Redacción Farmacosalud.com
Alzheimer, tumores cerebrales, esquizofrenia, infartos cerebrales, epilepsia, demencia, varios tipos de ataxias... Hay un amplio abanico de enfermedades que afectan al sistema nervioso central y que para tratarlas es necesario que los fármacos hagan diana en el cerebro. Conocer biológicamente la compactada barrera hematoencefálica que lo protege, "constituida por tantos capilares que puestos uno tras otro medirían 600 kilómetros", y buscar maneras de superarla es una de las estrategias más prometedoras para ofrecer nuevas terapias con fármacos potencialmente funcionales, pero incapaces de cruzar la barrera por sí solos. "Hoy ya hemos avanzado lo suficiente como para que se hagan los primeros ensayos clínicos con vehículos lanzadera que superan la barrera, la responsable de la baja tasa de éxito en nuevas terapias", explica Ernest Giralt, del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y uno de los pocos especialistas en el mundo en la búsqueda de lanzaderas.
El primer científico en introducir el concepto de vehículos lanzadera para superar la barrera del cerebro fue el norteamericano de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), William M. Pardridge, en 1986. Cinco años más tarde demostró experimentalmente la viabilidad los anticuerpos, como los que usa el sistema inmune, como vehículos hábiles para cruzar la barrera. La estrategia de los anticuerpos lanzadera se despliega a partir de los avances de Pardridge, y recientemente en un estudio publicado en ‘Neuron’ en 2014 se expone una aplicación con un tratamiento basado en inmunoterapia contra el Alzheimer. Esta estrategia concreta, basada en un fragmento de anticuerpo (que hace de lanzadera) acoplado a otro anticuerpo (que hace de agente terapéutico), la está desarrollando la empresa farmacéutica Roche.
Los péptidos, proteínas menos costosas de generar que los anticuerpos
La otra gran línea estratégica en lanzaderas se plantea a inicios del siglo XXI. Se trata de los péptidos, que son proteínas más pequeñas y menos costosas de generar que los anticuerpos. En 2005 Giralt, experto en la química de péptidos, incorpora al IRB Barcelona esta línea de trabajo y ahora comienzan conseguir las primeras lanzaderas peptídicas hábiles para cruzar la barrera. El último ejemplo es un péptido basado en la apamina, una proteína extraída del veneno de abeja que, eliminada la toxicidad, supera la barrera y es duradera en sangre. Este resultado ha sido publicado en la revista ‘Angewandte Chemie’. Aparte de este péptido lanzadera, el laboratorio de Giralt ha conseguido dos más basados en otras estratégicas químicas, han apuntado desde IRB Barcelona.
El doctor Jaume Mora, médico del Hospital San Joan de Déu de Barcelona, es experto en un tipo de cáncer cerebral infantil hoy por hoy incurable. Su laboratorio y el del doctor Giralt han iniciado una colaboración para acoplar una terapia antitumoral mediante péptidos lanzadera. Este proyecto, que involucra a los dos científicos ya otros socios europeos, acaba de recibir financiación de la Unión Europea dentro del programa EuroNanoMed-II. "Una vez agotada la línea tradicional de buscar moléculas pequeñas que rehuían la barrera, la estrategia de los caballos de Troya comienza ya a proporcionar resultados que nos hacen ser optimistas y abren todo un abanico de posibilidades terapéuticas para el tratamiento de las enfermedades del cerebro", concluye Giralt.