Redacción Farmacosalud.com
Un estudio publicado en la prestigiosa revista ‘Science’ sugiere que el virus de Epstein-Barr sería la principal causa de esclerosis múltiple (EM), hallazgo que podría abrir nuevas perspectivas terapéuticas para esta grave enfermedad neurológica. Ahora bien, lo que hace el estudio es determinar que todos los pacientes de EM han tenido contacto con el virus de Epstein-Barr, lo que no quiere decir que todas las personas que se hayan infectado con ese patógeno tengan que desarrollar después EM, aclara el Dr. Miguel Ángel Llaneza, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN). De hecho, hasta el 95% de la población general ha tenido contacto alguna vez en su vida con dicho microorganismo, pero sólo una muy pequeña porción de ese colectivo ha padecido posteriormente esclerosis múltiple.
“No se sabe por qué algunos de esos pacientes desarrollan EM y otros no. El virus de Epstein-Barr es causa necesaria pero no la única que explica la enfermedad; tiene que haber algo más que ese patógeno para poner en marcha el mecanismo autoinmune que da lugar a los procesos inflamatorios y degenerativos de la EM. Que este virus pueda tener una relación más o menos directa con la esclerosis múltiple es algo ya estudiado desde hace muchos años, no es nada nuevo”, remarca Llaneza. Es decir, lo que está diciendo el facultativo es que el nuevo trabajo publicado en ‘Science’ sólo hace que confirmar lo que se sospechaba: que todos los afectados por EM han tenido contacto alguna vez con el virus de Epstein-Barr.
Sujetos genéticamente predispuestos a padecer EM
La esclerosis múltiple es una afección de causa desconocida, si bien se sabe que hay individuos genéticamente predispuestos a padecerla sobre los que actúan algunos factores ambientales, como pueden ser la infección por el virus de Epstein-Barr, alteraciones en los niveles de vitamina D, exposición a la radiación ultravioleta de la luz solar, obesidad, tabaquismo, etc. “Se ha visto que todos los pacientes de EM son seropositivos para el virus de Epstein-Barr, es decir, todos ellos han tenido contacto en algún momento de su vida con este patógeno, pero no podemos decir que esta sea la causa única de la enfermedad, porque hay un 95% de la población general que ha tenido contacto con dicho virus” y la inmensa mayoría de esas personas no sufren esclerosis múltiple, insiste el miembro de la SEN.
Según el Dr. Llaneza, si más adelante se llegara a confirmar fehacientemente que el virus de Epstein-Barr es la causa principal de la EM, se abriría la puerta a la posible puesta en marcha de ensayos encaminados a encontrar una vacuna frente a esta dolencia neurológica. Otras muchas enfermedades han sido erradicadas vacunando a la población una vez que se ha sabido a ciencia cierta que detrás de cada una de esas patologías había -como causa principal y única- una infección viral (por ejemplo la poliomelitis).
De igual modo, una vez ya instaurada la EM, también habría la posibilidad de crear algún fármaco que permitiera actuar contra el virus de Epstein-Barr, siempre y cuando se hubiera determinado previamente -cabe recordarlo- que este patógeno es la causa principal de la esclerosis múltiple.
Patógeno asociado a la ‘enfermedad del Beso’
El virus de Epstein-Barr es un microorganismo que pertenece a la familia de los herpes virus y que se contagia muy fácilmente, como lo demuestra ese 95% de transmisión en la población general, habitualmente durante la infancia o la adolescencia. Es un patógeno que, en general, no produce problemas importantes de salud; en niños se manifiesta prácticamente asintomático, con molestias muy banales, como pequeños cuadros catarrales. Muchas veces ni tan siquiera causa síntomas.
Cuando la primera infección se declara en la adolescencia -en caso de que se produzca el contagio- da lugar a la mononucleosis infecciosa, conocida también como ‘enfermedad del Beso’ (el patógeno se transmite a través de la saliva y suele afectar a adolescentes o adultos jóvenes, edad clásica para el inicio de relaciones íntimas, de ahí la referencia al ‘beso’).
“Habitualmente la enfermedad del Beso no es grave, suele ser bastante banal, suele autolimitarse de manera espontánea en unos días. Con todo, puede haber casos que presenten un curso un poquito más complejo, un poquito más tórpido, con reacciones inflamatorias sistémicas muy generalizadas o muy intensas, pero en general son cuadros también muy banales”, precisa el Dr. Llaneza.