Redacción Farmacosalud.com
Los índices de colesterol ‘malo’ (LDL) de aquellas personas que han sufrido un infarto y que tienen un estatus socioeconómico medio-bajo podrían verse minimizados gracias a un novedoso protocolo en el que el control médico a distancia ha permitido lograr mejoras del 40% en el cumplimiento de los niveles de LDL. Aunque los investigadores no conocen con detalle el nivel de vida de los participantes en el programa, sí se puede llegar a deducir que, como dicho programa se ha llevado a cabo en el Hospital del Mar de Barcelona, cuya zona de referencia presenta esos condicionantes de renta, los principales beneficiarios del protocolo serían pacientes con un perfil socioeconómico medio-bajo.
De hecho, no se ha discriminado en cuanto a características de los pacientes (ni tan siquiera por edad) a la hora de incluirlos en el protocolo. Así las cosas, la mejoría en los niveles de colesterol “se aprecia en todos los grupos. En la zona de referencia de nuestro hospital el estatus socio-económico medio es medio-bajo”, explica a www.farmacosalud.com la Dra. Sonia Ruiz Bustillo, cardióloga coordinadora de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital del Mar.
“El problema de sufrir un infarto es que multiplica las posibilidades de sufrir otro”
El control de los niveles de colesterol (lipoproteína de baja densidad LDL, conocida popularmente como colesterol ‘malo’) después de sufrir un infarto es básico para reducir el riesgo de padecer un segundo episodio cardíaco. Pero sólo 3 de cada 10 pacientes lo consigue (según datos de la encuesta EUROASPIRE, realizada en una veintena de países europeos). Por este motivo, el equipo del Servicio de Cardiología del mencionado centro hospitalario ha analizado un nuevo programa para el seguimiento a distancia de la evolución de los pacientes. De momento, los resultados demuestran la utilidad de la iniciativa, puesto que ha llevado el cumplimiento de los niveles de lípidos (nivel de colesterol ‘malo’ en la sangre de 70 mg/DL o inferior) hasta el 75%, lo que supone un incremento del 40%.
“El problema de sufrir un infarto es que multiplica las posibilidades de sufrir otro, porque existe una enfermedad cardíaca establecida”, señala la Dra. Ruiz Bustillo a través de un comunicado del Hospital del Mar. Por lo tanto, iniciar en seguida un proceso de seguimiento y de rehabilitación cardíaca es básico para mantener bajo control los factores de riesgo. “Hay que prevenir que esta enfermedad no se continúe desarrollando. Se hace un gran esfuerzo en el momento del infarto, que no sirve de nada si no se hace un control de estos factores de riesgo cardiovascular”, advierte.
Un 10% de los pacientes no acuden a los controles analíticos solicitados
“A pesar de nuestros intentos educativos sobre la importancia del control de los factores de riesgo, detectamos que aproximadamente un 10% de los pacientes (infartados) no acuden a los controles analíticos solicitados. En este grupo creo que no podemos mejorar los resultados, si bien es importante seguir insistiendo de manera crónica. El resto de los pacientes, en este análisis, ha mostrado una muy buena adherencia al tratamiento (creemos que como consecuencia de las acciones educativas por parte de Enfermería sobre las características crónicas de la enfermedad y la relevancia de la prevención)”, expone la Dra. Ruiz Bustillo.
El nuevo protocolo establece que los pacientes, a la hora de recibir el alta hospitalaria, ya tienen programada una analítica de seguimiento al cabo de seis semanas de haber padecido el infarto. En caso de que los resultados no sean satisfactorios, los pacientes reciben una llamada y se ajusta el tratamiento. Todo ello a distancia y sin necesidad de que los enfermos se desplacen al centro hospitalario. El programa, que se empezó a aplicar en noviembre del 2017, ha permitido estudiar la evolución de 125 pacientes, de los cuales, tres meses después, el 75% presentaban unos niveles de colesterol dentro de los objetivos recomendados. El análisis al año muestra un ligero descenso de esta cifra, hasta al 64%, “que a pesar de que tenemos que intentar mejorar en el futuro”, apunta la experta, está muy por encima de la media en estos casos.
Orientación sobre la medicación, la actividad física y los signos de alarma
Los pacientes tratados en el Hospital del Mar por un infarto entran de forma automática dentro de un programa de rehabilitación cardíaca que prevé el control de los factores de riesgo (hábitos de vida, alimentarios y ejercicio físico), al que se añade el nuevo protocolo de seguimiento. En este protocolo intervienen cardiólogos, personal de Enfermería y médicos rehabilitadores y fisioterapeutas, con el objetivo de conseguir alejar el peligro de que se produzca un segundo episodio cardíaco.
Durante su estancia en el centro, los enfermos tratan de llegar a la condición física necesaria en vista del alta hospitalaria que recibirán. A la vez, se les ofrece orientación sobre la medicación que tendrán de tomar, la actividad física que pueden realizar y los signos de alarma que deben tener en cuenta, así como los hábitos de vida que tendrán que cambiar para controlar los factores de riesgo. En una segunda fase, ya fuera del hospital, se refuerza la educación sanitaria con sesiones informativas en grupo impartidas por médicos, enfermeras y fisioterapeutas. Esta parte del programa dura cuatro semanas. Durante las siguientes cinco semanas, el paciente empieza un programa de entrenamiento en la sala de terapia, adecuado a sus posibilidades y dirigido por personal cualificado. Al acabar, se le ofrecen las pautas de actividad física y se determina el seguimiento a distancia. Todo ello tiene un efecto beneficioso en la calidad de vida del enfermo y en la disminución de la mortalidad.
La Dra. Ruiz Bustillo destaca los beneficios de este control, si se tiene en cuenta que aproximadamente una tercera parte de los pacientes abandonan el tratamiento y que este porcentaje mejora significativamente con protocolos de rehabilitación cardíaca. “Hay un problema preocupante a la hora de obtener las cifras-objetivo de control de los factores de riesgo”, apunta. “Pasa por muchos motivos, a veces los profesionales médicos no optimizamos el tratamiento. Por ello, hay que establecer protocolos y trasladar al personal sanitario la importancia del control de estos factores de riesgo”, subraya la cardióloga.
En cuanto a la posibilidad de que el sistema de seguimiento a distancia pudiera servir para mejorar el cumplimiento anticolesterol en pacientes que no han tenido un infarto pero que presentan altos niveles de LDL, la facultativa matiza que “el perfil de los pacientes en prevención primaria es diferente y no tenemos evidencia de que una actuación tan intensiva (con uso intensivo de personal sanitario) sea precisa”. Además, los valores objetivo de LDL en prevención primaria que se aconsejan en las guías de práctica clínica “son bastante más altos y fáciles de conseguir. Sin duda, realizar acciones educativas que hagan comprender mejor la naturaleza preventiva del tratamiento siempre es de gran ayuda”, sostiene Ruiz Bustillo.