Redacción Farmacosalud.com
Los avances tecnológicos permitirán una mejor integración de los servicios de atención ocular entre la Atención Primaria y los centros de atención secundaria y terciaria para el tratamiento oportuno de las afecciones oculares. Por ejemplo, el actual abordaje de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) conlleva un periodo -desde el diagnóstico hasta el tratamiento- de 56 días, si bien la aplicación eficaz de las nuevas tecnologías en todos los procedimientos de asistencia (detección, diagnóstico y tratamiento) posibilitaría atender a estos pacientes en cuestión de 1 a 3 días. El uso de la OCT en los centros médicos de especialidades y de la telemedicina serían claves para la reducción de los plazos de asistencia.
¿El período de 56 días es mucho tiempo, poco tiempo, o un plazo razonable de tiempo? “Depende del sitio donde se está realizando esa atención, de los circuitos y de cómo se gestiona el proceso de atención de la degeneración macular asociada a la edad -contesta el Dr. Luis Pablo Júlvez, presidente de la Sociedad Española del Glaucoma-. Este periodo de 56 días es muy variable dependiendo del sitio en el que se atienda. En todo caso, 56 días es mucho tiempo; en ese periodo la evolución de la enfermedad es determinante y hace que se haya perdido un tiempo muy valioso en la posible recuperación o, por lo menos, en la detección del proceso”.
La OCT, una especie de escáner o ecografía
Según el Dr. Júlvez, la reducción en los plazos de asistencia “se basaría fundamentalmente en los centros médicos de especialidades. En el momento en el que el paciente acude a este centro médico, podemos hacer un diagnóstico mediante aparatos como la OCT. La OCT es una especie de escáner o ecografía que se hace con luz y con la cual se consigue un diagnóstico bastante preciso de la enfermedad. Si esa evaluación se pudiese hacer dentro de los centros de especialidades sin tener que derivar a grandes hospitales, ganaríamos mucho tiempo”.
“Luego, también la derivación se debería hacer de una forma más rápida. Es decir, que haya una especie de vía rápida para que los pacientes que van a precisar una determinada terapia sean tratados lo antes posible. En muchas ocasiones los especialistas pueden estar en los centros de especialidades, pero en otras ocasiones, por medio de la telemedicina, en el hospital se puede evaluar la imagen de la tomografía o las imágenes que enviamos desde los centros de especialidades y, por lo tanto, se podría hacer una evaluación bastante precoz y evitar así las demoras en el diagnóstico y tratamiento”, precisa Júlvez, a su vez jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Miguel Servet (Zaragoza).
Saturación de los servicios oftalmológicos hospitalarios
Los servicios de Oftalmología de los hospitales españoles son actualmente los segundos con mayor sobrecarga a nivel hospitalario, según se ha puesto de manifiesto en el 22º Congreso Nacional de Hospitales y Gestión Sanitaria, celebrado recientemente en Málaga bajo el lema ‘Salud 4.0: el nuevo ecosistema’. De acuerdo con Júlvez, la razón de esa sobrecarga hospitalaria reside en que “hay mucha demanda” asistencial. Las enfermedades oftalmológicas están relacionadas básicamente con la edad, de manera que la población atendida suele estar compuesta por individuos más mayores. Y, por otro lado, hay procesos fisiológicos que al final tienen que ser atendidos en Oftalmología. “Por ejemplo, la opacidad del cristalino se genera en todas las personas si llegan a una determinada edad, por lo que al final van a ser candidatas a una cirugía o son candidatas a una revisión. Son patologías muy prevalentes que tienen que ser atendidas y que, además, acaban saturando y llenando las consultas”, subraya el experto.
“Añadir además que, a menudo, lo que nos encontramos es un sistema que ya estaba bastante masificado. Las cifras de consultas son muy elevadas, tanto a nivel de consultas propiamente dichas como de listas de espera quirúrgicas. En un sistema como el público -aunque también en el privado ha ocurrido- la pandemia del COVID-19 ha aumentado o retrasado los diagnósticos, que en muchas ocasiones deberían haber sido hechos antes”, asegura. La crisis del coronavirus, asimismo, “ha limitado la entrada de los pacientes, fundamentalmente porque muchas veces vienen derivados de la Atención Primaria, la cual ha estado cerrada por motivos obvios. Por lo tanto, esto ha motivado que en algunas ocasiones dicha demora pueda afectar a la calidad de los diagnósticos y de los tratamientos que realizamos”, señala el oftalmólogo.
IA, fármacos de liberación prolongada, internet de las cosas…
En el mencionado Congreso se ha abordado el uso de la tecnología como método para disminuir las listas de espera de los servicios de Oftalmología y mejorar, de este modo, el servicio prestado. Precisamente, el Dr. Júlvez ofreció una charla en la mesa ‘Tecnología y calidad de vida del paciente oftalmológico’ en la que explicó que el uso de las nuevas tecnologías, como la telemedicina, la Inteligencia Artificial (IA), la tecnología aplicada a los fármacos de liberación prolongada o el internet de las cosas, mejorará la eficiencia y reducirá la saturación.
“La tecnología está muy presente en la Oftalmología; de hecho, es una de las especialidades que más se ha desarrollado tecnológicamente en los últimos 20-30 años. Hace no mucho tiempo en una consulta de Oftalmología la presencia de este recurso era muy secundaria. En cambio, ahora tiene un papel preponderante. Al tener que atender a muchas personas y en un gran volumen, además de tener que manejar distintas patologías, lo que podemos conseguir con la tecnología -como el internet de las cosas- es hacerlo con mayor calidad y de una manera más eficiente y, sobre todo, poder cribar aquellas afecciones que requieren acudir al oftalmólogo y aquellas otras que son más banales, o más leves, sobre las que podemos demorar más la atención. Así pues, la tecnología es clave tanto en el diagnóstico -ya que con ella podemos hacer una detección más precoz- como en el tratamiento e incluso la cirugía. Los quirófanos de Oftalmología han conseguido estar, en este momento, muy tecnificados, permitiendo mejorar la calidad de lo que hacemos y también la seguridad del paciente”, comenta el especialista.
Glaucoma: se pueden practicar muchas pruebas antes de la visita al oftalmólogo
Muchas veces los síntomas en Oftalmología son muy inespecíficos. Al final, los pacientes no saben si un síntoma se está produciendo por una degeneración o por otro tipo de enfermedad. “Entonces, lo que se debe hacer es acudir al oftalmólogo cuando se aprecia una pérdida de visión importante. En el caso de la degeneración macular asociada a la edad, tiene algunas características: es una enfermedad en la que se aprecia una pérdida visual, o los objetos se ven deformados o torcidos con uno o ambos ojos. Es algo muy inespecífico. Lo que se recomienda es una revisión periódica, sobre todo si hay una pérdida visual”, establece el Dr. Júlvez.
“En cuanto al abordaje de otras patologías, como el diagnóstico y seguimiento del glaucoma, lo que hay que hacer es aplicar las tecnologías en tiempo y forma. Muchas de las pruebas que se realizan para la detección y para el seguimiento del glaucoma se pueden hacer previamente a que el oftalmólogo reciba al paciente. Y si el oftalmólogo ya cuenta con los exámenes previamente hechos, no tiene que empezar a derivar o pedir esas pruebas, que tardan tiempo. En su lugar, si el paciente ya viene con todos esos exámenes, que se basan en una aplicación tecnológica, podemos tener un sistema de evaluación mucho más rápido, y hacer que se gestione mucho mejor y lo antes posible tanto la llegada de esa persona como el diagnóstico y tratamiento de su afección”, expone el presidente de la Sociedad Española del Glaucoma.
“Por tanto -prosigue Júlvez-, la tecnología en este ejemplo también nos va a ayudar mucho a lograr un diagnóstico precoz. Pero para eso hay que tener todo muy bien organizado y muy afinada la organización. Lo ideal sería que todo funcionase para que, cuando llegara el paciente, fuera recibido por un técnico -bien puede ser una enfermera o un optometrista- y se practicaran las pruebas necesarias, que serían remitidas ya informáticamente o telemáticamente al oftalmólogo. En este sentido, una vez que entrase el enfermo en la consulta del oftalmólogo, ya se tendrían las pruebas realizadas y, por ende, la evaluación podría ser mucho más rápida y más completa”.