Redacción Farmacosalud.com
Ya que hablamos en términos de glucosa -o azúcar, dígase coloquialmente si así se prefiere-, no se trata de edulcorar la realidad, sino de darle el sabor que se merece. O, mejor dicho, se trata de constatar el buen sabor de boca que deja un estudio como el que nos ocupa, ya que éste marca “un hito muy importante que puede suponer un cambio en el manejo práctico del paciente con diabetes tipo 1”, según señala el doctor Rafael Simó, coautor del trabajo y jefe del grupo de Investigación en Diabetes y Metabolismo del Vall d’Hebron Institut de Recerca (Instituto de Investigación) [Barcelona]. Así las cosas, por primera vez se ha comprobado que la combinación de sotagliflozina con la insulina constituye “una ayuda muy significativa” para los diabéticos tipo 1 a la hora de “cumplir los objetivos terapéuticos” perseguidos, afirma Simó en declaraciones a www.farmacosalud.com.
El Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) ha participado en un estudio publicado en el ‘New England Journal of Medicine’ en el que se demuestra que añadir sotagliflozina, un fármaco oral, al tratamiento habitual con insulina en pacientes con diabetes tipo 1 mejora el control de la enfermedad en un porcentaje importante de casos. De hecho, un 28% de las personas que recibieron sotagliflozina, combinada con insulina, logró el objetivo primario de mantener la hemoglobina glicosilada (un indicador de referencia en el control de la diabetes) a un nivel inferior al 7%, sin sufrir hipoglucemias graves en comparación con el 15% de los pacientes del grupo placebo. En la investigación se incluyó a un total de 1.400 pacientes de 133 centros de todo el mundo.
3 quilos menos de peso a los 6 meses y descenso de la hipertensión a los 4 meses
La diabetes tipo 1 afecta a unos 29 millones de personas en todo el planeta, de las que sólo un tercio consiguen mantener la hemoglobina glicosilada por debajo del 7%. Está claro, pues, que el control metabólico a base de insulina en los sujetos con diabetes tipo 1 es todo un reto; de ahí la relevancia de que un 28% de participantes en el estudio hayan conseguido un control óptimo de la enfermedad. Con todo, el doctor Simó prefiere recordar que aún queda mucho camino por recorrer antes de que este avance repercuta directamente en la vida real: “Si bien es un ensayo clínico que ha sido publicado en ‘New England Journal of Medicine’, la revista de medicina más prestigiosa del mundo, no deja de ser un ensayo clínico. Por lo tanto, habrá que ver cómo todo esto incide en la vida real, en el mundo real. Yo estoy convencido de que nuestra investigación va a mejorar de forma significativa el control metabólico de los pacientes diabéticos, pero determinar en porcentajes exactos cuál va a ser ese control es algo que en estos momentos yo no me atrevo a comentar, entre otras cosas porque el estudio duró 6 meses. Por tanto, necesitaríamos también una perspectiva a más largo plazo para dar cifras con exactitud”.
Cabe destacar que en el grupo tratado con sotagliflozina la cifra de hemoglobina glicosilada (HbA1c) se redujo un 0,46%, la pérdida de peso fue de 2,98 kg, la presión arterial disminuyó entre los que padecían hipertensión en 3,5 mmHg y la dosis de insulina diaria se rebajó significativamente. “Estos son datos muy importantes porque no sólo se trata de mejorar las cifras de glucemia, que se reflejan en la hemoglobina glicada, sino que además los datos no van asociados a un aumento de peso, sino todo lo contrario, ya que se produce una disminución de casi tres quilos en los 6 meses de tratamiento. Eso es relevante, dado que hoy en día el paciente con diabetes tipo 1 también tiene muchos problemas de sobrepeso; además, cuando se incrementa la dosis de insulina también se incrementa el peso… es una especie de círculo vicioso que la combinación con sotagliflozina corta, porque lo que se logra es mejorar el control metabólico sin aumentar la dosis de insulina, al tiempo que se baja el peso y también la presión arterial”, apunta.
A los dos meses ya se registró una reducción de prácticamente medio punto de la hemoglobina glicada; la pérdida de peso de casi tres quilos se alcanzó prácticamente al final del tratamiento, a los 6 meses, mientras que el descenso de las cifras de presión arterial empezó a manifestarse de una manera significativa a los cuatro meses. “Por tanto -sostiene el doctor Simó-, son efectos relativamente visibles ya a corto plazo”. Los diabéticos que se incluyeron en el ensayo eran pacientes mayores de 18 años de edad, personas que tenían bastante adiestramiento en el manejo del control de la glucemia. Aquellos sujetos con un filtrado glomerular por debajo de 45 mililitros fueron excluidos.
Hándicap: la sotagliflozina aumenta en cierta medida los cuerpos cetónicos
En el grupo tratado con sotagliflozina la incidencia de episodios de hipoglucemias severas fue significativamente menor en comparación con el grupo de placebo; en cambio, los casos de cetoacidosis diabética fueron superiores. Según Simó, “la cetoacidosis diabética se presenta cuando existe un déficit de insulina para metabolizar la glucosa y, al generarse una lipólisis, se producen cuerpos cetónicos. Entonces, el pH de la sangre disminuye y se genera una situación de acidosis metabólica, que es una condición grave. El problema del tratamiento combinado insulina-sotagliflozina es que la sotagliflozina, per se, es un fármaco que aumenta en cierta medida los cuerpos cetónicos. Por eso, los pacientes sometidos a dicha combinación tenían más tendencia a producir cetoacidosis diabética que los pacientes que iban sólo con insulina y sin sotagliflozina”.
No obstante, el doctor matiza que el porcentaje de casos de cetoacidosis diabética resultó bajo, del 3% versus el 1’6, “pero bueno, a quien le toca padecerla no estará nada contento… por eso, hay que ir con cuidado al principio del tratamiento; habría que monitorizar los cuerpos cetónicos, es decir, la producción de cetona, en los pacientes bajo tratamiento con sotagliflozina y no administrar este fármaco a los pacientes que tienen antecedentes de diabetes con fácil tendencia a la cetoacidosis”. De hecho, en el ensayo se excluyeron a las personas con antecedentes recientes de cetoacidosis diabética. “Al ser esta condición bastante poco frecuente, en general las ventajas del tratamiento son bastante superiores al potencial peligro. Pero a la hora de iniciar el tratamiento, sí que debe tenerse en cuenta esta potencial complicación”, remarca.
“La sotagliflozina jamás puede sustituir a la insulina en el diabético tipo 1”
Sotagliflozina es un inhibidor doble de las proteínas SGLT1 y SGLT2, implicadas en la regulación del transporte de la glucosa. La primera es responsable de la absorción de la glucosa en el tracto gastrointestinal y la segunda se encarga de la reabsorción de la glucosa por el riñón. De acuerdo con el galeno, la gran novedad del estudio es la asociación de este inhibidor dual -SGLT1 y SGLT2- con la insulina para tratar la diabetes tipo 1: “Hasta ahora se habían hecho distintas combinaciones terapéuticas pero jamás con insulina en pacientes con diabetes tipo 1. Se abre, pues, una nueva ventana de posibilidades, o una ayuda, para intentar mejorar el control metabólico de los pacientes. Los inhibidores de SGLT1 y SGLT2 se lanzaron para el tratamiento de la diabetes tipo 2, pero no se había pensado que igual podían ser útiles. en combinación con la insulina, para la diabetes tipo 1… y este estudio lo que demuestra es que realmente sí que son útiles para este tipo de diabéticos. Asimismo, los estudios con sotagliflozina en diabetes tipo 2 también arrojan muy buenos resultados”.
“Pero, cuidado, porque el paciente debe tener en cuenta un concepto: la sotagliflozina jamás puede sustituir a la insulina en el diabético tipo 1. Las personas con diabetes tipo 1 deben seguir el tratamiento con insulina; otra cosa es que vean que la combinación con estas pastillas, con sotagliflozina, puede comportar una disminución de la dosis de insulina, una mejora del control metabólico e incluso una bajada de peso, pero la sotagliflozina no es un sustituto de la insulina. O sea, decir ‘adiós insulina y me voy a tomar el doble de pastillas porque me van a ir la mar de bien’ es un error, eso debe quedar muy claro”, argumenta el investigador del VHIR.
Hasta el momento, no hay ningún medicamento oral aprobado para reducir la concentración de glucosa en sangre en combinación con la insulina en pacientes con diabetes tipo 1. La causa de esta afección radica en la destrucción de las células beta del páncreas, que son las que producen la insulina, una hormona fundamental en el metabolismo de la glucosa. La diabetes tipo 1, que por ahora no tiene cura, se trata con inyecciones de dosis insulínicas. Se sabe que existen factores genéticos y ambientales que influyen en el desarrollo de la enfermedad, que suele aparecer en edad infantil o juvenil.