La dermatitis atópica (DA) es un proceso inflamatorio de la piel caracterizado por intenso prurito y piel seca, que presenta una evolución crónica y cursa en forma de brotes. Se puede presentar en sujetos de todas las edades pero es mucho más frecuente en niños; el 50% de los casos se diagnostica durante el primer año de vida[1]. La prevalencia es de entre un 6 y un 15% en España, siendo inferior en los países en vías de desarrollo.
Según el estudio ELIHO sobre factores de riesgo y prevalencia familiar de la dermatitis atópica en España, se concluyó que es una enfermedad con una gran predisposición genética, modulada por factores climáticos y que acarrea alteraciones inmunológicas, sin encontrarse influencias significativas de factores ambientales domésticos[2].
La dermatitis atópica forma parte de un conjunto de enfermedades con una manifestación común a nivel de la piel bajo la forma clínica de eccema, a la que se puede llegar por diferentes mecanismos fisiopatológicos. En la etiopatogenia de la dermatitis atópica intervienen tres factores:
1. Predisposición genética: existen mutaciones en determinados genes que alteran la barrera cutánea y producen una inflamación permanente.
2. Disfunción de la barrera cutánea que facilita la entrada de alergenos, irritantes y patógenos.
3. Inflamación persistente de la dermis con infiltrado inflamatorio, inicialmente de predominio TH2 y de forma tardía TH1.
Estos tres factores actúan de forma constante, contribuyendo a la cronicidad de la dermatitis atópica y a su gravedad.
Nos centraremos en la predisposición genética, conocida desde hace tiempo por la presencia de antecedentes familiares de enfermedades alérgicas en los niños con dermatitis atópica y la existencia en el propio niño de otras enfermedades alérgicas como el asma, rinitis o alergias a determinados alimentos.
El papel de los factores genéticos en la DA está claramente demostrado por los estudios realizados en gemelos, que demuestran de forma consistente una tasa de concordancia más alta (0,77) en los gemelos monocigóticos en comparación con los gemelos dicigóticos (0,15)[3]. La importancia de los factores genéticos en la DA se subraya aún más por el hallazgo de que una historia paterna positiva es el factor de riesgo más fuerte para la DA. La tasa de incidencia se duplica si la DA está presente en uno de los progenitores, y se triplica si ambos padres están afectados.
La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica causada por la compleja interacción de factores genéticos, inmunes y ambientales. Hay muchos descubrimientos recientes que involucran a los estudios genéticos y epigenéticos de la DA.
Esta predisposición genética está evidenciada por la existencia de mutaciones en genes que intervienen en la estructura y función de la epidermis, como el gen de la filagrina (FLG), variantes del gen de la proteasa y otros genes de diferenciación epidérmica que facilitan las alteraciones de la barrera cutánea que contribuyen a la persistencia de la inflamación en la piel incluso en ausencia de los brotes.
Los recientes avances en la biología cutánea sugieren que los defectos epidérmicos podrían ser un iniciador clave de la dermatitis atópica y posiblemente de la sensibilización alérgica. La disfunción de la barrera cutánea se reconoce ahora como fundamental para el inicio y la progresión de la dermatitis atópica. Estos nuevos hallazgos crean una oportunidad para el desarrollo de nuevas estrategias de prevención centradas en la barrera cutánea[4].
En la etiopatogenia de la dermatitis atópica existen varios genes implicados; la asociación más frecuente es con el gen FLG, situado en el brazo largo del cromosoma 1 (1q21.3), que codifica una proteína denominada profilagrina. Este gen se encuentra mutado entre el 20 y el 30% de las personas con dermatitis atópica, en comparación con el 8 al 10% de la población general.
La filagrina está implicada en la síntesis de la estructura de la capa externa de la piel, formando una barrera que ayuda a disminuir la perdida de agua y evitar la entrada de sustancias extrañas como toxinas, bacterias, virus y alergenos como los ácaros del polvo o los pólenes.
Las mutaciones del gen de la filagrina son factores de riesgo para la presencia y persistencia de la DA y explican la discordancia de la DA entre gemelos dicigóticos[5].
Hasta la fecha, los estudios de asociación de genes indican que las mutaciones genéticas de filagrina (FLG) son el factor de riesgo conocido más importante en la DA, mientras que los genes en las vías de señalización de linfocitos T auxiliares tipo 2 (Th2) son el segundo factor de riesgo genético para la DA. Varios estudios han identificado 34 loci de riesgo para DA; estos loci también sugieren que los genes de las respuestas inmunológicas y las funciones de barrera cutánea epidérmica se asocian con la DA. Además, los análisis de perfiles de genes demostraron que la DA se asocia con la disminución de la expresión génica de los genes complejos de diferenciación epidérmica y los genes Th2 y Th17 elevados.
Los resultados más recientes sugieren que dos vías biológicas principales son responsables de la etiología de la DA: la función epitelial de la piel y la respuesta inmune innata / adaptativa. La barrera epidérmica disfuncional y las respuestas inmunitarias se afectan recíprocamente entre sí, y por lo tanto impulsan el desarrollo de la DA[6].
La región cromosómica que alberga posiblemente varios genes importantes es 1q21. Esta área incluye la mayoría de los genes que regulan la homeostasis epidérmica, el complejo de diferenciación epidérmica (EDC). La reciente demostración de mutaciones de pérdida de función del gen profilaggrin / filaggrin, una proteína clave en la diferenciación terminal de la epidermis, puede considerarse como un avance. De hecho, estas variaciones pueden ser factores de riesgo importantes para la DA (con IgE) y en combinación con la sensibilización y el asma, ya que parecen estar más asociados a la forma vinculada a IgE. Se espera que otras variantes genéticas aún no definidas a partir de estructuras epidérmicas tales como las localizadas en la EDC en cromosoma 1q21 también puedan desempeñar un papel en estos fenómenos. Estos hallazgos genéticos proporcionan un soporte importante para el deterioro bien conocido de la barrera epidérmica observada en la DA y también pueden aportar pistas adicionales a la historia natural de la enfermedad, es decir, la transición de un eccema no asociado a IgE a DA asociada a IgE, debido a una penetración y sensibilización facilitadas a los aeroalergenos durante la inflamación crónica. Por lo tanto, un primer tipo de genotipo-fenotipo seria para los pacientes que presentan variaciones para el gen FLG y que sufren DA de forma temprana y severa, y que tienen mayor riesgo de desarrollar asma alérgica[7].
En diferentes estudios genéticos se ha encontrado asociación significativa entre los siguientes loci y fenotipos: 3p24-22 para la DA; 18q21 para la DA junto con concentraciones elevadas de IgE específicas de neumoalergenos, y los loci 3q14, 13q14,15q14-15 y 17q21 para la gravedad de DA[8].
Por último, además de la genética clásica, el papel de los mecanismos epigenéticos en la regulación de la expresión génica no ha sido abordado en la DA, pero sin duda nos ayudará a comprender una serie de estudios epidemiológicos y genéticos hasta ahora discrepantes.
Bibliografía
1. Rajka G. Natural history and clinical manifestations of atopic eczema. Clin Rev Allergy,1986;4:326.
2. Blanco A, Diaz JM, Balaña M, Valveny N. Factores de riesgo y prevalencia familiar de la dermatitis atópica en España (estudio ELIHO). An Pediatr2005;63(6):480-8.
3. Schultz Larsen FV, Holm NV. Atopic dermatitis in a population based twin series. Concordance rates and heritability estimation. Acta Derm Venereol Suppl (Stockh) 1985;114:159.
4. Simpson EL, Chalmers JR, Hanifin JM, Thomas KS, Cork MJ, McLean WH, Brown SJ, Chen Z, Chen Y, Williams HC. Emollient enhancement of the skin barrier from birth offers effective atopic dermatitis prevention. J Allergy Clin Immunol 2014;134:818-823.
5. Thomsen SF1, Elmose C, Szecsi PB, Stender S, Kyvik KO, Backer V, Thyssen JP. Filaggrin gene loss-of-function mutations explain discordance of atopic dermatitis within dizygotic twin pairs. In J Dermatol, 2016 Dec;55(12):1341-1344
6. Bin L, Leung DY. Genetic and epigenetic studies of atopic dermatitis..Allergy Asthma Clin Immunol, 2016, 19;12-52
7. Bieber T. Atopic Dermatitis. Ann Dermatol 2010;22 (2):125-137.
8. Bradley M, Soderhall C, Luthman H,Wahlgren CF, Kockum I, Nordenskjold M. Susceptibility loci for atopic dermatitis on chromosomes 3,13,15,17 and 18 in a Swedish population.Hum Mol Genet.2002;11:1539-48.