Redacción Farmacosalud.com
Evitar el uso de ambientadores con el fin de reducir la exposición a químicos y priorizar conexiones por cable frente a sistemas inalámbricos para minimizar la exposición a campos electromagnéticos son algunas de las medidas que permitirían trabajar en condiciones más seguras a los afectados por Sensibilidad Química Múltiple (SQM) -en el primero de los casos- y Electrohipersensibilidad (EHS) -en el segundo escenario descrito-. Si las empresas no pueden garantizar el cumplimiento de dichos preceptos, “el teletrabajo puede ser una herramienta útil para asegurar la salud” de estos pacientes, señala María López Matallana, presidenta de la Coalición Nacional de Fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica, Sensibilidad Química Múltiple y Electrohipersensibilidad (CONFESQ).

Fuente: CONFESQ / Ilunion
Lógicamente, los puestos de trabajo más perjudiciales para las personas con SQM o EHS son aquellos en los que la exposición ambiental o electromagnética es muy alta y, sobre todo, difícil de controlar, como por ejemplo los laboratorios y centros de peluquería y estética -en el caso de la SQM- o centros de datos y salas técnicas -en relación a la EHS-, apunta López Matallana, a su vez coautora y coordinadora del ‘Libro Verde: Adaptación del puesto de trabajo para personas con SQM y/o EHS’. Esta guía está coordinada por CONFESQ y financiada por la Fundación ONCE, con la colaboración de COCEMFE (Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica) y las asociaciones Electro y Quimico Sensibles por el Derecho a la Salud (EQSDS) y SFC-SQM Madrid (Síndrome de Fatiga Crónica y Sensibilidad Química Múltiple).
-¿Cómo definiría la Sensibilidad Química Múltiple (SQM) y la Electrohipersensibilidad (EHS)?
La Sensibilidad Química Múltiple y la Electrohipersensibilidad son condiciones de salud en las que la persona desarrolla una alta intolerancia a agentes ambientales que, para la mayoría, resultan inocuos.
En el caso de la SQM, la reacción se desencadena ante sustancias químicas presentes en el entorno cotidiano: productos de limpieza y ambientadores, fragancias, pesticidas, disolventes, tintas, humo, etc. Incluso exposiciones muy bajas pueden provocar síntomas multisistémicos como dolor, cefalea, mareos, dificultades cognitivas, problemas respiratorios o malestar general.
La EHS, por su parte, se caracteriza por la aparición de síntomas cuando la persona se expone a campos electromagnéticos de baja intensidad, como los emitidos por antenas, routers Wi-Fi, dispositivos inalámbricos o líneas eléctricas. Estos síntomas también pueden ser variados: desde cefaleas y fatiga hasta dificultades de concentración o alteraciones del sueño.
En ambos casos, lo más relevante es que el impacto funcional puede ser muy alto, especialmente en el ámbito laboral, en el que la exposición a químicos o a fuentes de radiación electromagnética suele ser constante. Por eso es fundamental contar con orientaciones claras para la adaptación del puesto de trabajo, que es precisamente el propósito del Libro Verde que presentamos.
-Acto seguido hablaremos de la nueva guía, pero antes, nos gustaría preguntarle si esos dos síndromes constituyen casos muy minoritarios, es decir, si vienen a ser enfermedades raras...
Aunque aún existe infradiagnóstico y falta de registro oficial, no podemos considerar a la SQM ni a la EHS como enfermedades raras. De hecho, los estudios disponibles en distintos países muestran prevalencias mucho más altas que las que definirían a una enfermedad rara. En el caso de la Sensibilidad Química Múltiple, las estimaciones internacionales sitúan la prevalencia en entre el 2% y el 12% de la población, dependiendo del país y de la metodología utilizada. En cuanto a la Electrohipersensibilidad, los datos son más heterogéneos, pero también se mueven en cifras que superan ampliamente el umbral de lo considerado ‘poco frecuente’.
Lo que sí ocurre es que son condiciones poco reconocidas y poco atendidas, y esa falta de reconocimiento institucional puede dar la impresión de que se trata de casos excepcionales. Pero desde CONFESQ vemos a diario que existen muchas más personas afectadas de las que aparecen en las estadísticas oficiales, y que su calidad de vida y su capacidad laboral dependen en gran medida de contar con entornos accesibles y adaptados.

Presentación del manual. María López Matallana es la segunda por la derecha (con chaqueta gris claro)
Fuente: CONFESQ / Ilunion
-Entremos ya de lleno en el ‘Libro Verde: Adaptación del puesto de trabajo para personas con SQM y/o EHS’...
Hemos publicado esta guía porque las personas con SQM y EHS se encuentran entre los colectivos con mayores barreras para mantener un empleo y, además, hasta ahora no existía en España un documento práctico que orientara de forma clara a empresas, servicios de prevención y administraciones sobre cómo adaptar un entorno laboral para estas condiciones. La problemática laboral de este colectivo es muy concreta:
• En muchos centros laborales hay una exposición constante a desencadenantes: productos químicos, fragancias, materiales con emisiones, limpieza convencional, routers, antenas o sistemas inalámbricos, que para una persona afectada pueden provocar síntomas inmediatos y severos. Este simple hecho comporta que muchos entornos sean inaccesibles para estos pacientes.
• Por otra parte, ni las empresas ni muchos servicios de prevención saben exactamente qué medidas son eficaces, razonables y viables para garantizar un entorno seguro. La ausencia de referencias provoca incertidumbre, retrasos y, en ocasiones, decisiones erróneas.
• La falta de protocolos claros también se traduce en dificultades para acceder a adaptaciones, bajas adecuadas o reconocimientos de discapacidad o incapacidad, lo que genera inseguridad jurídica tanto para la persona afectada como para la organización.
• En consecuencia, sin adaptaciones, muchos pacientes no pueden mantenerse en su puesto y acaban en situaciones de exclusión laboral y social, a pesar de tener capacidad funcional si el entorno se adapta.
El Libro Verde nace para responder a esta realidad. Es una herramienta práctica, solvente y basada en experiencia real que describe medidas concretas, graduales y aplicables en distintos tipos de empresas. Su objetivo es facilitar que las personas con SQM o EHS puedan seguir trabajando en condiciones de salud y seguridad y que las organizaciones dispongan de una guía clara para hacerlo posible.

Ambientador
Autor/a: NewAfrica
Fuente: depositphotos.com
-¿A grandes rasgos, qué soluciones habría, cómo se pueden adecuar los puestos de trabajo a estas personas?
En el Libro Verde proponemos una serie de medidas muy concretas para garantizarles entornos laborales seguros. Son actuaciones que, en realidad, se parecen mucho a las que ya se aplican para otras condiciones respiratorias como el asma o alergias severas, si bien requieren un nivel de control más estricto.
1. Reducción de la exposición química (SQM). Hablamos de ajustes sencillos pero muy eficaces: utilizar productos de limpieza sin fragancias y de baja emisión, evitar ambientadores, perfumes o materiales olorosos, asegurar una ventilación adecuada y optar por mobiliario bajo en COV*. Cuando estos criterios no pueden garantizarse en la oficina, proponemos contemplar el teletrabajo total o parcial.
2. Minimizar la exposición a campos electromagnéticos (EHS). Las soluciones consisten en reducir la intensidad y la proximidad a las fuentes: ubicar el puesto de trabajo lejos de routers, antenas o cableados de alta carga; priorizar conexiones por cable frente a sistemas inalámbricos, o habilitar un espacio de ‘baja radiación’ mediante una planificación técnica sencilla. Y, de nuevo, si el entorno no puede adaptarse, el teletrabajo puede ser una herramienta útil para asegurar la salud de la persona.
3. Ajustes organizativos y de apoyo. No se trata sólo del espacio físico, ya que también proponemos flexibilizar horarios -por ejemplo, para evitar la franja inmediatamente posterior a la limpieza-, realizar reuniones en espacios bien ventilados o virtuales, y ofrecer formación al equipo para evitar el uso de perfumes personales o aerosoles. Todo ello acompañado de un seguimiento individualizado por parte del servicio de prevención que permita revisar y ajustar las medidas con el fin de que realmente funcionen.
*COV: compuestos orgánicos volátiles
-¿Qué tipo de ocupación laboral es más difícil de adaptar a las condiciones específicas de las personas con SQM y EHS?
Las ocupaciones más difíciles de adaptar no lo son tanto por la naturaleza del trabajo, sino por el entorno en el que se desarrollan las actividades laborales. En general, los puestos más complejos para personas con SQM o EHS son aquellos en los que la exposición ambiental o electromagnética es muy alta y, sobre todo, difícil de controlar. Básicamente, nos remitiríamos a los siguientes escenarios:
• Cuando la exposición química es estructuralmente elevada (SQM), como en el caso de laboratorios con uso continuo de reactivos, centros de peluquería y estética por el empleo constante de tintes y lacas, industrias donde se trabaja con pinturas, barnices o resinas, o espacios con ventilación limitada y mucha rotación de personas que utilizan perfumes. En estos entornos, el nivel de sustancias químicas en el aire es inherente a la actividad, lo que complica garantizar un espacio realmente seguro.

Un router
Autor/a: NewAfrica
Fuente: depositphotos.com
• Cuando existen fuentes intensas o muy próximas de campos electromagnéticos (EHS), algo que se da en centros de datos, salas técnicas, sectores de telecomunicaciones, instalaciones eléctricas o incluso oficinas que obligan a trabajar muy cerca de antenas internas, racks o concentraciones elevadas de routers. También en puestos que dependen exclusivamente de dispositivos inalámbricos sin opción de cableado. En esos casos, la proximidad a las fuentes es parte de la propia operativa.
• Cuando el puesto exige movilidad constante en entornos no controlables. Por ejemplo, trabajos que requieren visitar diariamente múltiples oficinas, comercios, industrias o espacios con alta carga química o inalámbrica. Esto hace que la exposición sea variable e imprevisible.
Ahora bien, es importante subrayar algo: incluso en estos escenarios no hablamos de una imposibilidad absoluta. El Libro Verde insiste en que cada caso debe evaluarse de forma individual porque, en muchas ocasiones, la solución pasa por cambios organizativos -como reubicaciones, asignación de tareas compatibles o teletrabajo-, ajustes técnicos razonables o la redistribución del puesto dentro del propio entorno laboral.
-¿Existe algún tipo de medicación o terapia, o método farmacológico preventivo, para los afectados de Sensibilidad Química Múltiple y Electrohipersensibilidad?
A día de hoy no existe un tratamiento curativo ni para la Sensibilidad Química Múltiple ni para la Electrohipersensibilidad, ni tampoco una medicación que elimine estas condiciones de forma estable. Por eso, el enfoque más eficaz pasa por un manejo integral en el que la clave es la reducción y el control de la exposición. Cuando una persona logra minimizar el contacto con sustancias químicas en el caso de la SQM, o con campos electromagnéticos en el caso de la EHS, suele experimentar una mejora clara en sus síntomas y en su funcionalidad, de modo que las adaptaciones del entorno -incluido el laboral- se vuelven decisivas.
A este pilar se suman los tratamientos sintomáticos, que pueden ayudar a aliviar manifestaciones como el dolor, las cefaleas, los problemas de sueño o la ansiedad secundaria, siempre bajo supervisión médica, y teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos se registra una cierta intolerancia a los medicamentos. También resultan útiles distintas intervenciones de apoyo, desde la educación ambiental y los hábitos de vida saludables hasta técnicas de regulación del estrés, apoyo psicológico cuando es necesario, o el abordaje de comorbilidades frecuentes como la fatiga crónica, la disfunción autonómica** o la hipersensibilidad sensorial.
En cualquier caso, la experiencia demuestra que la prevención en el entorno es el factor que ofrece resultados más consistentes. Así pues, espacios más limpios, bien ventilados, sin fragancias y con menor carga inalámbrica marcan una diferencia significativa en la evolución de los síntomas.
**disfunción autonómica: síntomas asociados a un funcionamiento inadecuado del sistema nervioso autónomo o vegetativo




