Dr. Julián Gabarre, autor del libro ‘Psicología Facial’ (ediciones Rostro): el Dr. Gabarre es la primera persona del mundo que, mediante un estudio científico, ha demostrado cómo puede deducirse la conducta y las competencias de los individuos a través del rostro, con una precisión inigualable por otros métodos de abordaje. Por esta investigación, adquirió el grado de Doctor en Psicología CUM LAUDE por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Es el primer español que, siguiendo las enseñanzas del Dr. Louis Córman, se diplomó en Morfopsicología por la antigua Société de dicha disciplina que Córman había fundado. Posteriormente, Gabarre alcanzó el grado de Diplomado Superior y se convirtió en el fundador del Instituto Superior de Morfopsicología (Barcelona).
Redacción Farmacosalud.com
En un anuncio que años atrás quedó grabado en la memoria colectiva de los televidentes, un mayordomo que promocionaba un detergente pasaba un trocito de algodón por un azulejo para verificar si la limpieza del hogar había sido la adecuada (si el algodón salía blanco blanquísimo era evidente que la tarea de higienización había sido perfecta) y acto seguido pronunciaba las palabras mágicas: ‘el algodón no engaña’. Pues bien, en el caso que nos ocupa ahora, cambiamos al mayordomo por un morfopsicólogo -el Dr. Julián Gabarre, autor del libro ‘Psicología Facial’- y, con un tono evidentemente mucho más científico aunque no por ello menos entendible, somos testigos de una frase que cambiará para siempre la interpretación que hacemos cada vez que observamos la cara de una persona: “con la palabra podemos mentir… el rostro no engaña”.
¿Llega la jubilación para ciertos métodos de selección de personal?
Según se lee en el libro, «la Psicología Facial es una ciencia humana y una herramienta clínica. Permite diagnosticar el temperamento que dirige nuestra actividad en el mundo y observar el pronóstico de los procesos de adaptación activo, afectivo y cognitivo. Para ello dispone de un método que tiene en cuenta lo cuantitativo, lo cualitativo, el grado de activación de las estructuras (tono energético), el equilibrio y armonía de las mismas, así como su grado de integración e interacción. La Psicología Facial establece un cambio de paradigma, de lo modular (que establecía la antigua Fisiognomía y Frenología) a lo interactivo».
A juicio del autor del libro, la Psicología Facial está más que indicada para la selección de personal en el marco de las ofertas de trabajo. Más que todo, porque “es un procedimiento que está a años luz de lo que se hace hoy en día. Los test psicotécnicos, cuestionarios de personalidad y entrevistas utilizados en la selección convencional se contestan conscientemente y, si eres medianamente inteligente, contestarás lo que la empresa desea ver u oír, por lo que puedes mentir. Además, hoy en día ya hay empresas o profesionales que te enseñarán a superar entrevistas, cuestionarios y test con un juego en el que se trata de ver quién engaña a quién”.
“El inconsciente determina el 98% de nuestra personalidad, valores, competencias innatas…”
“Por otro lado -prosigue Gabarre-, dicho método y dichas pruebas no saben identificar lo que antes se llamaban ‘virtudes’ y ‘valores’, que son las que deciden la valía de cada persona. Y como consecuencia de ello, sólo se acierta en determinadas ocasiones. Tanto es así, que en un 47% de las veces el candidato contesta conscientemente, cuando hoy en día ya sabemos que es el inconsciente el que determina el 98% de nuestra personalidad, nuestros valores, la conducta y las competencias innatas, o sea, las ‘virtudes’”.
“Con la Psicología Facial vemos en el rostro -al ser la terminal de nuestra neurofisiología- cómo es el inconsciente de cada candidato con una precisión absoluta. Detectamos sus competencias innatas y sus valores, así como el potencial para transgredir las normas ético-morales en el orden económico y, por lo tanto, le asociamos un grado de confiabilidad, del sentido del ahorro, de la iniciativa, o de la capacidad para prever lo inesperado. Con la palabra podemos mentir… el rostro no engaña. Las empresas que nos confían la selección o la evaluación de sus empleados se convierten muy pronto en las empresas Número Uno de su sector”, señala el Dr. Gabarre.
En el nuevo libro se propone, asimismo, superar las presuntas limitaciones de la psicología clásica. «La Psicología Facial instaura un paso radicalmente distinto al que la psicología tradicional nos ha acostumbrado: nos lleva siempre al origen de donde surge el carácter, haciéndonos participar en los movimientos vitales esenciales de donde veremos que todo procede».
El experto matiza que la psicología convencional busca también siempre el origen de la perturbación del paciente para entender, precisamente, lo que le está pasando a ese paciente, pero, tal y como se ha apuntado anteriormente, el procedimiento clásico es un sistema basado “en cuestionarios, test y entrevistas, es decir, investigan sobre el consciente, cuando es el inconsciente (la estructura cerebral, que como digo la vemos reflejada en el rostro) el que determina la función o psicopatología, la personalidad, la conducta y las competencias innatas. En otras palabras, con la disciplina facial observamos el origen, llegamos al punto de donde todo procede. Y he probado que, en la mayoría de psicopatologías, nosotros podemos modificar la disfunción rostral a los pacientes que vienen a hacer un estudio de autoconocimiento o por un problema psicopatológico… para ello, no les preguntamos qué les pasa, nosotros ya vemos qué les pasa; sólo les preguntamos si son diestros o zurdos y, con esa información, ya descubrimos qué les ocurre y vemos las soluciones que hay para poder superar el conflicto”.
“La psicología convencional es poco eficaz y poco práctica”
“El psicólogo convencional tiene que hacer preguntas a los pacientes; primero les interroga sobre qué les ocurre, y luego les pasa test o cuestionarios que se contestan conscientemente… no obstante -insiste Gabarre-, hoy sabemos que es el inconsciente el que determina nuestra conducta y competencias en un 98%, por lo que las investigaciones científicas que se llevan a cabo tienen un sesgo insuperable para ser verdaderamente científicas, lo que las hace estar en pañales ante la Psicología Facial, que da en una sesión soluciones concretas y prácticas”.
“La psicología convencional es teórica y únicamente puede atender ligeras disfunciones por ser eso, muy teórica y abstracta. Y, además, no hay que olvidar que ese psicólogo dará recomendaciones según su formación y valores, que en la mayoría de las veces no tienen nada que ver con los míos y el entorno familiar y social que yo tengo, lo que comporta que sea muy difícil solucionar el problema. La psicología clásica es poco eficaz y poco práctica, está muy poco evolucionada, es muy teórica y abstracta… la Psicología Facial es concreta, práctica y, sobre todo, eficaz”, asegura el morfopsicólogo.
¿Así pues, nuestro rostro puede ir modificándose en función de las diferentes vivencias y experiencias que van discurriendo por nuestra existencia, o bien la biología física manda y tenderemos a que la genética configure nuestra cara? “La genética manda, es decir, si alguien viene con mucha fortaleza física y psíquica abordará todas las vicisitudes de la vida de manera diferente de cómo lo haría si viniera con menos fortalezas de este tipo”, contesta el Dr. Gabarre.
Los estudios científicos sobre gemelos monocigóticos (gemelos idénticos surgidos de la fertilización de un solo óvulo) criados de manera separada o, dicho de otro modo, criados en familias diferentes, revelan que compartían elementos de personalidad en un 74% -creencias religiosas, valores, inteligencia, si eran impulsivos o reflexivos, etc.-, y que cuando eran ya personas de edad avanzada llegaban a compartir el 87% de costumbres, maneras de pensar, si sentían creencias religiosas o no las sentían… en cambio, en el caso de los mellizos (nacidos del mismo parto pero originados por la fecundación de distinto óvulo), incluso viviendo con sus padres, con la misma alimentación, la misma educación, el mismo entorno, etc., sólo compartían el 42% de estos elementos, o sea, los que comparten los seres humanos que no son familia. “Esto es impresionante… ahí vemos que la genética es la que manda de manera indefectible. Evidentemente, el entorno algo nos va a cambiar, pero el rostro de cada momento nos habla de la actualización de la persona”, afirma.
¿La Psicología Facial puede descubrir una infidelidad sexo-afectiva?
Según el nuevo manual, la Psicología Facial «es una herramienta de desarrollo personal con sus alcances y límites. No permitirá nunca conocer nuestros secretos más íntimos. En este sentido, hay que racionalizar nuestros miedos hacia esta disciplina. Ella nos permitirá conocer nuestras motivaciones, situarnos en un nivel superior en un conflicto, en una metanivel, para no tomar la comunicación con el otro de manera superficial». La lectura del semblante, pues, no acorrala a nadie, simplemente permite ubicar a cada uno en un área definida. Por poner un ejemplo, el estudio del rostro no podría determinar si una persona ha cometido una infidelidad sexo-afectiva, pero “sí podemos ver los rostros con más tendencia a la infidelidad. En mi libro pongo las morfologías rostrales más tendentes a este tipo de conducta”, expone Gabarre.
En sus páginas también se lee: «voy a dar una explicación del porqué el estudio de la Psicología Facial cumple el dicho y la creencia popular de que el rostro es reflejo y resumen del cuerpo, cerebro y alma (pshyche), y cómo en él podemos ver el genotipo y el fenotipo, y como consecuencia, la psicología de la persona». Es cierto que, cuando pensamos en un asesino despiadado, siempre o casi siempre nos imaginamos a alguien con cara de pocos amigos. Ahora bien, la cosa se complica cuando nos cercioramos de que, en ocasiones, los mayores criminales son individuos dotados de un rostro amable, llegando incluso a ser considerados atractivos desde un punto de vista meramente físico. “Es que hay muchos tipos de asesinos: con rostros abruptos e impulsivos; violadores con ojos átonos, dando la impresión de dulzura, y otros con rostros en forma de guitarra que son psicópatas puros”, detalla el especialista.
“Hay otros con retracción lateronasal: esta estructura es un antagonismo, ya que son fieles y posesivos pero son inexpresivos emocionalmente, lo que les hace aburridos en pareja, y sus parejas se van o se buscan otros más vivos emocionalmente... y estas morfologías rostrales -las de la retracción lateronasal- no consienten que su pareja les deje o se vayan con otro”, advierte.
‘El rostro de uno es realmente su destino’
El Dr. Gabarre aporta, en su web, un documento de la policía en el que se certifica que él mismo estableció con exactitud la causa de la detención de 10 personas (la clase de delito que habían cometido) tras estudiar la cara de cada una de ellas en las fichas policiales. “El Dr. Sperber, G.H. (1992), después de diversos estudios embriológicos sobre el cerebro y el rostro y su entrelazamiento, decía: ‘lo que está establecido inicialmente para formar el rostro de alguien dicta el futuro de ese alguien, porque el rostro de uno es realmente su destino’. En la cara vemos las tendencias naturales de actuar de cada uno y, claro, esas 10 personas ya estaban en la cárcel y yo determiné el probable comportamiento de cada una de ellas”, comenta Gabarre.
“No obstante -agrega a renglón seguido-, ese destino se puede cambiar si los educadores / profesores supieran Psicología Facial, dado que el punto más vulnerable que tenemos es también, si lo sabemos detectar a tiempo, el punto de nuestra mayor virtud. En un estafador, asesino o camello de estupefacientes podemos encontrar a sujetos muy creativos, de modo que, si se les dirigiese bien desde fases muy tempranas, les cambiaríamos su destino”.
Gabarre es tajante con respecto a la fe que tiene en la eficacia de la Psicología Facial: para él, es una disciplina infalible. “En un rostro sin operaciones faciales importantes, no puede fallar; de hecho, en mi tesis doctoral identifiqué a 1.044 rostros con diferentes morfologías y avancé lo que contestarían a las preguntas que íbamos a hacerles… y no fallé en ninguna, de ahí que el secretario del Tribunal, a su vez Prof. de metodología investigadora en Ciencias de la Salud, dijera: ‘no he visto nunca una investigación con tanta precisión. A usted, hace 350 años lo hubieran quemado al pensar que era brujo’… y se lo aseguro, no soy brujo”, remarca el Dr. Gabarre con ánimo de huir de atribuciones ocultistas.
¿Qué cara tendría alguien que se siente fracasado laboralmente, pero al que su familia le apoya?
«La zona baja (boca, mandíbulas y mentón) corresponde al funcionamiento del sistema nervioso reptil que está unido al centro del encéfalo. El cerebro reptil, unido al sistema nervioso y endocrino, es el centro de los instintos primordiales […] La zona media está constituida por la masa facial (hueso maxilar superior), pómulos, y por la anchura y profundidad de la nariz. Esta zona corresponde en los mamíferos al desarrollo del sistema límbico (alrededor del precedente, el cerebro límbico o inframaliano, unido al sistema vegetativo es el centro de las emociones y afectos) […] La zona alta está formada por la frente, que es la parte anterior de la caja craneana. Esta zona nos da información sobre la vida mental».
De la teoría a la práctica… no hay nada mejor que ir a un caso específico para poder visualizar la información que aportan los rasgos de nuestras áreas faciales: ¿qué cara tendría un individuo de unos 45 años que se siente fracasado laboralmente, pero que goza de una buena relación familiar (sus padres le ayudan económicamente, su pareja e hijos le adoran, etc.)? “Tendría en el lado derecho del rostro de la zona media (emocional) una arruga, o dos arriba (si es diestro), o en el lado izquierdo si es verdaderamente zurdo. Las arrugas importantes en la zona facial, allá donde se ubiquen, siempre son procesos de duelo inacabado. Y, como dijo uno de los codirectores de mi tesis doctoral, ‘tu conocimiento sintético está a años luz de todo lo que se hace en salud mental’”.