Redacción Farmacosalud.com
Un ensayo clínico ha demostrado la eficacia y seguridad de emapalumab, una novedosa terapia dirigida para la Linfohistiocitosis Hemofagocítica primaria1. La única terapia curativa de la enfermedad es el trasplante hematopoyético o trasplante de médula ósea, de modo que los tratamientos empleados persiguen disminuir la inflamación para poder alcanzar el trasplante. A falta de la aprobación de un medicamento específico para abordar la Linfohistiocitosis Hemofagocítica primaria, el tratamiento aplicado hasta ahora se ha basado en el uso de esteroides y quimioterapia. Con emapalumab, hasta un 70% de los pacientes han podido llegar al injerto. Con el procedimiento terapéutico clásico, el 50-60% de pacientes llegan a trasplante, pero la mortalidad postrasplante -del 40%- “es alta comparada con el 90% de supervivencia que se consigue con emapalumab”, afirma el Dr. Julián Sevilla, jefe de Sección de Hematología y Hemoterapia de la Unidad de Hematología y Oncología del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid). Por lo tanto, con el tratamiento clásico la supervivencia tras el injerto alcanza el 60% de los casos.
El nuevo estudio, publicado en la prestigiosa revista ‘New England Journal of Medicine’, es un ensayo clínico abierto, de un solo brazo, fase 2-3 que ha incluido a pacientes tratados con terapia convencional con escasa respuesta a la misma o con recaída de la enfermedad, y pacientes no tratados previamente. En el trabajo, de carácter internacional, han participado investigadores americanos y europeos del más alto nivel, entre los que se incluyen el Dr. Sevilla y otros investigadores del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús.
Sin tratamiento, los niños pueden fallecer en pocos días
La Linfohistiocitosis Hemofagocítica primaria es una afección mortal sin el tratamiento adecuado. Tiene carácter hereditario y su diagnóstico se determina habitualmente en niños menores de dos años. Sus bases moleculares son diversas, describiéndose en la actualidad más de 15 genes implicados. Se caracteriza por una activación patológica del sistema inmune que implica un estado de hiperinflamación que daña diversos órganos del cuerpo. De manera general, se sabe que las alteraciones genéticas provocan una disfunción de las células natural Killer (NK) y de los linfocitos T CD8+, que son los encargados de que la respuesta inmunológica funcione adecuadamente en el organismo. Ahora se ha demostrado que el interferón gamma (INFy), la proteína que regula las funciones básicas de las células, juega un papel fundamental en la patogenia de la enfermedad.
Para hacerse una idea de la extrema gravedad de la Linfohistiocitosis Hemofagocítica primaria, el Dr. Sevilla enfatiza que “la enfermedad es mortal sin tratamiento. Se trata de una urgencia médica absoluta, ya que los pacientes pueden fallecer en pocos días”.
Otro de los problemas vinculados a los tratamientos clásicos es la toxicidad registrada. Estamos hablando sobre todo de neutropenia (disminución de granulocitos de la sangre, lo que predispone a contraer infecciones) asociada a la quimioterapia, inmunosupresión y síndrome de Cushing asociado al empleo de dexametasona. “Habitualmente -señala el experto-, los pacientes que no alcanzan el trasplante fallecen por infección grave en el seno de la neutropenia e inmunosupresión secundarias a estos tratamientos”.
En cambio, no se ha observado ninguna toxicidad con el uso de emapalumab. Además, el nuevo estudio aporta evidencias para ampliar la investigación en formas secundarias de la enfermedad.
Referencias
1. Locatelli F, Jordan MB, Allen C, Cesaro S, Rizzari C, Rao A, et al. Emapalumab in Children with Primary Hemophagocytic Lymphohistiocytosis. N Engl J Med. 2020; 382:1811-1822