Redacción Farmacosalud.com
“El uso de mascarilla (antiCOVID) en adolescentes ha propiciado, al ir más tapados, el juego de la seguridad, pudiéndose evitar así tener que enseñar una ortodoncia, unas espinillas o cualquier ‘defecto’ estético que consideren que están mostrando. Cierto es que este momento es evolutivo y que, en la mayor parte de los casos, estas vergüenzas se atenúan al final de la adolescencia y en el inicio de la vida adulta. Pero también es importante recordar que la exposición a la normalidad ayuda mucho al curso evolutivo sano, y que en algunos casos la mascarilla puede servir de excusa para esconderse y tapar no sólo los defectos físicos, sino también dificultades en seguridad personal y autoestima”, explica a www.farmacosalud.com Ana Asensio, Dra. en neurociencia, psicóloga clínica, psicoterapeuta y experta en mindfulness.
Asensio desconoce si esos jóvenes con baja autoestima han seguido usando el cubrebocas en sus contenidos visuales o gráficos en redes sociales para seguir 'escondiendo' su imagen. Con todo, se inclina a pensar que los trucos digitales han permitido ahorrarse la utilización de dicho elemento anticontagio: “no lo sé, son datos más sociológicos… pero creo personalmente y pienso profesionalmente que, detrás de redes sociales, si te apoya un filtro o puedes jugar con la foto o recurrir a la distancia de la imagen y otros componentes, no estoy del todo segura que a través de la pantalla -y en la ‘seguridad y protección’ sentida en la distancia física- hayan necesitado usar mascarilla”.
#CharlasConCariñoterapia
La psicóloga ha participado en la producción #CharlasConCariñoterapia, cuyo cuarto capítulo ya está disponible para su visualización. #CharlasConCariñoterapia es el nuevo formato de entrevistas impulsado por el grupo Aegon en el que la conocida presentadora y cómica Ana Morgade trata temas de importancia para la salud y el estilo de vida con personajes de relevancia social. Esta cuarta entrega, que ha contado también con la participación de Silvia Congost, una de las psicólogas más influyentes en España en cuestiones de autoimagen y relaciones, ha ahondado en la necesidad de cuidar la relación con uno mismo, al tiempo que se ha hablado de autoestima y autoexigencia y se ha analizado cómo afectan las redes sociales y la opinión social en todos estos aspectos.
Según Asensio, si bien la mayor parte de la autoestima se forma en la infancia, esa valoración sobre uno mismo se va amoldando conforme se entra en la edad adulta: “cuando somos niños, la responsabilidad de la autoestima es el hogar, tus vivencias y experiencias con ese entorno, y cuando ya eres mayor, empezamos a tener un papel activo sobre nuestra autoestima, aunque también dependa de otros factores como las experiencias que vayas viviendo”.
¿Supone un problema tener la autoestima demasiado alta?
Existen múltiples factores, tanto externos como internos, que pueden afectar en la valoración que uno tiene sobre sí mismo. En este sentido, es más frecuente hablar de problemas por tener la autoestima baja, pero…. ¿supone un problema tenerla demasiado alta? “Cuando hablamos de personas con demasiada autoestima, creo que confundimos conceptos porque realmente estamos haciendo referencia a patologías como el narcisismo, y ahí ya no hablamos de autoestima. Cuando hablamos de autoestima queremos decir que nos sentimos personas valiosas, capaces y suficientes”, argumenta Congost. Algo que puede influir de manera negativa en cómo nos tratamos es la autoexigencia y el perfeccionismo. A este respecto, Congost aclara que ser una persona exigente que quiere mejorar no tiene por qué ser malo, de manera que “el problema viene cuando no hay un equilibrio entre la exigencia y el reconocimiento de todo lo que sí haces bien. Ahí es cuando tienen que saltar las alarmas, porque para trabajar la autoestima es esencial valorar también las cosas que hacemos bien, y gratificarnos por ello”.
Otro de los temas abordados en la charla es el denominado 'poder de la creencia'. Ahora bien, es un poder que hay que relativizar. Así, Asensio recuerda que el cerebro por sí solo no tiene tanto control como pensamos como para determinar que tengamos un pensamiento específico o nos venga una imagen en concreto a la cabeza. Por ello, Congost señala como fundamental identificar las creencias negativas que se activan con más facilidad ante cualquier situación cotidiana, para poder aprender a darles la vuelta. “Debemos intentar hacer ejercicios para conectar siempre con la gratitud de cosas que hemos vivido y que nos han demostrado que somos capaces, porque tenemos muchísimos éxitos a diario que agradecernos”, manifiesta.
Lógicamente, es más fácil ser positivo cuando las cosas van bien, pero tampoco está de más conocer aquellas claves que permiten encontrar siempre esa salida positiva, aunque las circunstancias no sean las mejores. “Cuando nuestro malestar es interno, es importante que nos pongamos a trabajar sobre los pensamientos positivos, dado que nos ayudarán a mejorar nuestro ánimo en general”, remarca Asensio mediante un comunicado.
A menudo, la opinión de los demás incide mucho en la autoestima y la percepción interna. Por ejemplo, cuando identificamos una cualidad o aptitud en nosotros mismos, o simplemente identificamos algo que nos gusta de nosotros, muchas veces cuesta exteriorizar ese sentimiento por miedo a cómo vaya a percibirse desde fuera. Para poder gestionar tal dilema, Congost indica que “debemos conectar con darnos reconocimiento a nosotros mismos, primero solos y después con nuestro círculo de confianza, para poder así atravesar esa barrera”.
Baja autoestima y depresión
Durante la sesión también se ha debatido sobre la posibilidad de que una autoestima muy baja pueda conllevar la aparición de enfermedades como la depresión. En efecto, Asensio confirma que una persona con una muy baja valoración de sí misma es más propensa a entrar en un estado de tristeza que pueda degenerar en una distorsión y convertirse, finalmente, en un cuadro clínicamente depresivo.
Otro tema que preocupa es el hecho de tener que lidiar ya no sólo con la voz interior, sino también con todo lo que conllevan las redes sociales, pues está claro que elementos como los likes o los haters pueden afectar la autoestima. Según un estudio, el 72% de las jóvenes han utilizado algún filtro para distorsionar su imagen en las redes sociales por la inseguridad que les causa ver su imagen real. De hecho, el 52% afirma que los filtros son parte de su vida diaria.
“En autoexigencia física, siguen llevando ventaja las mujeres con respecto a los hombres”
La experta en mindfulness señala que, tradicionalmente, el género masculino ha estado sometido a una menor exigencia física y estética, si bien “estos patrones están cambiando”. Asimismo, “es interesante recordar que las redes sociales que usan principalmente filtros como Instagram” son eminentemente usadas por público femenino, agrega. “Actualmente -prosigue Asensio-, en anorexia o trastornos de la alteración de la imagen corporal, en complejos cotidianos y en autoexigencia física siguen llevando ventaja las mujeres con respecto a los hombres, y en mi opinión profesional creo que es por la imagen de la mujer como icono de belleza, la mayor exigencia en este aspecto entre la población femenina, y la sensibilidad a nivel emocional, químico y hormonal que presentan las mujeres con respecto a la importancia que dan a factores vinculados con la imagen en relación a su autoestima”.
Llegados a este punto: ¿cuánto somos de nosotros mismos en redes sociales y cuánto hay de postureo en todo ello? Para Asensio, es normal que, en edades como la adolescencia, contar con una amplia gama de filtros para esconder las 'imperfecciones' puede ser algo atractivo. “Siempre que tratemos esto como un juego está bien -comenta-. El problema llega cuando no podemos subir o compartir nada que no tenga ningún filtro porque te produzca rechazo de ti mismo, porque estás rechazando tu propia imagen”.
FOMO: Fear of Missing Out
Uno de los problemas asociados al uso excesivo de las redes sociales es la posible aparición de un cierto tipo de sensación de ansiedad, lo que se conoce como 'FOMO: Fear of Missing Out'. “Si no estás conectado y controlando lo que hacen todas las personas que sigues en las redes, tienes miedo de desconectar y de no poder formar parte de esa esfera. Es cierto que las redes aportan muchas cosas buenas, pero si empiezan a generarnos esa angustia, debemos frenar para analizar y ver qué ocurre”, aconseja Congost.
¿Hasta qué extremo llegamos a ser esclavos de la opinión social? Para Congost, dar respuesta a esto implica preguntarse a uno mismo la razón por la que se comparte una foto en Instagram, es decir, si se hace por el mero placer de compartirla con el círculo más íntimo o personal, o bien si se hace por los likes que se espera obtener. Parece claro que la última opción supone ser algo así como un esclavo de la opinión de los demás, ya que, en esa tesitura, cuando no se obtienen los feedbacks esperados en las redes, el estado emocional resulta afectado.
Por otro lado, resulta evidente que los demás pueden ejercer una enorme influencia en el moldeado de nuestra autoestima, tal y como se pone de manifiesto cuando aparecen en escena las denominadas personas ‘tóxicas’: y es que una pareja, un jefe o incluso una amistad pueden condicionar y minar la valoración que tiene uno de sí mismo. En la medida de lo posible, es muy importante aprender a identificar las señales de un entorno tóxico para poder alejarse a tiempo de él, subraya Congost.
Rodearse de relaciones sanas
Es innegable -por todo lo dicho- que el entorno influye en la autoestima, hasta el extremo de poder hacer que se pase de una buena valoración sobre sí mismo a una situación totalmente opuesta. Para evitar tal trance es importante identificar lo antes posible a aquella persona o personas que están causando dicho conflicto emocional. Según Congost, podemos elegir nuestro entorno, y por ello es importante rodearnos de relaciones sanas. “Somos una mezcla de la relación que tenemos con nosotros mismos y la que tenemos con los demás”, por lo que cuidar de ambas es importante para gestionar esos escenarios disruptivos, establece Asensio.
Una de las conclusiones de #CharlasConCariñoterapia es que, para dar cariño a los demás, primero hay que empezar a darse cariño a uno mismo. Los contenidos de este programa, así como las imágenes inéditas y reflexiones no emitidas, son compartidas en las diferentes redes sociales de Aegon y de los participantes. Cada episodio en su totalidad puede verse en el canal de YouTube de Aegon y en su perfil de Instagram, estando también disponibles en la página web de Aegon, y en formato podcast para Ivoox y Spotify. La campaña ha sido ideada y producida por la productora The Story Lab. #CharlasConCariñoterapia continúa la senda iniciada por Aegon hace ya tres años con la creación del concepto Cariñoterapia para reflejar la empatía con sus clientes reforzando su posicionamiento cercano a través del cariño, algo que se ve reflejado en los diferentes episodios de la serie de charlas.