Redacción Farmacosalud.com
El Hospital Universitario Infanta Leonor (Madrid) es el primer centro hospitalario de España que implanta una nueva generación de marcapasos sin cables y de tamaño reducido mediante un abordaje alternativo, el acceso yugular (en la zona del cuello). Se trata de una novedosa técnica que obtiene éxitos del 100% y, además, sin dejar cicatriz alguna en la piel del enfermo. El marcapasos es, actualmente, la forma más habitual de tratar alteraciones en la frecuencia cardíaca y bloqueos auriculoventriculares. Este tipo de dispositivos envían impulsos eléctricos al corazón y con ello ayudan a restablecer el ritmo normal cardiaco, al tiempo que alivian los síntomas que puedan sufrir los pacientes. En España, casi 40.000 personas reciben esta clase de implante cada año.
Cuando se produce un bloqueo aurículoventricular, las señales eléctricas entre las cámaras del corazón (las aurículas y los ventrículos) dejan de estar coordinadas. El tratamiento habitual para este trastorno es la implantación de un marcapasos, ingenio que sincroniza la actividad eléctrica de las aurículas y los ventrículos. Al culminarse este proceso terapéutico, denominado sincronía auriculoventricular, los pacientes logran un mayor flujo sanguíneo desde el corazón al resto del organismo y, en consecuencia, ven mejorada su calidad de vida.
Más seguridad
Tradicionalmente, el implante de los marcapasos sin cables se realiza por acceso femoral (área del muslo) con una tasa de éxito superior al 99%. A nivel europeo, existen dos grupos pioneros -uno holandés y otro austríaco- en el uso del acceso yugular para la colocación de los dispositivos inalámbricos. El grupo holandés publicó en 2022 su experiencia con el abordaje yugular en una población de 82 pacientes “mostrando una tasa de éxito del implante del 100%. Además, los datos iniciales apuntan a que esta vía de acceso permite alojar el dispositivo en zonas septales del ventrículo derecho con mayor facilidad, lo que añade un componente añadido de seguridad al procedimiento”, comenta desde www.farmacosalud.com el Dr. Sem Briongos Figuero, cardiólogo del Hospital Universitario Infanta Leonor.
Aparte de estos datos, hay múltiples case report publicados en los que el uso de la vía yugular supone una alternativa exitosa para conseguir el implante de un marcapasos sin cables en diversos escenarios desfavorables para el acceso femoral. “Por último, existe también una publicación del año 2023 de un grupo americano que describe una serie de 8 pacientes pediátricos en los que el implante por vía yugular se llevó a cabo con éxito en todos ellos”, asegura el facultativo.
‘Sutura en ocho’
El dispositivo inalámbrico se introduce a través del acceso yugular mediante un catéter, en el marco de una intervención mínimamente invasiva. Este marcapasos es capaz de realizar todas las funciones de un marcapasos tradicional, con la ventaja añadida de evitar las complicaciones derivadas de la presencia de cables dentro de las cavidades cardíacas y de una batería alojada bajo la piel mediante procedimiento quirúrgico.
“El abordaje yugular para la colocación del dispositivo sin cables no deja cicatriz alguna. La punción yugular, una vez finalizado el procedimiento, se cierra con lo que se conoce como ‘sutura en ocho’, que es un punto que genera hemostasia* y compresión local y que se retira a las 24 horas del implante, sin dejar marca visible en la piel. Esto supone una gran diferencia con los marcapasos tradicionales, los cuales suelen dejar una cicatriz visible en la región prepectoral del paciente que, además, hay que proteger del sol y otros agentes externos, como traumatismos. Por otro lado, no es inhabitual que los pacientes portadores de un marcapasos con cables relaten molestias e incluso dolor relativos al generador subcutáneo alojado en la zona infraclavicular izquierda”, explica el Dr. Briongos.
* hemostasia: detención de una hemorragia
Un aparato de un tamaño parecido al de la última falange del dedo meñique
El marcapasos implantado por vía yugular es un dispositivo cilíndrico de unos 2,5 cm de longitud y menos de un 1 cm de diámetro. “Para hacernos una idea, es de un tamaño parecido al de la última falange de nuestro dedo meñique y supone la reducción de la tecnología que requiere el funcionamiento de un marcapasos a la mínima expresión”, expone Briongos.
Hay que tener en cuenta que los marcapasos tradicionales están compuestos por uno o varios cables alojados dentro del corazón y conectados a un generador que se implanta en la región prepectoral de manera subcutánea, lo que supone un volumen significativamente mayor que el de los aparatos sin cables.
Dos casos en los que la nueva técnica estaría contraindicada
No obstante, hay situaciones en las que no es posible llevar a cabo el implante de un marcapasos inalámbrico por vía yugular, como es el caso de aquellos pacientes que presentan una obstrucción del sistema venoso superior, como consecuencia, por ejemplo, de la presencia previa de catéteres intravasculares. En estos individuos, la alternativa consiste en recurrir al abordaje tradicional, es decir, el acceso femoral.
Existe también un grupo de personas en los que la vía yugular no sería aconsejable, como son aquellos enfermos que están intubados y conectados a ventilación mecánica. “Estos pacientes presentan una elevación de la presión venosa central que puede aumentar el riesgo de sangrado local en el punto de punción”, precisa el Dr. Álvaro Estévez Paniagua, cardiólogo del Hospital Universitario Infanta Leonor. Además, son sujetos que presentan la limitación de no poder incorporarse inmediatamente después del implante, siendo precisamente el acto de incorporarse una medida totalmente recomendable, por cuanto que con ella se busca “disminuir la presión venosa central y evitar problemas en el acceso venoso yugular”, aduce a renglón seguido Estévez Paniagua.
El marcapasos de sustitución, susceptible de colocarse también por vía yugular
La versión mejorada del marcapasos que se introduce mediante acceso yugular tiene una longevidad media de entre 16 y 17 años, lo que permite que un perfil más joven de pacientes pueda beneficiarse de dicha tecnología. “La implantación de esta nueva generación de marcapasos sin cables supone un gran avance ya que, gracias a su duración superior a 15 años y a la capacidad de proporcionar sincronía auriculoventricular a frecuencias elevadas, da la oportunidad a pacientes jóvenes y activos de beneficiarse de las ventajas de estos dispositivos”, argumentan mediante un comunicado ambos cardiólogos.
Una vez transcurridos los 16-17 años de vida de este tipo de aparato, el nuevo marcapasos de sustitución también puede colocarse actuando en el área del cuello. “En caso de agotarse la batería, la opción más viable es el implante de un nuevo dispositivo, intervención que también podría llevarse a cabo por vía yugular. En la actualidad existen dos caminos para implantar este tipo de ingenios: el acceso venoso femoral clásico y el abordaje por vía yugular, que supone una auténtica novedad. Ambos accesos son factibles, tanto para un primer implante como para un segundo procedimiento cuando se agota la batería del primero”, señala Estévez Paniagua en declaraciones a www.farmacosalud.com.
El acceso por la zona del cuello ofrece un camino potencialmente más directo y seguro para alcanzar posiciones septales, que es la posición correcta desde la que se libera el dispositivo en el interior del ventrículo derecho. “Esto resulta particularmente interesante en pacientes con corazones pequeños o muy dilatados", remarcan ambos expertos. Además, la ruta yugular se configura como una alternativa a aquel acceso femoral que tenga una anatomía compleja, como por ejemplo la que pueden presentar aquellos pacientes sometidos a intervenciones previas.
Asimismo, la nueva técnica favorece una movilización temprana de los pacientes, ya que no tienen restricciones de movimiento tras la intervención. Además, se podría realizar el implante de manera ambulatoria, reduciendo así la estancia hospitalaria. Por último, gracias a la posibilidad de controlar estos dispositivos bajo seguimiento remoto, no se requiere que el usuario del marcapasos se desplace al hospital, lo que acaba redundando en una mejora de su calidad de vida.
La incorporación de esta terapia en el Hospital Universitario Infanta Leonor está en línea con la apuesta del Servicio de Cardiología que dirige el Dr. Roberto Muñoz Aguilera de incorporar tratamientos de última generación que supongan, por un lado, un avance en la mejora de la salud, seguridad y bienestar de los pacientes, y por otro una optimización en la gestión de los procesos clínicos.