Redacción Farmacosalud.com
El Vall d’Hebron Barcelona Campus Hospitalario dispone de una nueva Unidad Funcional de Trombosis Venosa, una iniciativa que permitirá ordenar y agilizar el seguimiento y tratamiento de los pacientes diagnosticados con enfermedad tromboembólica venosa. Con su puesta en marcha, los especialistas ofrecerán un seguimiento personalizado de cada caso y se evitará la reiteración de visitas y pruebas diagnósticas innecesarias. La nueva unidad es una iniciativa del Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular, la Unidad de Hemostasia del Servicio de Hematología y del Servicio de Medicina Interna.
La gran novedad que ofrece la colaboración entre los profesionales de diferentes servicios es que los pacientes podrán ver en una única visita a todos los especialistas que participan en el seguimiento de su caso. Esto permitirá adaptar el tratamiento a sus necesidades, un factor cada vez más importante en esta patología. Lo apunta el jefe del Servicio de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular, el Dr. Sergi Bellmunt, que destaca la importancia del hecho “que estemos todos incluidos en el viaje del paciente, ya que desde el momento que llega a urgencias o es diagnosticado, todos los implicados en el tratamiento, diagnóstico o seguimiento a largo plazo estemos coordinados”. Esto permitirá “tratar al paciente con enfermedad tromboembólica venosa de una manera más eficaz, más rápida y con más seguridad”.
“Hay que individualizar cada vez más el tratamiento y su duración”
El paciente diagnosticado de enfermedad tromboembólica venosa en el ’Hospital, necesite o no quedar ingresado, se marchará con una primera visita programa con los especialistas para iniciar el seguimiento y decidir el tratamiento para los siguientes 6 meses, cuando volverá al Hospital para una nueva visita con el cirujano vascular y profesionales de hemostasia o de Medicina Interna, y se le hará una ecografía de control. La jefa de la Unidad de Hemostasia, la Dra. Amparo Santamaría, defiende que este sistema es una garantía que “el paciente tiene garantizada la continuidad asistencial”, ya que, desde el primer momento entra en un circuito que busca un tratamiento a medida de cada caso. Como explica la Dra. Santamaría, “con la aparición de nuevos medicaciones, tenemos claro que hay que individualizar cada vez más el tratamiento y su duración, así como realizar un diagnóstico etiológico con un estudio genético de trombofília de alto riesgo en casos seleccionados”. Esto quiere decir que, para evitar los peores efectos secundarios del tratamiento, los sangrados, que pueden ser graves, es necesaria una valoración global y un abordaje multidisciplinario del paciente para decidirlo y conseguir el máximo beneficio.
En algunos casos el paciente puede opinar teniendo en cuenta tanto el riesgo de sangrado como el de recaída. Como ha destacado el Dr. Josep Maria Suriñach, del Servicio de Medicina Interna, “en los últimos años, la medicina tiende a tomar decisiones con la participación de todas las especialidades implicadas y, en el caso de la enfermedad tromboembólica, esta visión es especialmente necesaria”. Por este motivo, “la implementación de la Unidad Funcional optimizará y ordenará la práctica clínica habitual y supondrá un claro beneficio para el paciente”.
En este sentido, Bellmunt destaca que se trata de “pacientes en los cuales tan importante es el diagnóstico y el tratamiento inicial, como el manejo posterior, el control y el diagnóstico etiológico, la causa de la patología”. Por este motivo la creación de la unidad tendrá unos efectos directos en su calidad de vida. A la vez, el hecho de agrupar las visitas con todos los especialistas a la vez ahorrará a los pacientes viajes al Hospital y pruebas redundantes. “Trabajamos en proceso para evitar redundancias, mejorar la experiencia del paciente, aumentar la seguridad y aplicar los protocolos de una manera consensuada”, asegura.
Una de cada 4 muertes en el mundo es por trombosis
La enfermedad tromboembólica venosa, también conocida como trombosis, puede afectar a las extremidades inferiores o bien a los pulmones (embolia pulmonar). En Vall d’Hebron, cada año se diagnostican 500 casos. Esta patología tiene una prevalencia entre 1-2 casos por cada 1.000 personas, a pesar de que el riesgo crece si el paciente padece alguna otra patología. Una de cada 4 muertes en el mundo es por trombosis y es la segunda causa de muerte en personas con cáncer. El 60% de los casos son de origen genético y el resto de origen ambiental (tratamientos anticonceptivos u hormonales, síndrome de la clase turista...) o relacionados con otras enfermedades (cáncer, enfermedades inflamatorias, autoinmunes...). En todo caso, la mitad de las veces se desconoce el origen exacto. El riesgo de un nuevo episodio en caso de no recibir un tratamiento adecuado está entre el 15-25% a los 5-10 años, mientras que cae a solo el 8% si se hace un buen seguimiento.