Redacción Farmacosalud.com
Si una persona que no padece problemas auditivos nota que le cuesta algo más de lo habitual entender a alguien que le está hablando y que lleva mascarilla antiCOVID-19, que no sufra: en principio, no está perdiendo capacidad de audición. “En realidad, nuestra capacidad auditiva es la misma con mascarilla que sin ella. No perdemos audición por llevar este dispositivo. El problema es que, en las conversaciones, la voz de nuestro interlocutor llega a nuestros oídos con una calidad peor y una intensidad menor por culpa de su mascarilla, que podemos decir que actúa como un freno a su voz. La mayor distancia interpersonal tampoco ayuda a que el mensaje nos llegue con nitidez”, explica Julio Sánchez, especialista en Audiología de los Centros Auditivos Aural Widex.
Según el estudio ‘Bienestar y salud auditiva de los españoles’, realizado por Aural Widex a través de la plataforma Ipsos Digital, el 29% de españoles tiene más dificultades para oír y entender lo que le dicen debido al empleo de las mascarillas. “Las dificultades a la hora de entender mejor a los demás debido a su uso las notamos todos más allá de nuestra capacidad auditiva, aunque no tengamos ningún problema de audición. Si a esto le añadimos algún tipo de pérdida auditiva, aunque sea leve, la dificultad para captar con claridad el mensaje de nuestro interlocutor se irá incrementando en función del grado de pérdida que tenga esta persona”, apunta Sánchez.
La edad avanzada agrava la dificultad de oír asociada a la mascarilla
Cuanto más avanzada sea la edad del individuo, más problemas de escucha tendrá debido al uso de la mascarilla. De hecho, a nivel cuantitativo, a mayor edad hay más probabilidades de encontrar más población con problemas auditivos de base. A nivel cualitativo, cabe decir que suele ser habitual que la pérdida de audición en sujetos de más edad vaya relacionada también con una mayor dificultad en la discriminación de las palabras. “Todo ello suma una dificultad añadida a la hora de percibir con claridad a nuestro interlocutor”, señala el experto.
Y es que, desde hace casi un año, con el inicio del estado de alarma, la sociedad se ha adaptado a la utilización de las mascarillas como un nuevo hábito de prevención que, en algunos casos, ha puesto en evidencia la hipoacusia (pérdida auditiva) incipiente de una persona. Según Sánchez, el uso de estos elementos anticontagio “ha hecho más evidente la pérdida auditiva en las personas que empiezan a notar los primeros síntomas de hipoacusia”. En la fase inicial del trastorno, es frecuente que las personas puedan camuflar esta carencia leyendo los labios o acercándose al interlocutor. “Sin estos refuerzos, el deterioro de la audición se hace más evidente”, establece Sánchez a través de un comunicado.
Sea como fuere, el empleo de una mascarilla no puede agravar un caso de hipoacusia, tal y como certifica el especialista de Aural Widex: “El uso de la mascarilla no va a hacer que la audición de una persona empeore. Lo que sí va a hacer es que cueste más oír por lo que ya se ha comentado. Además de que el sonido no llega tan claro y tan nítido, el uso de estos dispositivos impide que leamos los labios de la persona que habla, cosa que hace que las personas con pérdidas auditivas sin tratar tengan más dificultades para entender el habla”.
Vocalizar bien, mantener un ritmo pausado en el habla, gestualizar más…
Por ahora, y hasta nueva orden, hay que seguir usando la mascarilla, por lo que si se quiere mejorar la comprensión entre interlocutores se aconseja hablar adoptando una buena vocalización, mantener un ritmo pausado en el habla y utilizar recursos no verbales como una mayor gestualización. También se aconseja respetar los turnos de palabra y buscar ambientes sin mucho ruido.
“Además -remarca Sánchez-, recomendamos a las personas que en esta época se están dando cuenta de que tienen más dificultades para oír bien que acudan a un centro auditivo y soliciten que se les realice una revisión auditiva gratuita y que, si se confirma que tienen pérdida auditiva, se decidan lo antes posible a adaptarse un audífono. En los Centros Auditivos Aural lo vemos a diario: cuando una persona oye mal, tiene problemas para comunicarse y se siente insegura, desconectada de su entorno. Asimismo, está hipervigilante porque necesita captar todos los estímulos. Ese estrés mantenido durante mucho tiempo puede desencadenar ansiedad, y la ansiedad asociada a la tristeza facilita que aparezca un cuadro depresivo. No hay que olvidar que las relaciones sociales son un buen escudo contra la tristeza y la depresión. Por todo ello es tan importante cuidar de la salud auditiva. Cuando recuperamos la audición podemos reintegrarnos en el grupo, lo que incide directamente en nuestra autoestima, nuestra seguridad en nosotros mismos y nuestra felicidad”, asegura.
De acuerdo con Nacho Coller, psicólogo experto en salud, un individuo “con pérdida auditiva disfruta menos de las relaciones sociales”, vive con tensión y se siente más susceptible e irritable, lo que, con el tiempo, puede llegar a afectar “la capacidad de relacionarse con los demás. Oír bien conecta con la vida, con las emociones que aportan las relaciones sociales y el entorno y eso mejora el índice de satisfacción vital”.
La voz de los seres queridos, el griterío desencadenado por un gol…
Oír bien ayuda a componer la banda sonora de las personas que, si tuvieran que escoger un sonido al que no podrían renunciar, sería, por orden de preferencia: la voz de sus seres queridos (78%), una buena carcajada (14%), una buena película (4%) o el gol de su equipo (3%). En esta línea, durante la pandemia, el 66% de los españoles han echado de menos el sonido de los besos, las risas y los abrazos de sus seres queridos, seguido del sonido de la naturaleza (agua, mar, pájaros) por un 46%, o el de las reuniones sociales con amigos y compañeros de trabajo (43%).
Un 96% de los españoles considera que la pérdida auditiva es un problema de salud que puede incidir en el ánimo y limitar mucho las relacionas sociales en el día a día. La desconexión social suele advertir de los síntomas de la hipoacusia: “La persona que acude por primera vez a un centro auditivo lo hace porque nota que no oír bien está afectando sus actividades sociales y laborales. Los profesionales de Aural Widex nos ocupamos de que el paciente, a través de la mejor solución auditiva adaptada, pueda recuperar su audición y mejorar su calidad de vida”, sostiene Sánchez.
Audífonos de alta tecnología para necesidades de comunicación exigentes
La pérdida auditiva afecta a personas de todas las edades; de hecho, un 86% de los encuestados considera que se trata de un problema asociado no únicamente a la vejez. Un 62% conoce a alguien de su entorno (pareja, familiar o amigo) con pérdida auditiva. Si bien la hipoacusia puede manifestarse a cualquier edad, buena parte de los usuarios de audífonos tienen más de 65 años. “El perfil de la persona con pérdida auditiva está cambiando en paralelo a la evolución en nuestra sociedad. Ahora las personas de la tercera edad son más activas, con unas necesidades sociales y de comunicación más exigentes que requieren un audífono con una tecnología más sofisticada que les permita seguir conectados. Y la tecnología de hoy que ofrecemos en los Centros Aural Widex responde a estas exigencias: los audífonos Widex más avanzados incorporan inteligencia artificial, permiten oír directamente en el mismo audífono los audios del móvil, un WhatsApp y un video, entre otros”, precisa Sánchez.
En definitiva, mejorando la audición, también mejoran el estado de ánimo y la capacidad de sociabilizarse, en tanto que las personas vuelven a realizar actividades o a participar en eventos sociales a los que habían dejado de acudir por sentirse cada vez más limitadas.
Muestra del estudio
El estudio ha sido realizado con una muestra representativa de 1.000 individuos de entre 35 y 65 años de edad.