoración y aceptación de su cuerpo que los hombres.
“Para las chicas existe un alto grado de recompensa psicológica (personal) y probablemente social al tener una figura delgada, dados los modelos socio-culturales actuales que tienen una escasa tolerancia a la diversidad corporal y ‘premian’ la delgadez y la asocian al éxito especialmente -aunque no únicamente- en mujeres. Además, la insatisfacción corporal está asociada a conductas de ‘hacer dieta’ desde edades tempranas. Esta relación es aprendida fácilmente, ya que está presente en las familias y también en los medios de comunicación y la publicidad. En hombres, el modelo estético cultural actual está más en relación a la musculatura”, refieren las presidentas de AEPNyA y AETCA.
“El IMC es un factor importante en la insatisfacción corporal, pero no el único”
El índice de masa corporal (IMC) es un factor asociado a la insatisfacción con la imagen corporal. Los adolescentes con mayor índice de masa corporal y del sexo femenino son los más susceptibles a sentirse insatisfechos[3]. Según las expertas, “el IMC es un factor importante en la insatisfacción corporal, pero no el único. Los sujetos con rasgos de temperamento tipo perfeccionismo (especialmente el componente de autoexigencia personal) y que son ansiosos (inseguridad, miedo) o dependientes (necesidad de agradar a los demás de forma continua) se asocian también a un reconocimiento, evaluación y valoración corporal negativa. Por supuesto, crecer y desarrollarse en un ambiente con malos hábitos de alimentación y de actividad física, intolerante a la diversidad corporal y que considera como un gran valor personal la delgadez, influye de manera potente en la aparición de la insatisfacción”.
Las conversaciones de los padres sobre el cuerpo de otra persona pueden despertar en los niños interés por su propio cuerpo[4]. De hecho, el ambiente familiar influye de forma potente en el desarrollo de la imagen corporal, tanto si ejerce como factor protector como si actúa como factor de riesgo. Así, “depende de la familia desarrollar una imagen corporal positiva”, por lo que deben evitarse situaciones como “hacer comentarios negativos frecuentes acerca de tu propio cuerpo, hacer comentarios sobre su propio cuerpo o el peso”, comentan Moreno y Graell. De acuerdo con ambas especialistas, “debe hablarse de los alimentos en relación a la salud y no al peso… los padres supervisan la alimentación no para evitar el sobrepeso, sino para que sus hijos estén fuertes y saludables”.
Llegados a este punto, parece evidente que los padres deben hablar con los hijos acerca de los modelos estéticos o las personas que tienen como valor primordial el peso y la figura, enseñando como primera y más importante lección que “las personas tienen valor por sus características personales, independientemente del peso corporal” que presenten, afirman las Dras.
Cada vez se acentúa más la preocupación de los adolescentes en cuanto a la necesidad de perfección de su aspecto físico, como consecuencia de la presión social que se ejerce desde todos los ámbitos relacionados con el individuo (…) Esta presión que ejerce la sociedad sobre sus miembros se manifiesta sobre todo en nuestra cultura occidental, en la que priva un modelo estético corporal delgado. Ello conduce a un aumento de los trastornos de la conducta alimentaria[5]. El IMCO se relaciona con comportamientos como hacer dieta y perder peso y, por tanto, incide en las personas genéticamente vulnerables ante el riesgo aumentado de sufrir trastornos de alimentación (anorexia, bulimia o trastorno por atracón).
También la insatisfacción corporal se relaciona con trastornos del estado de ánimo tipo depresiones y dificultades en la construcción del autoconcepto y de la autovaloración. Un elemento muy importante de la autoestima y el autoconcepto personal está constituido por la imagen corporal.
Fomentar la aceptación y la tolerancia acerca de la diversidad corporal
Para evitar problemas derivados de la imagen corporal en niños y adolescentes, la intervención debe ser, en primer lugar, preventiva, es decir, debe partir de los adultos al cargo del desarrollo de los niños -la familia, escuela y también la sociedad-. En este sentido -argumentan Moreno y Graell-, “debemos fomentar una imagen corporal positiva a través de la aceptación y tolerancia de la diversidad corporal, es decir, hay que protegerles o enseñarles a vivir en una cultura de fatfobia en medios, redes sociales, mensajes publicitarios…”
Si la insatisfacción corporal o la distorsión de la imagen corporal forma parte de un trastorno tipo trastorno de alimentación, el problema debe ser abordado específicamente en el marco de un tratamiento multimodal, contemplándose para ello una intervención nutricional, médica, psicoterapéutica y familiar. “La alteración de la imagen corporal es de los síntomas que más tardan en desaparecer a lo largo de la evolución de los trastornos de alimentación”, advierten. El tratamiento específico de la alteración de la imagen corporal es psicoterapéutico con técnicas cognitivo-conductuales adaptadas y encaminadas a modificar comportamientos y actitudes alteradas respecto al cuerpo. Entre esas alteraciones figuran la evitación de exposición social del cuerpo, los pensamientos distorsionados acerca del cuerpo y las emociones negativas generadas por la insatisfacción corporal.
Realidad virtual y Body Project, nuevas herramientas terapéuticas
El tratamiento de la insatisfacción con la imagen corporal en niños y adolescentes ha contado en los últimos años con una novedad importante, como es “la incorporación de la realidad virtual -generación de ambientes tridimensionales interactivos que pueden evocar sensaciones y percepciones reales respecto al cuerpo- a las intervenciones terapéuticas dirigidas a modificar la alteración de la imagen corporal”, sostienen las Dras. Moreno y Graell, quienes agregan que la nueva estrategia ha dado “buenos resultados”.
En relación a la prevención cabe destacar el Body Project, que es una intervención grupal para la aceptación corporal basada en la teoría de la disonancia cognitiva. El Body Project está diseñado para ayudar a mujeres a partir de la adolescencia a soportar y combatir aquellas presiones culturales que persiguen el ideal de delgadez. Según las expertas, “la reducción de la internalización del ideal de delgadez (ser críticos con este ideal de delgadez cultural) mejorará la satisfacción corporal y el estado de ánimo, reduciendo así las conductas de dieta y otros síntomas alimentarios”.
* En las gestiones para elaborar el artículo ha colaborado la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP)
Referencias
1. Jiménez-Flores P., Jiménez-Cruz A., Bacardí-Gascón M. ‘Insatisfacción con la imagen corporal en niños y adolescentes: revisión sistemática’. Nutr. Hosp. [Internet]. 2017 Abr [citado 2019 Feb 27] ; 34( 2 ): 479-489. Difusión online Scielo http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112017000200479
2. Gil Guerrero S. ‘Niños demasiado preocupados por su imagen corporal’. 2018. www.guiainfantil.com. https://www.guiainfantil.com/educacion/autoestima/ninos-demasiado-preocupados-por-su-imagen-corporal/
3. Trejo Ortiz PM., Castro Veloz D., Facio Solís A., et al. ‘Insatisfacción con la imagen corporal asociada al Índice de Masa Corporal en adolescentes’. Rev Cubana Enfermer [Internet]. 2010 Dic [citado 2019 Feb 27] ; 26( 3 ): 150-160. Difusión online Scielo http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03192010000300006
4. León MP., González-Martí I., Fernández-Bustos JG., Contreras O. ‘Percepción del tamaño corporal e insatisfacción en Niños de 3 a 6 años:una revisión sistemática’. Anales de psicología, 2018, vol. 34, nº 1 (enero), 173-183http://dx.doi.org/10.6018/analesps.34.1.275931. Scielo: http://scielo.isciii.es/pdf/ap/v34n1/0212-9728-ap-34-01-00173.pdf
5. López Pérez A., Solé Burgos À., Cortés Moskowich I. ‘Percepción de satisfacción – insatisfacción de la imagen corporal en una muestra de adolescentes de Reus (Tarragona)’. BIBLID [1137-439X (2008), 30; 125-146]. Difusión online: http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/zainak/30/30125146.pdf