Dra. Eider Unamuno, autora del libro ‘La boca no se equivoca’ (RBA): formadora y divulgadora, la Dra. Unamuno se define como la Dentista Inconformista. Odontóloga especialista en Ortodoncia Preventiva, Dolor Craneomandibular y Odontología Deportiva, es madre de dos hijos que revolucionaron su manera de entender el crecimiento y el abordaje de los tratamientos de ortodoncia. Es directora del Centro de Salud Gertu (Eibar, en Guipúzcoa), imparte varios cursos para odontólogos y es autora del manual ‘Cuida los dientes de tu hijo’.
Redacción Farmacosalud.com
‘El que tiene boca, se equivoca’, dice el refrán… ya, pero ‘la boca no se equivoca’, asevera la Dra. Eider Unamuno… Esta especialista prefiere sortear el juego de palabras planteado buscando un sentido menos taxativo aunque más expansionista para el carácter revelador de las capacidades bucales: “‘la boca no se equivoca’ se parece más al refrán ‘la cara es el espejo del alma’. El estado de la boca nos habla del estado general de la salud del paciente… de un solo vistazo podemos ver muchas cosas. De ahí viene el título del libro”.
No obstante, echar una simple ojeada a los piños puede resultar insuficiente en alguna que otra ocasión, ya que, según se lee en ‘La boca no se equivoca’, «un problema del sistema digestivo o del corazón puede tener un origen invisible en la boca, aunque no tengamos ningún síntoma de enfermedad dental». “Hay bacterias en la boca que, si acceden al torrente sanguíneo por una herida o bien atraviesan las propias encías si están un poco inflamadas, pueden provocar una infección en una de las capas del corazón, una endocarditis bacteriana. Durante años, por protocolo y para evitar ese riesgo se administraban antibióticos a pacientes con marcapasos a los que había que realizar cualquier intervención dental que pudiera provocar sangrado. Se administraban hasta para una simple limpieza dental”, explica la odontóloga.
¿Hay que tomar precauciones cuando le comemos la boca a otra persona?
Cada boca es un mundo, es cierto, pero es que la cavidad bucal es también un mundo en sí misma, al estar frecuentada por una constelación de microscópicos seres que quieren saborear su propia existencia. Por ejemplo, cuando los amantes se besan en los labios con contacto lingual incluido, deben saber que no están solos, porque, según recuerda la Dra. Unamuno, “un estudio holandés habla del intercambio de 80 millones de microorganismos en un beso de 10 segundos. Que cada uno saque sus propias conclusiones…”
«Este libro pretende ser una guía para que cuides tu salud desde tu boca. Te explicaré las curiosas relaciones que existen entre diferentes partes del cuerpo, y te daré trucos y consejos para mejorar tu bienestar. También te recomendaré postres anticaries […] El objetivo es que consigas una hermosa y sana sonrisa que te permita disfrutar de la comida, que no evites acercarte a alguien por temor al mal aliento y que envejezcas con dignidad (y con tus propios dientes). Por último, pero no menos importante, este libro te servirá para ahorrar unas perrillas y algún que otro disgusto cuando vayas a tu revisión anual en el dentista».
Caries con predilección por la rodilla izquierda
Que ‘La boca no se equivoca’ ofrece una amplia visión de la salud bucal y de sus implicaciones en la salud de todo el cuerpo queda ejemplificado en una curiosa conversación telefónica que mantuvo la Dra. Unamuno con un paciente:
«-Hola, quería pedir cita. Me duele la rodilla.
-Perdona, creo que te has equivocado. Has llamado a una clínica dental -respondí yo con voz de listilla.
-No me he equivocado. Yo siempre sé cuándo tengo una caries porque me duele la rodilla izquierda.
-Vale -dije, completamente perdida y sin saber qué pensar».
Esa conversación -narrada tal cual en el manual- abrió la caja de Pandora, es decir, zarandeó la vida profesional de la Dra. Unamuno, si bien “en aquel momento no fui consciente de ello. En aquel momento fue como algo místico; luego entendí que, de magia nada… era ciencia”.
«Diagnosticar caries por un dolor en la rodilla? Eso era nuevo para mí. Tras el susto inicial, me lo tomé un poco a cachondeo […] Cuando finalmente el paciente apareció en la consulta, resultó ser médico -anatomopatólogo, para más señas-. Como ya me había avanzado por teléfono, me dijo que conocía muy bien su cuerpo y que siempre que le dolía la rodilla acudía al dentista y descubría que tenía una caries. Se la empastaban, y adiós al dolor de rodilla […] Esa fue mi primera incursión en el lado oscuro (o luminoso) de la salud. Obviamente, le empasté la caries al doctor y desapareció el dolor. Siendo completamente sincera, en aquel momento, no me convenció del todo. El dolor es una experiencia muy personal y yo no tenía manera de cuantificarlo ni de saber si me estaba diciendo la verdad o si me estaba tomando el pelo. Así que, en aquel momento, lo dejé correr», escribe la autora.
«Es importante saber si el tránsito intestinal del paciente es regular y cómo son sus deposiciones»
«Cada vez tenía más dudas y más preguntas, pero iba creciendo en mí la certeza de que hay una relación entre la boca y el resto del cuerpo tanto en una dirección como en otra. Problemas de la boca inciden en el resto del cuerpo (una caries que provoca dolor en la rodilla) y afecciones en otras estructuras afectan a la boca (dificultades en la visión dificultan el desarrollo del maxilar superior). Creo que, desde entonces, he asistido a más cursos para fisioterapeutas, médicos o nutricionistas que para dentistas. Esta visión global del cuerpo y de entender (solo un poco) las interacciones entre sus partes me ayuda a dar una solución diferente a mis pacientes y alumnos».
La Dra. Unamuno se define como la dentista inconformista. A su juicio, esta actitud puede ser un estímulo para algunos compañeros de profesión. De hecho, Unamuno lleva años ofreciendo formación para dentistas e “inoculando ese inconformismo, que nos anima a buscar más allá de lo que nos enseñan en la Universidad y del statu quo”. «Sigue habiendo muchos dentistas que se sienten incómodos ante la cuestión de cómo puede influir en la salud oral el tipo de parto con el que nacieron (los pacientes), si usan plantillas en los zapatos o si sufren de malas digestiones. Y, como especialistas en la salud bucal, es importante saber si el tránsito intestinal del paciente es regular y cómo son sus deposiciones. También es relevante la postura en que duermen, si descansan bien, si tienen problemas en la espalda, los ojos o los pies», se lee en el libro.
“El color natural del diente sano es amarillento, no el blanco nuclear”
Y, si alguien posee unos dientes inmaculados y una sonrisa de anuncio, que sepa que todo ello no tiene por qué evidenciar necesariamente una salud extraordinaria. “Partimos de la base de que el color natural del diente sano es amarillento, no el blanco nuclear. Y que con los años hay un desgaste dental ligero propio del uso adecuado de los dientes. Generalmente lo saludable suele ser estéticamente bello, pero en un sentido de la belleza más relacionado con el equilibrio y la sutilidad que con lo extremo y extravagante”, señala.
"Lo natural normalmente es también bonito, si bien no es el bonito que nos exigen ahora (ultrablanco, etc). Así que una boca que ha sido puesta bonita con blanqueamientos o carillas no necesariamente es saludable, ni mucho menos", manifiesta la experta, quien por cierto -y dirigiéndose ahora hacia el otro extremo- aprovecha para advertir a aquellas personas desdentadas que no ponen remedio al problema de la falta de piezas dentales (y que por tanto ni tan siquiera usan dentadura postiza) que “masticar cosas duras provoca que formemos nuevas neuronas, y eso nos aleja del deterioro cognitivo y de la demencia”.
«Soy consciente de que ya es bastante desagradable ir al dentista una vez al año como para dedicar tu tiempo libre a leer sobre dientes. Sin embargo, tu salud depende también del estado de tu boca». ¿Teniendo esto en cuenta, ir al dentista una vez al año para revisarse la dentadura debería ser obligatorio, como lo es circular con seguro cuando se conduce un vehículo? “Creo que lo obligatorio debería ser que cada uno sepamos cómo cuidar nuestra salud, tener el conocimiento para mantenernos sanos. La responsabilidad de qué hacer con esa información ya es otra historia”, responde la Dra. Unamuno.