Redacción Farmacosalud.com
La Dra. Pilar Díaz, miembro del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Universitario Nª Sra. de la Candelaria (Tenerife) y coordinadora del Grupo de Trabajo de Atención Farmacéutica en Enfermedades Neurológicas (Geafen) de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), reveló que en la Unidad de Esclerosis Múltiple (EM) de su centro ha “disminuido en un 90% el número de brotes” de EM que dan lugar a visitas al servicio del Hospital de Día o a Urgencias. Esto se explica por la administración de “fármacos muchísimo más eficaces” que, a su vez, “demuestran más efectividad en vida real”, agregó.
Díaz, como ponente, y el Dr. Miguel Ángel Calleja, jefe del Servicio de Farmacia Hospitalaria del Hospital Virgen Macarena de Sevilla, como moderador, participaron en la sesión ‘¿Cuáles son las medidas de eficiencia en Esclerosis Múltiple?’, que constituye la cuarta CÁPSULA dedicada a la esclerosis múltiple en el contexto de la farmacia hospitalaria. Esta serie de CÁPSULAS es una iniciativa científica de la Fundación GAEM que cuenta con el patrocinio de las compañías Bristol Myers Squibb y Novartis y la puesta en escena de la plataforma de formación CAMPUS FARMACOSALUD.
Combinar el análisis de los costes e inversión con el análisis de los resultados en salud
“La eficiencia es maximizar los resultados minimizando el uso de recursos”, afirmó la Dra. Díaz. Si bien los gestores miden la eficiencia a partir de conceptos como ‘coste’ o ‘gastos’, “los resultados en la vida real se miden en efectividad”, especificó la experta. Lo que los gestores denominan gasto o coste “yo prefiero llamarlo inversión… porque si yo estoy implicando unos recursos pero tengo un beneficio que no sólo es para el paciente, sino también para la sociedad, estoy invirtiendo”, remarcó. A juicio de Díaz, lo que hay que hacer es combinar el análisis de los costes y la inversión en terapias para la EM con el análisis de los resultados en salud, algo que hoy por hoy se tiene en cuenta “en muy pocos registros”.
Actualmente se dispone de medicamentos de “moderada-elevada eficacia con una efectividad en vida real muy superior a la que tenían los fármacos previos, y a un coste menor”, aseguró la farmacéutica hospitalaria del Hospital Nª Sra. de la Candelaria. A modo de ejemplo, la Dra. Díaz reveló que, en la Unidad de Esclerosis Múltiple de su centro, ha “disminuido en un 90% el número de brotes” que dan lugar a visitas al servicio del Hospital de Día o a Urgencias, “y esto se debe a que estamos usando fármacos muchísimo más eficaces en ensayos clínicos y que demuestran más efectividad en vida real”.
El profesional de farmacia hospitalaria y la doble visión analítica
Para la Dra. Díaz, el farmacéutico hospitalario es el único profesional sanitario que, atendiendo al paciente, tiene la doble visión de medir tanto el coste del tratamiento como los resultados en salud que se están obteniendo, lo que, a la postre, permite “dar datos de eficiencia al sistema para confirmar que, efectivamente, es un sistema sostenible”.
Por otro lado, Díaz puso de manifiesto que “no tenemos las herramientas suficientes” para medir de forma real la EM. En el video que sigue a continuación -y al que se puede acceder clicando aquí o sobre la siguiente imagen-, la Dra. da una serie de detalles sobre esta cuestión:
Dejar de tratar por líneas
Para poder optimizar la eficiencia en EM -dijo Díaz-, pueden emplearse las actuales herramientas de gestión de negociación, pero hay “un límite de mejora… no depende tanto de nosotros, por muy buenos gestores que seamos… la industria tiene un margen hasta el que se puede llegar”.
Es por ello que se mostró partidaria de aplicar tratamientos “que realmente sean efectivos desde el principio” del abordaje terapéutico, para lo cual hay que cambiar el enfoque y “dejar de tratar por líneas” -algo que ya se está haciendo a partir de las recomendaciones expresadas en las guías de práctica clínica-. Lo que la Dra. Díaz quiso subrayar es que hay que dejar de tratar al paciente de EM con fármacos “de baja eficacia” en las fases correspondientes al inicio del tratamiento o tras fracaso terapéutico, e ir directamente “a fármacos más eficaces”, de tal modo que si el paciente “acumula algunos factores de mal pronóstico”, se administren “tratamientos de alta o muy alta eficacia” ya desde el principio, sin esperas.