Redacción Farmacosalud.com
El verano invita a disfrutar del aire libre y de las vacaciones, pero también es la época del año en la que se produce el pico anual de lesiones musculoesqueléticas. Actividades cotidianas de las vacaciones como hacer turismo, ejercicio al aire libre o manejar equipaje pueden derivar en lesiones. Desde un punto de vista epidemiológico, en los hospitales hay cambios en los ingresos y en la atención por traumatismos a lo largo del año en relación con la época estival, dado que en este período vacacional aumentan los traumatismos y los daños musculoesqueléticos, sobre todo en la población joven.
En este contexto, la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF) quiere concienciar a la ciudadanía sobre las lesiones musculoesqueléticas más comunes durante la época estival para prevenirlas. Cabe destacar que la SERMEF aglutina a los médicos especialistas en Medicina Física y Rehabilitación, que es la especialidad médica encargada del diagnóstico, evaluación, prevención y tratamiento de la discapacidad. Desde SERMEF, en concreto, advierten de estas lesiones típicas en verano:
Lesiones medulares por zambullidas acuáticas
Las zambullidas en aguas poco profundas o desconocidas son una de las principales causas de lesiones medulares, especialmente durante los meses de verano cuando más personas disfrutan de actividades acuáticas. Una zambullida mal calculada puede llevar a un impacto violento de la cabeza contra el fondo, causando fracturas cervicales y daños severos a la médula espinal. Las consecuencias pueden incluir parálisis parcial o total, pérdida de la sensibilidad y control motor, y una necesidad de asistencia de por vida.
Para evitar daños medulares por zambullida, se deben tomar varias precauciones: conocer la profundidad para evitar el contacto con el fondo; hacer una entrada cauta entrando en el agua con los pies primero; mantener una supervisión adecuada de los niños y adolescentes, y evitar el alcohol porque reduce la capacidad de juicio y aumenta el riesgo de tomar decisiones peligrosas.
Si se produce un percance de este tipo cuando alguien se zambulle en el agua, no se debe mover al lesionado porque puede agravarse la lesión, y se debe llamar a los Servicios de Emergencia.
Daños en los pies por uso de calzado inadecuado
Caminar largas distancias es habitual al hacer turismo, y aunque parece una actividad segura, el uso de calzado inadecuado puede conllevar lesiones graves. Fascitis plantar, metatarsalgia, tendinitis del Aquiles, tendinopatía de los músculos peroneos y tibial posterior son las lesiones más comunes.
El uso prolongado de zapatos veraniegos con poca sujeción como las chancletas, sandalias de tiras o zapatos con una suela plana genera lesiones en los pies. Es muy común que, tras las vacaciones de verano, en septiembre y octubre, aumenten las consultas por este tipo de patologías, que generan un dolor moderado y afectan a la movilidad del pie y la marcha.
Un calzado estival que no sujeta bien el pie o con suela muy plana puede causar dolencias de larga duración y en ocasiones muy incapacitantes. En verano se tiende a usar un calzado que no sujeta bien la extremidad podal, lo que acaba provocando una alteración de la pisada durante la marcha y una sobrecarga en diversas estructuras de los pies. Esto se traduce, muy frecuentemente, en diferentes tipos de lesiones que producen dolor y limitación de la movilidad.
Lesiones de espalda por mal manejo de equipaje
A medida que las personas se desplazan para disfrutar de sus vacaciones y escapadas, el incremento en el transporte de equipaje pesado y voluminoso lleva a un aumento en las incidencias de lesiones musculoesqueléticas, especialmente en la espalda.
Para levantar la maleta, siempre se deben doblar las rodillas y mantener la espalda recta mientras se levanta la carga. Se debe utilizar la fuerza de las piernas en lugar de la espalda para levantar el equipaje. Es preferible que las maletas con ruedas puedan ser empujadas en lugar de levantadas, y se debe intentar meter menos peso en su interior y distribuirlo de manera uniforme para evitar desequilibrios.
Lesiones por accidentes en vehículos
Ante el aumento de los desplazamientos por carretera, es muy importante tener prudencia al volante con el objetivo de que se produzcan menos accidentes, y, si éstos se producen, minimizar las lesiones.
Los daños más habituales por accidente de tráfico son los asociados al síndrome de latigazo cervical, las lesiones en tórax y abdomen (lesiones en órganos y fracturas costales), quemaduras, lesiones en extremidades que van desde esguinces a fracturas o amputaciones, lesiones medulares y traumatismos craneoencefálicos con daño cerebral sobrevenido en los casos más graves.
En los traumatismos craneoencefálicos las secuelas engloban alteraciones no solo físicas, sino también sensoriales, cognitivas y emocionales. Las secuelas varían según el área del cerebro lesionada y la gravedad del daño. Se pueden producir alteraciones del lenguaje y el habla, problemas de disfagia (dificultad para tragar), alteraciones sensitivas, visuales y motoras.
Lesiones por ejercicio físico
Durante el verano, con el incremento de las actividades al aire libre como el running, se eleva también la incidencia de lesiones como los esguinces de pie y problemas en cadera, rodilla, tobillo y pie. Estos percances afectan a muchas personas, especialmente en contextos recreativos y deportivos propios de la temporada estival.
Las lesiones más frecuentes que se podrían presentar serían, a nivel muscular, contracturas o microrroturas; a nivel tendinoso, tendinitis, y a nivel articular, esguinces normalmente de grado leve.
Las palas en la playa, por ejemplo, pueden provocar lesiones a nivel del hombro, codo o tobillo, en personas que no estén habituadas a realizar actividades de media intensidad. Por otro lado, la natación también puede provocar lesiones y es imprescindible tener una mínima técnica. Para aquellos que quieran comenzar a practicar cualquier actividad que no realicen de forma habitual, deben hacerlo con cuidado y asesoramiento.
Golpes, traumatismos y caídas en las rocas y en piscinas
Las actividades veraniegas cerca de piscinas y zonas rocosas son muy populares, pero también presentan riesgos significativos de caídas y lesiones. Las superficies mojadas de las piscinas pueden ser extremadamente resbaladizas, y las rocas pueden provocar peligros adicionales de resbalones.
En piscinas, para prevenir estos accidentes, es esencial mantener las áreas de caminar libres de obstáculos y usar superficies antideslizantes en los bordes de recinto acuático. También se recomienda caminar en lugar de correr alrededor de la piscina y supervisar constantemente a los niños.
Al caminar por las rocas, es importante usar calzado adecuado con suela de goma gruesa y antideslizante; observar antes de pisar para asegurarse de que la superficie de la roca es estable y que no está cubierta de musgo o mojada.
También es vital mantener el centro de gravedad bajo doblando ligeramente las rodillas y usando los brazos para equilibrarse.
Rotura de dedos de los pies por ir con chanclas o descalzo
Un clásico de los traumatismos en verano es la rotura del quinto dedo del pie, el meñique, como consecuencia de ir descalzos o en chancletas por casa y golpearse con la típica esquina de la mesa o una silla.
Si ocurre, hay que mantener la calma y acudir a un servicio sanitario para valoración, aunque en la mayoría de los casos el tratamiento es conservador: llevar calzado amplio, aplicar antiinflamatorios y descansar relativamente.
“Teniendo sentido común y un poco de prudencia se pueden evitar muchas situaciones de riesgo que desemboquen en lesiones musculoesqueléticas”, se concluye desde SERMEF.