Redacción Farmacosalud.com
“De la comida nunca he abusado, me gusta comer pero sin nada de grasas… Yo nunca había estado malo, algún resfriado y ya está. El día del ictus cené lo normal, me acosté, y a las 6 de la mañana prácticamente me quedé frito: no veía nada, no podía moverme, tenía medio cuerpo, en concreto la parte derecha, la pierna y el brazo, como muertos. Gracias a mi esposa, que se dio cuenta de la gravedad del asunto y actuó enseguida, fuimos al hospital… los médicos me cogieron a tiempo… si no hubiera sido por esos médicos, yo ahora estaría muerto”. Así narra su experiencia con el ictus Melitón Bascuñana, que actualmente tiene 71 años de edad. Tras el tratamiento inicial, había que saber qué era lo que había propiciado el accidente cerebrovascular con el fin de poder seguir dando a Melitón la terapia más indicada y eliminar en lo posible el riesgo de padecer un nuevo ataque. Fue entonces cuando este paciente se sometió a una innovadora técnica diagnóstica, el textile wearable Holter Nuubo® (chaleco Holter de tela), un dispositivo que va aportando datos clínicos sobre la persona estudiada.
“Al principio me encontraba un poco raro con el chaleco, pero después me acostumbré. Para ducharme me lo quitaba, por la noche me lo ponía otra vez y ellos (los médicos) me iban grabando”, explica Melitón, que ha llevado el dispositivo durante tres meses. Según explica este vecino de Montmeló (Barcelona), las secuelas del ictus que arrastraba -la pierna y el lado derecho de su cuerpo “iban un poco lentos”- desaparecieron una vez que el Holter de tela permitió saber que la causa de su ataque había sido una fibrilación auricular paroxística (una dolencia muy complicada de detectar con los métodos diagnósticos existentes hasta la fecha), hallazgo que dio lugar a que le administraran el tratamiento más indicado, que en su caso es de carácter anticoagulante.
“Yo ahora estoy perfecto. Estoy muy contento y muy feliz, parece que no tenga nada… Hago bicicleta… A los médicos los aprecio mucho, me llamaban cada dos por tres: ‘¿cómo estás, Melitón?’ Son buena gente… además, creo en los médicos y en la sanidad de Catalunya, que es fuera de serie”, afirma en declaraciones a www.farmacosalud.com.
Incógnita en uno de cada tres casos de ictus grave
En uno de cada tres casos de ictus grave, los expertos no logran identificar la causa de este tipo de accidente cerebrovascular. De este modo se corre el riesgo de sufrir un nuevo ictus al no aplicar el tratamiento preventivo más adecuado, lo que genera incertidumbre en el enfermo. El chaleco que ha acompañado a Melitón durante tres meses de su vida forma parte de un proyecto de investigación multicéntrico becado por el Instituto Carlos III que implementa una nueva técnica diagnóstica, el textile wearable Holter Nuubo® (chaleco Holter de tela), para su uso en la práctica clínica diaria. El proyecto, liderado por neurólogos de la Unidad de Ictus del Hospital Universitario Vall d’Hebron en colaboración con la Unidad de Arritmias del mismo centro y expertos del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) [Barcelona], cuenta con la participación de las unidades de Ictus del Hospital Clínico Universitario de Valladolid y los Hospitales Universitarios Virgen Macarena y Virgen del Rocío de Sevilla.
Los resultados del programa, publicados en la revista ‘International Journal of Cardiology’, permiten llegar a la conclusión de que con este nuevo protocolo se mejora de forma considerable la detección de la fibrilación auricular paroxística, una de las principales causas del ictus grave. Tal y como manifiesta el doctor Jorge Pagola, investigador principal del estudio, médico adjunto de la Unidad de Ictus de Vall d’Hebron e investigador del VHIR, “en uno de cada tres pacientes que sufren un ictus grave no logramos detectar la causa. Pero se estima que, en la mitad de los casos, la causa es la fibrilación auricular paroxística, un tipo de arritmia que es muy complicada de detectar con los protocolos convencionales porque aparece y desaparece”.
Opciones existentes hasta ahora: Holter 24 h, el implantable y el registrador externo
Cuando se produce una racha de fibrilación auricular paroxística, las aurículas del corazón no se contraen de forma adecuada, lo que facilita la formación de trombos que van al cerebro y provocan el ictus. Para detectarla se ha utilizado clásicamente el Holter que el paciente lleva durante sólo 24 horas, que “únicamente logra detectar hasta el 2% de las fibrilaciones auriculares paroxísticas que están detrás de un ictus grave”, señala Pagola.
Para realizar monitorizaciones más prolongadas existen dos tipos de dispositivos: el Holter implantable y el registrador externo. El Holter implantable es un dispositivo electrónico de pequeño tamaño que, de manera similar a un marcapasos, se implanta bajo la piel y registra la actividad eléctrica del corazón. Exige cirugía y presenta un elevado precio. Por otro lado, los registradores externos requieren de elementos adhesivos pegados a la piel que frecuentemente provocan irritación de las zonas de pegado, lo que dificulta mantener la monitorización más de una semana.
Para llevar a cabo el estudio con el protocolo diseñado por los expertos de Vall d’Hebron, el primero que se realiza en todo el mundo con un Holter de tela, se seleccionó a un grupo de 215 pacientes que llevaron el chaleco Holter de tela durante 30 días. “El paciente lleva el Holter como si fuera un chaleco, por debajo de la ropa, durante 30 días -explica el experto-. A las dos semanas y al final de los 30 días, viene al hospital para que podamos leer la información registrada y comprobar si presenta fibrilación auricular paroxística, aunque también puede enviarnos esta información directamente desde el Holter a través de una app en su teléfono móvil”.
Con el textile Holter se detectan hasta el 20% de los casos de este tipo de fibrilación
Los especialistas han comprobado que “con el textile wearable Holter se detectan hasta el 20% de los casos de este tipo de fibrilación auricular, ya que al estar basado en un chaleco sin adhesivos no provoca irritaciones en la piel y el cumplimiento del paciente es mucho más adecuado -señala Pagola-. Esta es una de las principales claves del protocolo, ya que el hecho de que los pacientes toleren el chaleco durante 30 días permite registrar un mayor número de fibrilaciones auriculares y realizar una lectura mucho más fiable de los datos”.
Detectar la causa del ictus es fundamental para aplicar el tratamiento correcto. “Se sabe que el tratamiento estándar del ictus, que es aspirina 100 miligramos cada día, no es eficaz en el caso de que el accidente cerebrovascular se deba a la presencia de fibrilación auricular paroxística -remarca el facultativo-. En este caso es preferible optar por un anticoagulante oral clásico o por un nuevo anticoagulante oral de acción directa”.