Redacción Farmacosalud.com
Los niños adoran la nieve. Eso no es ningún secreto. No obstante, no es lo mismo esculpir un muñeco de nieve que esquiar o deslizarse en un trineo de juguete: la primera de las opciones, como mucho, puede causar una sensación de incomodidad en las manos por efecto del frío de los cristales de hielo agrupados en los copos (más aún si no se llevan guantes, o éstos no son los adecuados), mientras que las otras dos actividades llevan aparejados ciertos riesgos de lesiones. Ahora bien, son unos riesgos que pueden minimizarse tomando una serie de precauciones y aplicando el sentido común. Si bien las lesiones graves no son frecuentes en el mundo del esquí infantil, sí que pueden producirse -luxaciones o daños en los ligamentos-, por lo que no está de más escuchar voces expertas, como la del doctor Dr. Emilio López-Vidriero, director de ISMEC (International Sports Medicine Clinic), consultor traumatólogo de la Universiada 2015 y consultor de la Federación Andaluza de Deportes de Invierno.
Los niños parten con ‘ventaja’ cuando esquían. A este respecto, López-Vidriero avala la típica frase de que ‘los niños son de goma’, ya que este segmento poblacional tiene menos riesgo de sufrir daños traumatológicos graves. De hecho, los huesos infantiles se están formando y la preponderancia cartilaginosa en su composición comporta que sean “mucho más elásticos que los huesos maduros del adulto. Y sus articulaciones también lo son, luego soportan y absorben mejor la energía que los adultos”, indica el especialista. Con todo, los niños no son invulnerables y también se lesionan. “Fundamentalmente, pueden padecer contusiones y traumatismos, pero no suele haber lesiones graves. Cuando las hay, puede haber luxaciones de hombro y lesiones de ligamento cruzado anterior de la rodilla, como en los adultos, y lesiones del ligamento colateral medial de la rodilla. Pero en general, son más contusiones y golpes. Las lesiones graves son menos frecuentes en niños, requieren traumatismos mucho más grandes” para que se produzcan daños de relevancia, comenta el doctor. El tratamiento de esas lesiones en la población infantil suele ser también diferente respecto al que se administra a los adultos.
“Enseñarles a saber ceder el paso y a no hacer barbaridades”
A juicio de este experto, para minimizar riesgos en la nieve es fundamental tener en cuenta que “la prevención de una lesión es el mejor tratamiento que existe”, por lo que a los niños hay que “educarlos bien” en relación a las normas de convivencia que deben regir en una estación de esquí. Por ejemplo, “enseñarles a saber ceder el paso y controlar la velocidad”, además de “enseñarles a no ir como locos” e inculcarles que no deben “hacer barbaridades”, señala.
Capítulo aparte merecen los trineos de juguete. “Un trineo como vehículo que se desplaza sin control es peligroso, y si encima impacta sobre una persona, también lo es. Y si el que lleva el trineo, además, no sabe conducirlo, que es lo que suele ocurrir, pues más peligroso todavía”, explica el doctor López-Vidriero. De hecho, en muchas pistas no existe una zona específica para trineos. “En general -agrega el facultativo-, lo que ocurre es que los padres llevan a los niños a la parte final de las pistas de esquí, y entonces van llegando los esquiadores y los niños se interponen con el trineo… en algunos centros infantiles, cuyas zonas sí están acotadas, por lo que tengo entendido no se suelen dejar utilizar estos vehículos. Los niños suelen hacer otro tipo de juegos de nieve.”
Mejor prevenir que curar
Esquiar o practicar el snowboard se han convertido en algunos de los deportes más populares entre la población española cada invierno. Según la ATUDEM (Asociación Turística de Estaciones de Esquí y Montaña), las estaciones de esquí españolas recibieron durante el pasado invierno más de 5 millones de visitantes. Los que se inician en estos deportes son más propensos a lastimarse. La probabilidad de sufrir una lesión esquiando en la actualidad oscila de 2,6 a 3,9 lesiones por mil esquiadores/día, un porcentaje muy alto que invita a extremar las precauciones ante una posible caída y conocer cómo actuar ante una eventual lesión. Por ello, desde ISMEC se ofrecen una serie de recomendaciones prácticas:
-Es necesario contar con una buena preparación física previa a la práctica del esquí
-Para evitar caídas es esencial contar con un buen dominio de la técnica. Para ello, se recomienda recibir clases de un monitor especializado.
-El material con el que se practica el esquí debe estar en buen estado, prestando especial atención a que las fijaciones se encuentren bien reguladas.
-Antes de practicar esquí es conveniente llevar a cabo un calentamiento con ejercicios de flexibilidad articular.
-Dejar la actividad física al notar los primeros síntomas de cansancio. Las lesiones más graves se producen por causa de la fatiga muscular.
-Descansar suficientemente. Cuando las lesiones se dan a última hora del día, se pueden deber a fatiga, bien por falta de horas de sueño o por exceso de horas de sueño, entre otras causas.
Actuaciones en caso de lesión
Una de las estrategias más factibles para una correcta prevención pasa por llevar a cabo un programa de ejercicios previo (siempre bajo supervisión médica o de un fisioterapeuta) que ayuden a prevenir la aparición de una eventual lesión. Tal y como señala el Dr. López-Vidriero, “la práctica del esquí supone exigencias musculares que tienen mucho que ver con la capacidad para controlar el movimiento, ya que a diferencia de otras actividades como saltar y correr, donde hay un claro énfasis a la hora de propulsar nuestro cuerpo, en el esquí o el snowboard el énfasis está en el control de las denominadas ‘fuerzas de reacción del suelo’ durante las bajadas”.
Esta capacidad específica muscular, explica este consultor médico, “se desarrolla trabajando las extremidades inferiores y, aunque indudablemente la musculatura de la rodilla va a jugar un papel determinante, no debemos centrarnos exclusivamente en ella. También deberemos desarrollar una buena capacidad y control muscular en toda la musculatura que rodea el complejo lumbo-pélvico”, apostilla López-Vidriero. Pese a estas recomendaciones, es imposible prever que se produzca una lesión practicando este deporte de invierno. Ante una posible caída o fuerte contusión, se recomienda seguir las siguientes indicaciones ante los tipos de lesiones más comunes sobre una pista de esquí:
-Ante una luxación de hombro. Si tras una caída con el brazo abierto no se puede mover el hombro haciendo rotaciones, habrá que sospechar que estamos sufriendo la luxación de hombro, que será recolocado en urgencias y puesto en cabestrillo. En menos de 10 días un traumatólogo valorará su estado y determinará qué actuación llevar a cabo para una correcta recuperación. En personas menores de 25 años se suele optar por una intervención quirúrgica, que evita un posible nuevo episodio de luxación que podría generar lesiones más graves. En personas entre 30 y 50 se puede tratar con fisioterapia personalizada intensiva e intentar evitar la cirugía. En mayores de 50 la luxación de hombro suele asociar lesiones de los tendones del manguito, mucho más graves, y que también requieren de intervención quirúrgica.
-Ante una luxación de la clavícula. Si tras una caída con el brazo pegado al cuerpo aparece una deformación sobre la parte superior del hombro, casi con total seguridad se tratará de una luxación de clavícula. Dado que tumbado le dolerá más, es conveniente que paciente quede semisentado. Tras diez días con el cabestrillo, el especialista examinará la lesión. Si la luxación de la clavícula es grave, requerirá cirugía. Si es leve, se podrá tratar con fisioterapia intensiva personalizada. Si al examinar mediante resonancia magnética se detectan otras lesiones asociadas (ocurre el 30%) habrá que operar esas lesiones y además la clavícula.
-Ante una luxación de codo. Se recolocará en urgencias, a lo que le seguirá reposo en cabestrillo. El traumatólogo deberá hacer una valoración de la misma en menos de 10 días. Si no se encuentran fracturas o están poco desplazadas, se colocará codera estabilizadora y fisioterapia intensiva personalizada para ganar la movilidad. Si hay fracturas desplazadas habrá que operar intentando fijar los fragmentos en su sitio. Si no se consigue esto último, se sustituirán por prótesis, lo que ofrece muy buenos resultados.
-Ante una fractura del hombro. En primer lugar inmovilizar en cabestrillo y trasladarlo a un traumatólogo de forma urgente. Si los fragmentos de hombro no están desplazados, se puede tratar con fisioterapia intensiva personalizada. Si están desplazados habrá que operar para restaurar la anatomía.
-Ante una lesión de los tendones del hombro (manguito rotador). Se sospecha de su aparición en pacientes mayores de 45 años con mucho dolor en el hombro (sobre todo de noche) y cuyo examen de rayos X aparece normal. Se optará por tanto por inmovilización con cabestrillo y derivación al traumatólogo en menos de 10 días. Estas lesiones requieren de cirugía para reinsertar los tendones en su sitio lo antes posible.
-Ante una caída que produzca una intensa hinchazón en la rodilla. Se extraerá el líquido de la rodilla, se inmovilizará y se valorará de manera urgente por un especialista. Si el líquido es rojo (se tratará de sangre) existe una alta probabilidad de fractura o de lesión del ligamento cruzado.
-Ante una lesión del ligamento cruzado anterior. En estrecha relación con el caso previo. Se evitará la inmovilización completa de la rodilla y se le aplicará fisioterapia intensiva personalizada para ganar la flexión y extensión de la misma. Una vez ganada y bajada la inflamación viene la correspondiente valoración del traumatólogo para decidir si los tejidos han cicatrizado bien y no hace falta operar, o si no han cicatrizado bien y hay que pasar por quirófano.
-Ante una lesión del ligamento colateral medial (el que sujeta la rodilla por el interior). Se suele detectar por la generación de dolor que se produce al apoyar la pierna y cuando se toca el interior de la rodilla. Se optará por inmovilización con rodillera, que permite la flexo-extensión de la rodilla pero evita que la pierna se vaya hacia los lados (varo-valgo). Así se estará durante seis semanas hasta que cicatrice. Este ligamento cicatriza en el 90% de las lesiones si se trata adecuadamente, evitando así la cirugía.
-Ante una rotura meniscal. Se procederá a una valoración urgente por el traumatólogo. Si la rotura se puede suturar, habrá que hacerlo para prevenir la artrosis precoz.
‘El pulgar del esquiador’
Uno de los percances que también forman parte del catálogo ‘lesión del esquiador’ es el conocido como ‘pulgar del esquiador’: el paciente se cae con el pulgar abierto y se lesiona el ligamento que está justo ahí, en el dedo ‘gordo’ de la mano. En conversación con www.farmacosalud.com, el doctor explica que “la parte más importante es saber caer. Si se cae apoyando (en el suelo) el pulgar y el índice abiertos, es bastante probable que el esquiador salga dañado. Al caer, hay que intentar apoyar la palma y no la punta de los dedos. Otro de los factores de riesgo es el agarre de los bastones; muchas veces se engancha el bastón, la persona intenta caer con el bastón agarrado, abre los dedos y se lesiona ese ligamento. Hay que intentar no agarrar el bastón al caer”.