Redacción Farmacosalud.com
La compañía biofarmacéutica GSK elige España para albergar su primer laboratorio de máximo nivel de bioseguridad (BSL-4). De este modo, se convertirá en una de las pocas entidades públicas o privadas en Europa en contar con una instalación de estas características, que se situará en el centro de I+D de Salud Global de GSK España en Tres Cantos (Madrid). Las obras para la construcción de la instalación BSL-4 comenzaron este pasado mes de febrero y se prevé que terminen a finales de año. La compañía realizará una inversión inicial de más de 4,5 millones de euros en el nuevo complejo, que se convertirá en el primero con categoría BSL-4 (máxima bioseguridad) de una compañía farmacéutica en el mundo.
El centro de I+D [Investigación y Desarrollo] de GSK ya cuenta con un laboratorio del nivel de bioseguridad inmediatamente anterior, BSL-3, que también es uno de los pocos de una entidad privada en España. Se trata de un laboratorio de alta contención biológica, donde se trabaja con agentes biológicos capaces de provocar infecciones graves y potencialmente letales. La diferencia que aportará el nuevo laboratorio BSL-4 es que en éste se podrá trabajar con agentes biológicos que pueden causar enfermedad grave y para los que no existen tratamientos o métodos de prevención -como vacunas- efectivos. Por tanto, después de la inauguración del laboratorio, sólo se permitirá el acceso a un reducido número de empleados con la formación adecuada para preservar la seguridad.
Desarrollar soluciones frente a enfermedades infecciosas olvidadas
Según David Barros, director del Centro de I+D de GSK España, con la construcción de esta instalación “damos un paso más en el viaje que emprendimos hace más de 30 años para adelantarnos a la enfermedad y contribuir a enfrentar desafíos crecientes en la salud global. Estamos convencidos de la necesidad de invertir nuestro esfuerzo y recursos para desarrollar soluciones frente a enfermedades infecciosas olvidadas que, sin embargo, causan una gran mortalidad y afectan a un enorme número de personas, sobre todo en países en vías de desarrollo”.
Barros, además, destaca que este nuevo complejo será el primer laboratorio BSL-4 de una compañía farmacéutica en el mundo, “lo que pone de manifiesto el compromiso de GSK con la innovación y convertirá el centro de I+D de GSK en un referente en el mundo de los antiinfecciosos, lo que supondrá múltiples oportunidades de colaboración”. Asimismo -prosigue-, “situará la investigación hecha en España a la vanguardia a nivel internacional”.
El actual centro de Tres Cantos, un referente mundial
El centro de I+D de Tres Cantos es uno de los pocos en el mundo dedicado a investigar patologías infecciosas que afectan en especial a países en vías de desarrollo y que suponen una amenaza para la salud en términos globales, como la malaria, la tuberculosis o las enfermedades causadas por kinetoplástidos, como el Chagas o la Leishmaniasis. Recientemente también está investigando frente a las resistencias a los antibióticos (RAM). En dicha instalación trabajan a día de hoy 140 investigadores, de los cuales el 64% son mujeres.
En sus más de 30 años de historia, se ha convertido en referente mundial en la búsqueda de nuevos tratamientos, con hitos científicos como la publicación en la revista ‘Nature’, en 2010, del Tres Cantos Antimalarial Set, un importante punto de partida para el descubrimiento de fármacos orales contra el paludismo. Años más tarde, en 2016, se publicaron las llamadas ‘kineto-boxes’, compuestos inhibidores de los parásitos de la Leishmaniasis, la enfermedad de Chagas y la enfermedad del sueño. En el área de la tuberculosis, el centro lidera desde 2020 algunos de los mayores proyectos científicos para acelerar el desarrollo de antibióticos (ERA4TB y Unite4TB).
Y, recientemente, también ha liderado el descubrimiento de una molécula producida por una cepa específica de una bacteria (Delftia tsuruhatensis TC1) que está presente de manera natural en el medioambiente, y que puede desarrollarse de forma natural en el intestino del mosquito transmisor de la malaria, deteniendo el desarrollo del parásito que provoca esta enfermedad sin ningún tipo de manipulación genética por parte de los humanos. Aún es pronto y los plazos en investigación son largos, pero se seguirán realizando ensayos adicionales para probar la seguridad de esta posible solución.
Está previsto que en el nuevo laboratorio BSL-4 se investigue la eficacia de los tratamientos que se están desarrollando contra microorganismos que han adquirido resistencias contra las terapias disponibles, como por ejemplo la tuberculosis multirresistente, uno de los grandes desafíos actuales en salud global. Por otro lado, esta instalación servirá, trabajando en colaboración, como herramienta para afrontar futuras epidemias o pandemias desconocidas en la actualidad, como ocurrió con el COVID-19 en su momento, para las que, en la actualidad, no existen tratamientos o medidas de prevención.
En cuanto al equipo encargado de trabajar en el laboratorio, estará compuesto por personal altamente cualificado. Todos sus efectivos, aunque ya tengan experiencia en laboratorios de biocontención, incluso de bioseguridad tipo 3, recibirán entrenamiento adicional para desarrollar su labor en las nuevas instalaciones, con el fin de asegurar la máxima seguridad y calidad científica.