Redacción Farmacosalud.com
A juicio del Dr. Emilio Sánchez, nuevo presidente de la Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.), una de las razones por las que en España se habla poco de la prevención primaria (estrategia encaminada a evitar el inicio o la aparición de una dolencia) es porque “los políticos quieren medidas que sean muy visibles para que, cuando haya elecciones, se note la gestión realizada. En cambio, la prevención primaria requiere de muchos años para ver sus beneficios, por lo que pocas veces les interesa. Yo creo que los decisores políticos deberían apostar por la prevención primaria”.
La nueva cabeza visible de la S.E.N. -organización que acaba de celebrar su 53º Congreso- anuncia que “en un muy corto plazo” los médicos españoles dispondrán de la nueva indicación de los agonistas de los receptores GLP-1 para el manejo de la Enfermedad Renal Crónica (ERC), puesto que estos fármacos han demostrado ser “beneficiosos desde un punto de vista renal”. El Dr. Sánchez, por otra parte, se ha propuesto contactar con los Ministerios de Sanidad y de Derechos Sociales para poder “crear una especie de cuerpo de personas” que ayude a asistir a los pacientes que realizan la diálisis en casa.
-Su principal reto al frente de la S.E.N. es trabajar para visibilizar las enfermedades renales y lograr que interesen más a las autoridades y decisores públicos, tal y como ocurre con otras patologías (colesterolemia, por ejemplo). ¿Por qué no venden las afecciones del riñón, por qué están en ese segundo escalón de ‘popularidad’?
Aunque la Nefrología es una especialidad que lleva ya más de 50 años en los hospitales, no somos del todo conocidos. Por algún motivo hemos fallado en alguna estrategia de marketing a la hora de explicar lo que supone la nefrología y lo que son las enfermedades que inciden en el riñón. La Enfermedad Renal Crónica (ERC) es una afección muy prevalente, ya que en España afecta a 1 de cada 7 ciudadanos. Hay un estudio epidemiológico realizado a finales de la década pasada, en concreto en 2018, en el que se vio que el 15% de la población española presentaba algún grado de ERC, lo que es un dato muy relevante.
Un problema añadido es que la ERC es una patología silenciosa… no va a ir nunca un paciente a su médico de Atención Primaria para decirle ‘oiga, míreme por favor la función de los riñones porque sospecho que tengo insuficiencia renal por tal motivo’. Pues no, no lo hará, porque esta enfermedad sólo da síntomas cuando uno se encuentra en las etapas finales de la afección y está a punto de empezar diálisis. Si esperamos a ese momento, nada podremos hacer para prevenir la progresión de la ERC. Necesitamos visibilizar la Nefrología, y en especial la Enfermedad Renal Crónica, para que toda la población susceptible de desarrollar esta patología sepa en qué situación se encuentra y, si resulta que alguien ya la está sufriendo, sepa qué es lo que tiene que hacer para prevenir su progresión.
Tenemos, por lo tanto, que definir cuál es la población vulnerable, que serían todas las personas mayores de 50 años, o las que presenten antecedentes familiares de ERC, y a partir de ahí, con un diagnóstico, que es tan sencillo y barato como utilizar una gota de sangre y una gota de orina, verificar quiénes presentan una función renal normal y quiénes la presentan alterada. Y a los que sufren ERC, instaurarles tratamientos que enlentezcan el avance de la enfermedad.
-Usted advierte que, ‘si no se hace nada’, en pocos años un tercio de los mayores de 65 años sufrirán ERC, que al mismo tiempo se convertirá en la segunda causa de muerte en España. ¿Desde el punto de vista del paciente, modificar o adoptar ciertos estilos de vida puede contribuir a reducir la prevalencia de esta patología?
Claro que sí, eso es muy importante. Por ello necesitamos llegar a la población general, para que los ciudadanos sean conscientes de la problemática e instauren ciertas medidas. Medidas que, en principio, son sencillas de aplicar. Pasarían por realizar un estilo de vida cardiosaludable, del mismo modo que se hace para prevenir las enfermedades cardiológicas. Tenemos que consumir una dieta rica en frutas, verduras y aceite de oliva… la famosa dieta mediterránea, a los pacientes renales, les viene de maravilla. Pero, además, debemos instar a no fumar. Este hábito es un problema que me sigue llamando muchísimo la atención: vi hace poco una noticia sobre el porcentaje de españoles que fuman, y se determinó que es un tercio de la población. Y, sabiendo el daño que produce el hábito tabáquico, y lo caro que resulta, es algo que me parece muy desafiante. Asimismo, tenemos que implantar pautas de autocuidado para evitar la obesidad, dado que los españoles cada vez estamos más gordos. Y, finalmente, tenemos que controlar la diabetes.
Con todas estas medidas, que son muy coste-eficientes, se reduciría mucho la progresión de la ERC. Simplemente, se trata de difundir que existe una serie de pautas para el autocuidado. No obstante, si al final alguien llega a desarrollar ERC, debe saber que desde hace poco más de un año disponemos de nuevos tratamientos que nos van a ayudar a enlentecer la progresión de la enfermedad.
-De hecho, usted mismo opina que la Administración debería actualizar la estrategia en salud renal aprobada en 2015, entre otros motivos porque están apareciendo esos nuevos fármacos ralentizadores de la ERC. ¿El ritmo de financiación pública de las nuevas terapias es el deseable?
Esos tratamientos ralentizadores ni siquiera son muy costosos; por lo tanto, no hay ningún problema para su administración. A nosotros lo que nos interesa, sobre todo de cara a la elaboración de un plan de salud renal actualizado, es el fomento de la prevención primaria, que es una estrategia que en España no se está trabajando demasiado bien, y no sólo en el ámbito de la afección renal, sino también en el resto de patologías. En España somos muy buenos tratando enfermos; somos buenos y ágiles y las urgencias las abordamos con solvencia, y, sin embargo, pocas veces se habla de prevención primaria. Pero es que siempre va a ser mucho más coste-eficiente prevenir que tratar.
Yo creo que aquí interfiere un poco el hecho de que los políticos duren en sus cargos mucho menos que los médicos en sus consultas o en sus puestos de trabajo. Obviamente, los políticos quieren medidas que sean muy visibles para que, cuando haya elecciones, se note la gestión realizada. En cambio, la prevención primaria requiere de muchos años para ver sus beneficios, por lo que pocas veces les interesa. A mi entender, los decisores públicos deberían apostar por la prevención primaria.
Otro aspecto que queremos incluir en el nuevo plan de salud renal es la equidad. Hemos observado que la atención a estos pacientes, y en lo relativo a todos los estadíos de la patología -desde las etapas iniciales de la enfermedad hasta la diálisis- no es igual en todas las comunidades autónomas (CCAA). Y eso no es justo. Porque, por poner un ejemplo al azar sobre CCAA, un paciente de Murcia debe tener los mismos derechos que un paciente de Asturias. Y la S.E.N., como sociedad científica, tiene que luchar para que la asistencia sea la misma para todos. El problema es que, en vez de tener un Ministerio de Sanidad, tenemos 17 reinos de taifas en los que cada uno decide qué hacer y qué no hacer.
-Volvamos a los novedosos medicamentos ralentizadores de la ERC, puesto que su reciente aparición en territorio español ha merecido, lógicamente, la atención de los participantes en el 53º Congreso de la S.E.N., celebrado este pasado mes de noviembre en Palma de Mallorca…
Probablemente, lo más destacado del Congreso haya sido la presentación de los estudios que evidencian el poderío de esos nuevos fármacos a la hora de ralentizar el avance de la ERC. Estamos hablando de los iSGLT-2 (inhibidores del cotransportador sodio-glucosa tipo 2). Son tratamientos que han demostrado su capacidad para reducir de una forma drástica la progresión de la Enfermedad Renal Crónica, especialmente si se empiezan a utilizar desde etapas tempranas de la afección. Entre eso y que tienen un precio muy asequible, realmente ningún paciente debería verse privado de ellos.
Por otro lado, posiblemente entre el año que viene y el siguiente, dispongamos de nuevas herramientas terapéuticas para la ERC. Ahí están los agonistas de los receptores GLP-1, indicados en principio para la diabetes, y que también ayudan a controlar la obesidad y la dolencia cardiovascular, y que ahora se ha visto que son beneficiosos desde un punto de vista renal, con lo cual muy probablemente se indicarán para dicha enfermedad. Es un tipo de terapia, pues, multidiana. La compañía Novo Nordisk, que comercializa el agonista de GLP-1 semaglutida, ha decidido suspender el ensayo clínico que valoraba el impacto de semaglutida en la evolución de la función renal porque, había tantas diferencias en favor de su producto frente a no utilizarlo, que prefirieron suspender el estudio un año antes de lo previsto. Así pues, estos tratamientos van a venir a ayudarnos en un muy corto plazo para mejorar el manejo de la ERC.
Pero la Nefrología es una especialidad muy variada, es una disciplina que atañe muchos aspectos, de tal modo que la Nefrología no es únicamente ERC. También se ocupa de la nefritis lúpica, para la que han aparecido terapias que van a contribuir a un mejor manejo de esta enfermedad y una mayor calidad de vida de las personas que la sufren. En la reunión de nefrólogos celebrada en Palma también se han conocido novedades farmacológicas para el control de la anemia asociada a la ERC. Asimismo, se han dado a conocer progresos en el ámbito del trasplante renal y se han promocionado aquellos procedimientos de diálisis domiciliaria que dan grandes resultados.
-En el Congreso se ha puesto de manifiesto que, en España, más de la mitad de las personas en diálisis tienen que desplazarse fuera de su localidad de residencia para recibir su tratamiento. ¿Esto tiene solución?
La diálisis puede recibirse en un centro sanitario -en hospitales generalmente, a veces en centros concertados con la Seguridad Social- y también en casa del paciente. Los efectos observados con la terapia domiciliaria son mucho más óptimos que los vistos en un centro hospitalario: mayor autonomía y calidad de vida, más preservación de la función renal residual, una mejor supervivencia durante los primeros 4 años de tratamiento…
Sin embargo, hay personas que no pueden asumir el acto de dializarse en casa porque son de edad avanzada o bien tienen alguna discapacidad. Si bien la diálisis domiciliaria es un procedimiento fácil de llevar a cabo, también es cierto que hay que tener ciertas habilidades con las manos y debe ejercerse un poquito de fuerza para abrir los paquetes que contienen los materiales necesarios. Además, algunos pacientes pueden sentir algo de miedo ante la responsabilidad que supone gestionar el proceso en el propio domicilio. De todos modos, hay que explicar -y de eso nos encargamos nosotros en las consultas- que, clínicamente, la terapia dializadora realizada en el hogar es mucho más ventajosa.
¿Cómo podemos solucionar el problema de los desplazamientos? En primer lugar, informando bien, y dejando claro que, en los primeros años, es aconsejable someterse a las sesiones de diálisis en casa. Y, en segundo lugar, dando apoyo a aquellos pacientes que requieran algún tipo de ayuda en el domicilio. Hay distintos modelos de asistencia domiciliaria, especialmente en Francia y en el Reino Unido, donde los ayudantes no tienen por qué ser ni médicos ni enfermeras, sino simplemente personas familiarizadas con la diálisis que acuden a los hogares de los enfermos para echarles una mano con el procedimiento. Es decir, verifican que el material esté bien organizado, de vez en cuando practican alguna diálisis a modo de recordatorio para que el paciente no se salte ningún paso de la terapia, etc.
Por eso, en la S.E.N. queremos contactar con los Ministerios de Sanidad y de Derechos Sociales para proponer la creación de una especie de cuerpo de personas que puedan llevar a cabo esa clase de asistencia en los domicilios. Hay que tener en cuenta que, de acuerdo con las estimaciones de futuro realizadas, va a aumentar significativamente el número de pacientes que tengan que dializarse en casa. En cuanto a los desplazamientos en sí, quizás sea necesario destacar que hay enfermos que tardan más de 2 horas en llegar al centro de diálisis; luego están las 4 horas de la diálisis propiamente dicha, y después las otras 2 horas de vuelta a casa. Si esto fuera cosa de un día, pues tampoco pasaría nada. Pero claro, el problema es que este procedimiento debe hacerse una día sí, y otro no, de por vida. Hemos calculado que, en determinados casos, un paciente puede pasar casi dos meses al año entre sesiones de diálisis y trayectos hasta el centro médico.
-En el encuentro de la S.E.N. también se ha presentado un estudio en el que se concluye que la telemonitorización remota (usando audio, vídeo, sensores, datos electrónicos o una combinación de cualquiera de los anteriores) podría asociarse a una mayor supervivencia de los pacientes con Enfermedad Renal Crónica que se someten a tratamientos sustitutivos domiciliarios.
Es un gran avance. La pandemia de COVID-19 ha sido desastrosa, pero una de las pocas cosas positivas que ha conllevado ha sido el desarrollo de distintos modelos de telemonitorización y teleasistencia.
Hace unos años, cuando un paciente se dializaba en casa, teníamos que esperar dos meses a que viniese a la consulta en visita de revisión para comprobar si había ocurrido algo que no debiera haber ocurrido. Ahora, los propios aparatos dializadores nos envían los datos al final de cada sesión, es decir, se reporta en tiempo real cómo está el paciente y cómo se ha dializado. Cada día el personal de Enfermería se conecta a una plataforma en la que se pueden visualizar banderas de colores: si una bandera es verde, significa que todo está correcto; si es naranja, indica que ha habido algún contratiempo, mientras que si es roja es evidente que el problema ha sido grave, por lo que entonces se llama al paciente-usuario de diálisis para saber qué ha pasado.
Por lo tanto, estamos atendiendo en tiempo real, sin necesidad de que el enfermo deba acudir físicamente al centro sanitario, lo que es una ventaja estupenda. Es un sistema que da mucha seguridad, tanto al paciente como a los profesionales sanitarios… es como si los facultativos tuviéramos un ojo que está mirando continuamente la evolución del enfermo renal.