Redacción Farmacosalud.com
Con motivo del Mes de Sensibilización sobre el Cáncer de Mama -este viernes 19 de Octubre es el Día Mundial Contra esta patología-, el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama, con la colaboración de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), ha lanzado la campaña #AyúdameaInvestigar con el objetivo de fomentar la participación de mujeres afectadas por esta enfermedad en ensayos clínicos. Con todo, el doctor Miguel Martín, presidente del Grupo GEICAM y jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón (Madrid), destaca que las españolas no son reticentes, en general, y de hecho “cada vez” lo son “menos”, a participar en este tipo de investigaciones. “Calculo que más del 70% de las mujeres a las que se les propone participar en un ensayo aceptan hacerlo”, asegura el doctor.
En paralelo, Martín señala que hay “muchos ensayos clínicos encaminados a contestar preguntas relevantes para las pacientes con cáncer de mama que se quedan en un cajón y no se hacen. La razón es bien sencilla: un ensayo necesita financiación, y no se puede hacer con simple voluntarismo. La industria farmacéutica financia los ensayos que son de su interés, pero no los que no lo son, y esto es comprensible”. En cuanto al precio final de los medicamentos usados para tratar los tumores malignos, Martín advierte que “un mismo fármaco tiene un precio diferente en Estados Unidos, Alemania o España. Mi opinión es que estamos llegando a precios que van a hacer muy difícil la sostenibilidad de los sistemas sanitarios”, por lo que “habría que buscar fórmulas para hacer accesibles los medicamentos a todos los pacientes a la vez que se respetan los legítimos intereses de la industria farmacéutica”.
-GEICAM lanza la campaña #AyúdameaInvestigar para fomentar la participación de mujeres con cáncer de mama en ensayos clínicos y pedir el respaldo de toda la sociedad. ¿Hasta qué punto las mujeres españolas son reticentes a participar en este tipo de investigaciones?
No lo son en general, y cada vez menos. Calculo que más del 70% de las mujeres a las que se les propone participar en un ensayo aceptan hacerlo. Del resto, algunas no quieren por reticencias personales o de algún familiar y otras no lo hacen porque los requerimientos del ensayo en términos de visitas al hospital les resultan complejas… por ejemplo, porque viven fuera de la ciudad donde está ubicado el hospital.
-¿Se hacen los ensayos clínicos que quiere el oncólogo?
El oncólogo, desde luego, acepta los ensayos que hace a propuesta de la industria, aunque hay algunos que no aceptan por no estar de acuerdo con el diseño. Hay, sin embargo, muchos ensayos clínicos encaminados a contestar preguntas relevantes para las pacientes con cáncer de mama que se quedan en un cajón y no se hacen. La razón es bien sencilla: un ensayo necesita financiación, y no se puede hacer con simple voluntarismo. La industria farmacéutica financia los ensayos que son de su interés, pero no los que no lo son, y esto es comprensible. El problema es que es muy difícil conseguir financiación para los estudios académicos que no interesan a la industria.
-¿Está justificado realmente lo que se paga por un fármaco en cáncer?
Esta es una pregunta muy compleja de contestar. La industria farmacéutica invierte una gran cantidad de dinero en investigación de fármacos nuevos, muchos de los cuales nunca llegan a comercializarse. Por ello, es lógico que quiera recuperar la inversión y obtener aún beneficios con los fármacos que sí llegan a buen puerto. Sin la industria farmacéutica no habría apenas avances en el tratamiento médico del cáncer. Ahora bien, el precio final de los fármacos tiene algo de arbitrario; de hecho, un mismo fármaco tiene un precio diferente en Estados Unidos, Alemania o España. Mi opinión es que estamos llegando a precios que van a hacer muy difícil la sostenibilidad de los sistemas sanitarios y esto lo han denunciado oncólogos no sólo españoles, sino también de Estados Unidos. Habría que buscar fórmulas para hacer accesibles los medicamentos a todos los pacientes a la vez que se respetan los legítimos intereses de la industria farmacéutica.
-¿Puede que en el futuro el Estado no pueda asumir el coste de muchos fármacos porque son excesivamente caros?
Si continúa la tendencia actual, es muy posible. Habrá que buscar una fórmula para que no ocurra; de lo contrario, sí que nos encontraríamos con una medicina para ricos y otra para pobres.
-¿Para cuándo un registro oficial de pacientes con cáncer, incluso para diferentes tipos de cáncer?
A nivel nacional esto es muy complicado, habría que poner de acuerdo a 17 autonomías diferentes. Pero esta es la organización que hemos votado los españoles, aunque sospecho que no éramos plenamente conscientes de las consecuencias. En la Comunidad de Madrid, gracias al interés de la actual Consejería de Sanidad, se están dando los primeros pasos para generar un registro poblacional de cáncer. Esta es una excelente noticia, largo tiempo esperada. Este tipo de registros son los que proporcionan una información más fiable sobre la situación del cáncer en una región o un país (anteriormente en la Comunidad de Madrid había registros hospitalarios, que proporcionan una información parcial).
-¿Por qué cuesta tanto introducir el biosimilar entre los especialistas?
Esencialmente por desconocimiento. El marco regulatorio actual de la Unión Europea, a través de le EMA (Agencia Europea del Medicamento), garantiza que los biosimilares que se aprueban tienen una eficacia y toxicidad notablemente similares a los productos de referencia. Los pacientes pueden estar tranquilos con el uso de biosimilares.
-¿El cribado del cáncer de mama habría que adelantarlo a edades más jóvenes, por ejemplo a los 40, como hacen los americanos?
Este es otro tema muy polémico. No hay evidencia que sustente este adelanto, probablemente por la poca precisión de la mamografía antes de los 50 años a causa de la densidad de las mamas. Sólo a partir de los 50 años hay evidencia de que el cribado poblacional con mamografía aumenta la supervivencia.
-¿Hay reticencia a tomar medicamentos preventivos para un cáncer de mama, por ejemplo? ¿Hay mucha costumbre a tratar y poco a prevenir?
Efectivamente, y esto es algo que a menudo los médicos no llegamos a entender muy bien. Por ejemplo, se sabe que el uso de tamoxifeno o de inhibidores de aromatasa reduce aproximadamente a la mitad el riesgo de padecer cáncer de mama (de hecho, el tamoxifeno está aprobado para esa indicación), pero su consumo con esta intención es mínimo. Estos medicamentos tienen ciertos efectos secundarios y ello, unido al elevado número de mujeres que deben ser tratadas para evitar un solo cáncer, podría ser una explicación para su escaso uso preventivo.
-¿España tienen asignaturas pendientes en el manejo del cáncer?
Por supuesto, aunque probablemente no más que los países más ricos de nuestro entorno. Carecemos de registros poblacionales de cáncer a nivel nacional que permitan una planificación más racional de la estrategia contra el cáncer. La atención al paciente con tumores graves, a mi modo de ver, debería reestructurarse para que existiera una perfecta coordinación entre los centros más pequeños y los más grandes. Ciertas terapias deberían reservarse para los centros más dotados… tiene poco sentido que todos los hospitales pretendan tener la misma cartera de servicios con independencia de su tamaño.