Redacción Farmacosalud.com
El virus de la hepatitis C (VHC) podría ser historia entre los años 2025-2030. Las tasas de curación que se obtienen gracias a los nuevos tratamientos son muy elevadas -rozando el 100%-, por lo que parece que el VHC empieza a tener los días contados. De todos modos, este virus está tocado, pero no hundido. Para sobrevivir, se aferra a un perfil muy concreto de paciente: el que presenta el genotipo 3 y no ha respondido a una terapia previa con interferón y además sufre cirrosis. En estos casos, las tasas de curación no sobrepasan el 75%, lo que permite al virus de la hepatitis C seguir causando daños. “Hasta la disponibilidad de los nuevos medicamentos de alta eficacia, el genotipo más difícil de curar era el 1, el más frecuente, ya que afecta al 70% de los casos en España. Pero a día de hoy ya no es un problema… a día de hoy el genotipo que nos plantea más dificultades es el genotipo 3, que afecta a un 20% de enfermos de hepatitis C”, remarca el doctor Ramon Planas, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Germans Trias i Pujol (Badalona, en Barcelona). Actualmente, el colectivo de pacientes con la variante 3 de la enfermedad es el que parte con más desventaja a la hora de poder lograr tasas de curación superiores al 90-95%, “especialmente en aquellos pacientes con genotipo 3 que no han respondido a una terapia previa con interferón y que además tienen una cirrosis; en estos casos, con los medicamentos que tenemos actualmente obtenemos unas tasas de respuesta de alrededor del 75%. En cambio, si es un paciente previamente no tratado y no cirrótico conseguimos el 90-95% utilizando esos medicamentos”, añade Planas.
La incidencia del VHC ha ido bajando en los últimos años por varias razones: la obligación a partir de 1990 de efectuar un cribado en todas las transfusiones y derivados de la sangre, los programas de jeringuillas de uso desechable y, por supuesto, la llegada de fármacos antivirales de acción directa como daclatasvir, sofosbuvir y simeprevir. Además, el doctor calcula que en dos o tres meses ya estarán disponibles en España nuevas terapias antiVHC, como la combinación de sofosbuvir y ledipasvir o el combo de Abbvie, “que consiguen resultados o curaciones de alrededor del 90-95% de los casos. Para que se pueda producir la erradicación de la enfermedad o tenerla totalmente controlada no solamente hace falta disponer de fármacos altamente eficaces, sino que es imprescindible que estos fármacos se puedan administrar a los pacientes. Si esto es así, si se trataran al año entre 10.000-15.000 personas en los próximos 10-15 años, con esas tasas de curación yo creo que en 2025-2030 prácticamente ya no tendríamos pacientes que tratar y por lo tanto tendríamos la enfermedad controlada”, explica el experto.
Estrategia más coste-efectiva: en pacientes con fibrosis más avanzada
Para el doctor Planas, curar la hepatitis C es coste-efectivo. En esta línea, alude a “multitud de publicaciones que se basan en modelos matemáticos en los que se sabe cuáles son las posibilidades de progresión de la enfermedad y se evalúan diferentes estrategias”. El facultativo considera que todas las estrategias “son altamente coste-efectivas”, llevándose la palma la relativa a los “pacientes con una fibrosis más avanzada. ¿Por qué? Porque los beneficios de coste-efectividad se obtienen mucho más tempranamente que si se trata a todos los pacientes, que también es una estrategia coste-efectiva pero en estos casos los beneficios de coste-efectividad en cuanto a ganancias en expectativa de vida son a más largo plazo”.
Con todo, hay casos de hepatitis C en los que poca cosa pueden hacer ya los médicos. Se estima que esta infección causa unas 12 muertes al día, defunciones que se producen porque a los pacientes “no se les dio tratamiento en el momento apropiado… si la enfermedad está ya muy evolucionada y, por ejemplo, el paciente ha tenido la mala suerte de presentar un cáncer de hígado multifocal y muy avanzado, aquí ya no podemos hacer nada. Lo mismo ocurre con cirrosis muy avanzadas en pacientes que ya tienen una cierta edad y que ya no pueden ser candidatos al trasplante”, señala el doctor Planas.
Riesgo de banalización de la hepatitis C
El elevado precio de los nuevos tratamientos para la hepatitis C ha comportado que en España existan enormes dificultades para acceder a ellos. Esperando que el acceso a dichos fármacos se normalice lo más rápidamente posible, uno se pregunta qué pasará cuando esto ocurra… ¿Existirá el riesgo de banalizar la enfermedad (no tomando precauciones para evitar un contagio, por ejemplo) por el simple hecho de que ya se dispone de una cura definitiva? “Esa siempre es una posibilidad -reflexiona el jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Germans Trias i Pujol- Sin embargo, a día de hoy el virus de la hepatitis C se transmite fundamentalmente por vía parenteral*. Es diferente del virus de la hepatitis B o el VIH, que se transmiten también por vía sexual. El virus de la hepatitis C sólo se transmite por vía sexual si hay sangre por entremedio. Por lo tanto, aunque existe el peligro de banalizar esta enfermedad, el riesgo es mucho menor que con respecto al VIH o la hepatitis B”.
Banalizar la hepatitis C puede tener forma de piercing o tatuaje. Recientemente, se han detectado nuevos casos de VHC en jóvenes que se habían realizado algún piercing o tatuaje en centros no homologados que, obviamente, utilizaban material no desechable. “Existe una legislación al respecto muy clara y por lo tanto las autoridades tienen que ser muy estrictas y vigilar el cumplimiento de estas normativas”, afirma Planas.
Existe una gran bolsa de no diagnosticados del VHC
Otro de los problemas para el que se buscan soluciones es el que remite a las interacciones entre los tratamientos para la hepatitis C y los fármacos antirretrovirales para el VIH -virus causante del sida- en personas coinfectadas con ambas patologías. Según el experto, “siempre hay que evaluar cuál es la medicación antirretroviral que toma el paciente de VIH y chequearla para ver que no presente interacciones farmacológicas con los agentes antivirales directos contra el virus de la hepatitis C. En este sentido, se están haciendo estudios para buscar y analizar estas posibles interacciones. Antes de empezar el tratamiento contra la hepatitis C, el médico tiene que mirar cuáles son los fármacos que toma para el VIH; puede entrar en una página web en la que se miran si existen o no interacciones y actuar en consecuencia, lo cual en ocasiones puede comportar sólo el cambio de un antirretroviral por otro, pero es obligatorio mirarlo”.
Por otro lado, el doctor Planas recuerda que, en la mayoría de los casos, la hepatitis C es asintomática hasta que el hígado se encuentra en una situación de cirrosis avanzada, lo que explica que en España sólo esté diagnosticada una tercera parte de los pacientes realmente infectados. “Y esto es así a pesar de que se efectúe el cribado en sujetos que presentan factores de riesgo de haber estado en contacto con el virus de la hepatitis C. Por lo tanto, el cribado en el factor de riesgo es útil e imprescindible, pero yo creo que insuficiente”, comenta. El doctor es partidario de realizar un cribado general “en función del año de nacimiento del paciente teniendo en cuenta cómo se produjeron las infecciones en cada país. En este sentido, si en España efectuásemos un cribado entre los nacidos entre 1950 y 1980, tendríamos diagnosticados al 75-80% de las personas infectadas. Por lo tanto, sería una estrategia altamente eficiente”.
*Parenteral: que se introduce en el organismo por vía distinta de la digestiva, como la intravenosa, por ejemplo