Redacción Farmacosalud.com
A día de hoy, ninguno de los grandes manuales diagnósticos de los trastornos mentales (DSM y CIE) reconocen el uso problemático de pornografía (UPP) como un trastorno mental. Sin embargo, en su última edición, el CIE-11 (Clasificación Internacional de Enfermedades) sí ha reconocido la conducta sexual compulsiva (adicción al sexo) como un trastorno mental incluido en el trastorno por control de impulsos y, dentro de él, el uso problemático de la pornografía ha sido señalado como un síntoma o manifestación. En este contexto, un estudio determina que los jóvenes que abusan de la pornografía padecen problemas vinculados a la ansiedad y la depresión, entre otras alteraciones psíquicas.
Hasta la fecha, según Gemma Mestre-Bach, psicóloga e investigadora de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) especializada en adicciones comportamentales, se sabe que los hombres son más propensos que las mujeres a desarrollar este uso problemático y que los adolescentes son una población especialmente vulnerable. Sin embargo, añade, al no haber sido reconocido como un trastorno mental es “muy difícil” tener cifras de prevalencia representativas, si bien estudios recientes estiman que entre el 1% y el 38% de los adultos y entre el 5% y el 14% de los adolescentes podrían desarrollar UPP. Según un documento difundido por Asociación Española de Sexualidad y Salud Mental, el UPP se define como un uso altamente frecuente, excesivo y compulsivo de la pornografía que genera urgencia para involucrarse en el consumo con el objetivo de alcanzar o mantener un estado emocional positivo o para evitar/escapar de un estado emocional negativo.

Autor/a: odua
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TDAH y UPP
Esa falta de reconocimiento debido a las controversias científicas, añade la experta, también provoca que existan hasta la fecha muy pocos estudios que hayan indagado, en el ámbito de la patología dual, sobre el uso problemático de la pornografía con otros trastornos mentales. No obstante, sí que existen algunas investigaciones que han relacionado los síntomas de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) con el UPP, o que han vinculado el UPP con el trastorno por juego de apuestas (TJ), señalando que la ocurrencia de ambos se relaciona con una mayor gravedad del TJ, una mayor probabilidad de consumo de sustancias, mayor impulsividad, mayor psicopatología y más dificultades en la regulación de las emociones.
Ahora una investigación liderada por Mestre-Bach y cuyos resultados se han presentado en el último congreso de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), celebrado en Madrid, pretende profundizar en ese vacío. Los datos, obtenidos a partir de una muestra de casi mil adolescentes y jóvenes de entre 16 y 24 años (52% mujeres), parecen no dejar lugar a dudas: los jóvenes con uso problemático de la pornografía presentan puntuaciones significativamente más elevadas de ansiedad, depresión y somatización, y también una presencia significativamente mayor de otras conductas adictivas, entre ellas al alcohol, juego patológico, drogas, adicción a internet, utilización problemática de videojuegos, compras compulsivas o conducta sexual patológica.
Estudios previos sugieren que cuando hay co-ocurrencia entre varias conductas problemáticas ello puede incidir en la respuesta al tratamiento y, por lo tanto, empeorar el pronóstico. Por eso, según la investigadora, los resultados del nuevo trabajo demuestran que “es necesario desarrollar programas de intervención específicos e integradores, de patología dual, adaptados al perfil de riesgo de la población joven, que aborden simultáneamente las adicciones comportamentales y otros trastornos mentales como el malestar emocional”.
Aplicación de terapia cognitivo conductual
Para Mestre-Bach, la investigación sobre tratamiento del uso problemático de pornografía es todavía muy escasa, pero, en todo caso, cuando hay co-ocurrencia entre el uso problemático de pornografía y otras anomalías, considera que es necesario valorar qué otro trastorno mental hay para ver si es necesario abordarlo en primera instancia.
“Algunos estudios sugieren que abordar la sintomatología del uso problemático de pornografía mediante terapia cognitivo conductual podría mejorar la calidad de vida y reducir síntomas co-ocurrentes como los síntomas depresivos, pero todavía faltan muchos estudios para poder llegar a conclusiones sólidas en este sentido”, concluye.