Redacción Farmacosalud.com
Cada año, unos días antes de la verbena de San Juan, empiezan a proliferar las casetas de venta de material pirotécnico y algunas personas empiezan con el lanzamiento de petardos. Las verbenas de inicio del verano (especialmente la de Sant Joan, pero también la de Sant Pere) son fiestas populares muy significativas en Cataluña, así como en otras zonas de España, celebrándose la de San Juan muy activamente en esos otros territorios. Los petardos, si no son lanzados en esta verbena, también pueden ser activados en otras fechas veraniegas coincidiendo con las fiestas patronales. Aunque la pirotecnia tradicional tiene una parte vistosa y muy bonita, también implica una problemática para una parte de la ciudadanía y de los animales domésticos y salvajes que viven en ambientes urbanos y semiurbanos. El ruido que provocan los petardos afecta gravemente a varios colectivos de personas sensibles, como personas de edad avanzada, con déficit cognitivo, otros que sufren enfermedades mentales, bebés y niños con hipersensibilidad al sonido o hiperacusia.
Asimismo, también impactan negativamente sobre la mayoría de mascotas que conviven con nosotros. En este sentido, el Comité de Veterinarios para la Protección de los Animales y el Comité Asesor para la Clínica de los Animales de Compañía del COVB (Col·legi Oficial de Veterinaris de Barcelona [Colegio Oficial de Veterinarios de Basrcelona]) y la Comisión de Protección de los Derechos de los Animales del ICAB (Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona) han elaborado un comunicado alertando sobre la afectación de la pirotecnia en las mascotas.
Las mascotas son mucho más sensibles a los sonidos que los seres humanos
Hay que recordar que los ejemplares zoológicos son mucho más sensibles a los sonidos que los seres humanos, y que, por ejemplo los perros, de media, tienen un rango de audición de 10.000 a 50.000 Hz, mientras que el del ser humano solo alcanza de 16.000 a 20.000 Hz. La distancia a la cual puede percibir un sonido un perro es cuatro veces superior a la de un humano. Su oído es cuatro veces más sensible que el nuestro y puede registrar 35.000 vibraciones por segundo. En el caso de los gatos, su oído está todavía más desarrollado, teniendo incluso una sensibilidad acústica superior, por lo que son todavía más sensibles a la contaminación acústica provocada por la pirotecnia.
Otro punto importante a destacar es que el uso de fuegos artificiales solo está autorizado en acontecimientos de carácter cultural o festivo y que, en general, hay una prohibición en las ordenanzas de contaminación acústica o de convivencia del uso de material pirotécnico fuera de los acontecimientos expresamente autorizados o de los lugares y las horas señaladas para hacerlo. Para hacer compatible estas prohibiciones genéricas con el uso de fuegos artificiales durante las fiestas, los ayuntamientos suelen dictar bandos donde se concretan las condiciones para utilizarlos. Ahora bien, hay que decir que normalmente la regulación se incumple porque no hay una vigilancia estricta, haciendo casi imposible no sufrir los efectos. Además, el uso de petardos no está limitado en los días de verbena, haciendo que sea posible escucharlos algunos días previos, tanto de día como por la noche, y se continúen oyendo durante la verbena y hasta algunos días posteriores.
El alto nivel de estrés que provocan estos ruidos y su continuidad en el tiempo hace que tengan afectaciones graves en la salud de personas y animales. Este efecto prolongado en el tiempo genera el mecanismo de estrés crónico, mucho más nocivo para la salud que la afectación que provoca el estrés agudo.
‘Ataques’ a colonias de gatos
Otro efecto colateral negativo de los petardos son los comportamientos incívicos y vandálicos que sufren las colonias de gatos. ‘Desde el COVB también alertan de casos donde las personas han tirado fuegos artificiales en los lugares donde se refugian estos animales, lo cual es intolerable y tendría que ser perseguido’, se indica en un comunicado.
Por otro lado, en el caso de los animales de compañía, la verbena provoca un significativo aumento del número de recogidas de ejemplares perdidos notificadas y el número de avisos de mascotas perdidas. De acuerdo con cifras de la AIAC (Arxiu d'Identificació d'Animals de Companyia de Catalunya [Archivo de Identificación de Animales de Compañía de Catalaunña]) haciendo una comparativa entre un periodo aleatorio de 3 días, y los días de la verbena de Sant Joan, el aumento del número de avisos es de un 63% de media. Además, el incremento de los casos de recogidas de animales encontrados también aumenta notablemente y de media es del 130%. Para hacer la comparativa se ha seleccionado un periodo aleatorio de 3 días (del 14 al 16 de abril):
La verbena también comporta un incremento de las consultas veterinarias y las prescripciones de medicamentos ansiolíticos para el tratamiento preventivo y paliativo de las mascotas durante la celebración de Sant Joan. Los tratamientos por ansiedad por petardos aumentan 80 veces alrededor de esta fiesta (Veterinary Management Studies - VMS). ‘Lo que no se puede obviar es que esta medicación prescrita para tolerar las celebraciones tiene efectos secundarios, afectando el comportamiento y la fisiología de los animales. Esta medicación está incluida dentro de los medicamentos estupefacientes, puesto que está indicada para evitar que aparezcan signos claros de ansiedad, angustia y miedo, y puede provocar que los animales sufran consecuencias graves, como puede ser, en los casos más graves, la taquicardia severa, la hiperventilación y el colapso’, se apunta en dicho comunicado.