Redacción Farmacosalud.com
‘Siempre hay un momento en la infancia en el que se abre una puerta y deja entrar al futuro’, decía el novelista británico Graham Greene. Pues bien. Hay casos en los que los adultos tendrán que vigilar y, si es necesario, echar el cerrojo a la espera de que el niño encuentre otra puerta mucho más apropiada para su propio destino. Estamos hablando de aquellos menores con riesgo de padecer adicciones a edades más avanzadas. “Existen estudios que muestran la relación entre la impulsividad en los niños y el posterior desarrollo de adicciones. La presencia de antecedentes de adicciones en la familia también aumenta el riesgo. Se podría decir que hay personas que ‘nacen’ con un ‘cerebro adictivo’, y otras no”, advierte la doctora Azucena Díez, quien añade que “el hecho de padecer TDAH, depresión o ansiedad supone un factor de riesgo para desarrollar dependencia a sustancias”. Por lo que respecta al ámbito concreto del trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), “probablemente exista un problema de diagnóstico erróneo, más que de sobrediagnóstico. El TDAH se puede confundir con otras patologías psiquiátricas; es muy importante realizar un buen diagnóstico diferencial. Los niños con bajo nivel intelectual, ansiedad o con trastornos de aprendizaje, por ejemplo, pueden ser diagnosticados de forma errónea de TDAH”, explica Díez, que es especialista de la Clínica Universidad de Navarra y nueva presidenta de la Sociedad Española de Psiquiatría Infantil (SPI-AEP) de la Asociación Española de Pediatría. Precisamente, en su condición de presidenta de la SPI-AEP la doctora comenta que “la especialidad de Psiquiatría del niño y adolescente todavía no está constituida en España. En agosto de 2014 se aprobó su creación mediante la publicación en el Boletín Oficial del Estado, pero todavía no se ha configurado el programa de formación específica. Es imprescindible que se materialice esta iniciativa para que la Especialidad sea oficial y poder garantizar que los niños con patología psiquiátrica sean atendidos por especialistas con formación suficiente”.
-Usted explica que entre sus objetivos como presidenta está continuar ofreciendo formación a los pediatras, en especial a los residentes. Aparte de esto, ¿qué puede hacerse desde la SPI-AEP para mejorar la especialidad de psiquiatría infantil?
La especialidad de Psiquiatría del niño y adolescente todavía no está constituida en España. En agosto de 2014 se aprobó su creación mediante la publicación en el Boletín Oficial del Estado, pero todavía no se ha configurado el programa de formación específica. Es imprescindible que se materialice esta iniciativa para que la Especialidad sea oficial y poder garantizar que los niños con patología psiquiátrica sean atendidos por especialistas con formación suficiente. La SPI apoya la creación de la especialidad. Otro objetivo es mejorar la coordinación entre pediatras y psiquiatras de niños y adolescentes para promover la salud mental. En este sentido, se promoverá la realización de actividades científicas conjuntas y se apoyarán todas las iniciativas dirigidas a este fin.
-¿Qué complejidad puede tener la mente de un niño?
Los niños no son como adultos de menor tamaño. En general, tienen mayor plasticidad neuronal y, por tanto, mejor adaptación a los cambios en general. Dependiendo de la etapa de desarrollo en la que se encuentren, los síntomas se manifestarán de distinta forma. Algunos trastornos que son muy frecuentes en la edad adulta, como los trastornos de ansiedad o depresivos, se presentan por primera vez en la adolescencia en muchos casos. Otros son característicos de la infancia, como el TDAH o el autismo.
-La anorexia y la bulimia son enfermedades que están aumentando debido a los patrones sociales que la moda impone: ¿La Sociedad que usted preside piensa actuar frente a esta lacra social que está comportando graves consecuencias?
En efecto, en la sociedad abundan los mensajes implícitos que transmiten el modelo de delgadez como sinónimo de éxito y belleza. La influencia de la publicidad, de internet o de los diferentes medios de comunicación puede ser muy perjudicial para las adolescentes. Uno de los principales factores que precipitan el desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria, tanto anorexia como bulimia, es la exposición a una dieta de adelgazamiento. Es decir, que si se promueven hábitos de vida sanos y no se insiste tanto en la realización de dietas probablemente se reduzca la frecuencia de estos trastornos. Recientemente, el Ministerio de Salud ha emprendido medidas legales en contra de las páginas web que fomentan los comportamientos alimentarios disfuncionales. La SPI colaborará en la promoción de todas aquellas medidas dirigidas a frenar este tipo de estímulos perjudiciales para las adolescentes, avalando las campañas que sean necesarias.
-La crisis económica ha comportado situaciones de pobreza y marginación en muchos hogares. ¿Con qué nuevos escenarios se enfrenta el psiquiatra infantil?
Es cierto que ha aumentado la incidencia de patologías psiquiátricas en los niños y en los adolescentes, pero esto se debe a un mayor reconocimiento de las mismas, más que a factores sociales o económicos. Afortunadamente, existen tratamientos efectivos y seguros, por lo que los pacientes y sus familias acuden a los profesionales en busca de ayuda. La crisis económica puede afectar debido a que algunas familias cuentan con menos recursos para la salud de sus hijos (económicos, menos tiempo para dedicarles, etc); los padres o cuidadores también presentan con mayor frecuencia síntomas psiquiátricos (ansiedad, depresión) y los recursos sanitarios y sociales pueden ser más escasos.
-Un experto decía que hay algunos pacientes de patología dual -personas que presentan un trastorno mental y una adicción- que empiezan a dar muestras de su enfermedad en la infancia. ¿Cómo se puede detectar esta alteración en sus primeras fases?
Existen estudios que muestran la relación entre la impulsividad en los niños y el posterior desarrollo de adicciones. La presencia de antecedentes de adicciones en la familia también aumenta el riesgo. Se podría decir que hay personas que ‘nacen’ con un ‘cerebro adictivo’, y otras no. Dependiendo de la disponibilidad que tenga a las drogas, y de si se expone, el sujeto desarrollará la dependencia con mayor probabilidad si tiene ese riesgo ‘biológico’. Es decir, el mejor consejo para no hacerse adicto a una sustancia es no probarla, ya que desconocemos hasta qué punto nos podemos ‘enganchar’.
Por otra parte, el hecho de padecer TDAH, depresión o ansiedad supone un factor de riesgo para desarrollar dependencia a sustancias. El diagnóstico y tratamiento precoz de estos trastornos puede prevenir el posterior desarrollo de complicaciones, como las adicciones.
-Se ha escrito mucho sobre el TDAH en los niños, que si hay sobrediagnóstico, que si hay intereses de la industria farmacéutica detrás, que si es una invención para justificar determinadas conductas. ¿Cuál es su valoración?
Probablemente exista un problema de diagnóstico erróneo, más que de sobrediagnóstico. El TDAH se puede confundir con otras patologías psiquiátricas; es muy importante realizar un buen diagnóstico diferencial. Los niños con bajo nivel intelectual, ansiedad o con trastornos de aprendizaje, por ejemplo, pueden ser diagnosticados de forma errónea de TDAH. Por tanto, la realización de una historia clínica completa por parte de profesionales con formación adecuada es la herramienta más importante para evitar los diagnósticos erróneos de TDAH.
En España, los estudios diseñados para determinar la prevalencia concluyen que aproximadamente un 6,8% de los menores de 18 años padecen TDAH. Sin embargo, estudios enfocados en la prescripción de tratamientos para este trastorno muestran que el 0,5% de la población recibe este tipo de medicamentos. Es decir, solo uno de cada diez pacientes aproximadamente con TDAH reciben un tratamiento adecuado. Por tanto, no parece existir un sobrediagnóstico.
-¿Cómo debe afrontarse una adicción a los juegos o al móvil?
La adicción a las nuevas tecnologías supone un grave problema de salud mental en los niños y adolescentes. Una vez que la adicción se genera es difícil tratarla, por lo que es muy importante la prevención. Para prevenir estas situaciones es importante que los padres controlen desde los primeros años de vida la exposición a las pantallas. Por ejemplo, cuando los niños comiencen a interesarse por las redes sociales, los padres deben controlar el uso de las mismas, conociendo sus contraseñas, limitando el tiempo dedicado, etc. El tratamiento de la adicción ‘sin sustancias’ lo deben realizar psicólogos entrenados, y es similar al de otros tipos de adicciones ‘con sustancia’, es decir, a drogas.
-¿Qué síntomas deben alertar a los padres de una posible alteración psiquiátrica en un niño o en un adolescente?
Los trastornos psiquiátricos en niños y adolescentes son muy heterogéneos. Pero una característica común a todos ellos es la presencia de impacto de los síntomas en su vida. Cuando el paciente, su familia y el colegio consideran que ese niño o adolescente tiene dificultades debidas a los síntomas es cuando se considera un trastorno. Es excepcional que los padres acudan a la consulta de un especialista si esta disfunción no está presente.
-La población les sigue confundiendo con los psicólogos y con los psicoterapeutas. ¿Conviene aclarar conceptos?
Por supuesto. Los psicólogos son profesionales no médicos que se pueden dedicar a la psicología clínica, es decir, aquella dirigida a los trastornos psiquiátricos, sólo si tienen formación suficiente. En España, existe el título oficial de psicólogo clínico. Los psicoterapeutas son aquellos profesionales, ya sean psicólogos o médicos con la especialidad de psiquiatría, que tienen formación específica en psicoterapia. Sólo los psiquiatras, y no los psicólogos, pueden prescribir medicamentos.
-En 2016, se celebrará la 1ª Reunión de la Sociedad de Psiquiatría Infantil, paralela al Congreso Nacional de la Asociación Española de Pediatría. ¿Qué objetivos persigue esta primera reunión de la Sociedad?
Esta Reunión va dirigida principalmente a pediatras con interés en la Psiquiatría del niño y adolescente, ya sean del ámbito de la atención primaria u hospitalaria. Tanto los médicos internos residentes (MIR) como los pediatras tendrán la oportunidad de ampliar sus conocimientos sobre las principales patologías psiquiátricas: TDAH, trastornos de ansiedad, del humor, de la conducta alimentaria, etc. Se ofrecerá una actualización de las bases de tratamiento farmacológico y psicoterapéutico de los principales trastornos, con un enfoque práctico.