Redacción Farmacosalud.com
Un niño presenta síntomas de enfermedad. Para sus cuidadores, no hay nada peor que no acertar a saber lo que le pasa. Evidentemente, la cosa se agrava si se desconoce cómo solucionar el problema. Y, sea cual sea la información que pueda recibirse acerca de la dolencia, lo importante es que dicha información sea fiable y esté disponible. Precisamente, con el fin de hacer llegar esos contenidos lo más rápidamente posible y saber cómo actuar se ha elaborado una guía que, por decirlo de algún modo, convierte a la figura del pediatra en omnipresente al 'distribuir sus funciones' en varios ámbitos: la consulta del pediatra, la farmacia y… el hogar de los propios progenitores o cuidadores del niño. La ‘Guía práctica sobre consultas pediátricas frecuentes: GUIA PARA PADRES’, creada por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) y la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), pretende que se actúe en función de las circunstancias de cada caso: por ejemplo, en dolencias muy leves se busca que los cuidadores de los menores puedan manejar la situación en casa sin tener que desplazarse; no obstante, si se tienen dudas, en la farmacia podrán ser aclaradas tras la realización de una minientrevista al paciente, y si el farmacéutico ve que hay razones para derivar al menor a un médico o a urgencias, así se procederá. Todo ello sin perjuicio de que, naturalmente, los progenitores o cuidadores del paciente decidan ir directamente a la consulta de un pediatra o a una unidad de urgencias.
La derivación de un niño desde una farmacia a un centro médico puede deberse por múltiples razones, tomando como punto de partida los factores de riesgo. Por ejemplo, “en fiebre u otitis media hay que dar importancia a la edad”, señala Mari Carmen Magro, coordinadora farmacéutica de la guía y coordinadora del Grupo de Inmunología de SEFAC. Los niños con una edad inferior a tres meses y que tengan fiebre se derivan a urgencias, pero si tienen entre tres y seis meses deberán acudir a un médico, aunque “sin tanta urgencia”, comenta Magro a www.farmacosalud.com. En el caso de otitis media, se recomienda derivar desde los 6 meses para abajo, mientras que en otros tramos de edad se hará una valoración para ver qué se hace. En casos de diarrea, vómitos y gastroenteritis se procede a derivar en función de los signos de deshidratación. Según la farmacéutica, los niños que presenten determinadas patologías “concomitantes como la diabetes, asma y dermatitis atópica, así como los niños prematuros y críos con problemas cardiacos” deberán ser trasladados hasta una consulta médica, refiere la farmacéutica. El profesional de la farmacia indicará lo mismo ante determinadas quemaduras (en pies, manos y cara son algunos de los supuestos), rigidez de nuca (sospecha de una posible meningitis) y picaduras de insectos tipo avispa en la boca, entre otras localizaciones. La guía se ha pensado para que el farmacéutico comunitario adscrito a SEFAC la regale a los padres que acuden a su establecimiento. Los farmacéuticos que no son socios de SEFAC tendrían que dirigirse a esta sociedad en caso de querer obtenerla.
Una iniciativa que podría inspirar la creación de otros documentos
En invierno, las consultas más habituales sobre pediatría que se reciben en las farmacias giran en torno a “la fiebre, la fiebre recurrente y con altibajos (sube y baja), la tos seca y la tos con expectoración”, explica Magro, quien añade que “la mucosidad, flemas, otitis y congestión nasal” son otras de las alteraciones que figuran en el ‘top ten’ de consultas invernales.
La coordinadora de la guía y del Grupo de Inmunología de SEFAC opina que el éxito que está teniendo dicho documento podría dar lugar a otras iniciativas similares, en este caso dirigidas a enfermos no pediátricos: “muchas veces el paciente de determinadas patologías no sabe cómo manejarlas y se asusta… podrían ser guías de hipertensión (cómo tomarse la presión arterial), de diabetes (ayuda ante una hipoglucemia o ante una glucosa alta), EPOC, problemas pulmonares, vacunación para el viajero, colesterol, asma…”
La información, en cuatro módulos y unos anexos
‘Mi hijo tiene fiebre, ¿debo ir con urgencia al médico?’ ‘¿Cómo debo hacer para que mi hijo se tome correctamente los medicamentos?’ ‘¿Debo interrumpir la lactancia si empiezo a tomar algún fármaco?’ ‘En un niño con dermatitis atópica, ¿es mejor el baño o la ducha?’ ‘En caso de quemaduras, si son pequeñas, ¿debo ir al médico?’ Estas y otras muchas son algunas de las consultas recogidas en el documento a partir de la experiencia real vivida en las farmacias comunitarias y a las que la GUÍA PARA PADRES da respuesta desde una perspectiva de cooperación con los pediatras para proporcionar una mejor atención farmacéutica a los niños, distinguir cuándo es necesario derivar al pediatra o a urgencias y ayudar así a los padres, madres y tutores de los menores.
El documento incluye cuestiones seleccionadas en cuatro módulos más un apartado final de anexos:
1. Nutrición pediátrica (alimentación infantil en los dos primeros años de vida, alergias a la leche de vaca, suplementos vitamínicos en lactantes, etc.)
2. Aspectos fisiológicos y problemas de salud del niño relacionados con la nutrición y alimentación (diarrea, vómitos, cólicos del lactante, enfermedad celíaca, etc.).
3. Cuidados propios de la piel del recién nacido (dermatitis, pediculosis, picaduras, costra láctea, quemaduras, etc.).
4. Dolor y patologías respiratorias e infecciones en pediatría (fiebre, otitis, infecciones de las vías respiratorias altas, asma, meningitis, patología dentaria, etc.).
En el apartado de anexos se abordan aspectos relacionados con la administración de analgésicos y antiinflamatorios de uso pediátrico para tratar la fiebre y el dolor moderado en función de la edad y el peso de los niños, el uso correcto de los termómetros y el calendario de vacunaciones que respalda la AEPap.
Para Juan Ruiz Canela, coordinador médico del documento, la guía es un ejemplo de cómo la colaboración de los farmacéuticos comunitarios con los médicos, en este caso los pediatras, puede contribuir de forma importante al bienestar de los niños y a la tranquilidad de los padres resolviendo problemas de salud no graves con un lenguaje sencillo. Y añade que “el uso de esta guía es un apoyo que puede servir para que los padres sepan cómo actuar sin necesidad de hacer desplazamientos innecesarios a los centros de atención primaria o urgencias, favoreciendo así la sostenibilidad del sistema sanitario. Por ejemplo, la fiebre puede ser grave en un niño menor de 1 mes y, sin embargo, es casi habitual en los niños de 2 años que acuden a la guardería”, según indican fuentes de SEFAC.