Redacción Farmacosalud.com
Dentro del concepto de hipercolesterolemia familiar se engloba un conjunto de alteraciones de los lípidos genéticamente determinadas: las hay heterocigóticas y las hay homocigóticas. Los pacientes homocigóticos presentan niveles muy altos de colesterol, mientras que los heterocigóticos presentan unos niveles, aunque altos, no tan elevados como los homocigóticos. “Son pacientes con mucho riesgo de tener un infarto… su prioridad es luchar contra el riesgo de tener un infarto”, advierte el profesor José Ramón González Juanatey, catedrático de Medicina, presidente de la Sociedad Española de Cardiología y jefe de Servicio de Cardiología y UCC del Hospital Clínico Universitario de Compostela. “A pesar de eso, el objetivo de control en pacientes con hipercolesterolemias genéticas es bajísimo: menos del 10% logra objetivos de control”, precisa el catedrático.
González Juanatey también opina que esta nueva familia de medicamentos está destinada a otros grupos de enfermos “que tienen tanto riesgo como las hipercolesterolemias genéticas”. Se trata de personas que han sufrido un infarto y que a pesar de ser sometidos a terapia siguen con niveles altos de LDL; sujetos que no tienen niveles muy altos de LDL pero que padecen infartos de repetición, y pacientes que han necesitado revascularizar sus coronarias con ‘stents’ o cirugía y que siguen teniendo lesiones que no han podido ser revascularizadas… “esos también son absolutamente prioritarios, al igual que los pacientes con hiperlipemias genéticas. Y seguro que en el ámbito de las hiperlipemias genéticas no va a haber mucho obstáculo para la introducción de los fármacos, pero tampoco lo puede haber para este grupo tan importante de pacientes con cardiopatía isquémica que tienen un pronóstico muy desfavorable y en los que la normalización o ultranormalización de su nivel de LDL les alejaría de las complicaciones y les aportaría calidad y cantidad de vida”, comenta.
“Ese es el futuro inmediato -continúa el presidente de la Sociedad Española de Cardiología- de los iPCSK9: porque la información que hoy tenemos es suficiente para decir que, a relativamente largo plazo, son seguros, casi como placebo, y son muy eficaces, a la espera de los grandes ensayos clínicos que hay en cardiopatía isquémica en este momento”. Según el profesor González Juanatey, esta innovación terapéutica, los inhibidores de PCSK9, “van a aportar de forma inmediata calidad y cantidad de vida” a los pacientes.
Hipercolesterolemia familiar, un trastorno que “sigue estando poco diagnosticado”
González Juanatey ha participado junto con otros especialistas en la Mesa Redonda ‘Pasado, presente y futuro de la hipercolesterolemia familiar’, cuyo desarrollo ha tenido lugar en el marco del XXVIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA).
El doctor Xavier Pintó, director de la Unidad de Lípidos del Hospital de Bellvitge (l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona) ha ejercido como moderador de la Mesa. Según Pintó, en la sesión se ha puesto de manifiesto que la hipercolesterolemia familiar es “un trastorno de elevada prevalencia en la población” y que “sigue estando poco diagnosticado, es decir, hay muchas personas que lo padecen y no saben que lo tienen”. Además, “los que han sido diagnosticados están en un porcentaje muy alto sin estar adecuadamente controlados”, afirma el doctor, quien añade que “esta población en su conjunto tiene una alta incidencia en enfermedad cardiovascular”. Pero es que, precisa Pintó, “incluso los pacientes con hipercolesterolemia familiar actualmente tratados con estatinas tienen una incidencia no desdeñable de enfermedad cardiovascular”.
Inhibidores de la PCSK9: “Fundamentales para tratar la dislipemia”
Según el doctor José María Mostaza, médico adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital Carlos III de Madrid, el estudio de la hipercolesterolemia familiar ha permitido evolucionar “mucho en el conocimiento del metabolismo lipídico”. De hecho, se han descubierto las estatinas y, actualmente, los inhibidores del PCSK9, “fármacos fundamentales para el tratamiento de la dislipemia y para reducir la tasa de complicaciones cardiovasculares en la población”.
Grandes avances en la lucha contra la hipercolesterolemia familiar
Por otra parte, el doctor Fernando Civeira, catedrático de la Facultad de Medicina de Zaragoza y director de la Unidad de Lípidos del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, se basa en los datos que figuran en el Registro de Dislipemias de la SEA para afirmar que “estamos claramente en el buen camino. La enfermedad cardiovascular en la hipercolesterolemia familiar ha disminuido muchísimo en los últimos 25 años… y cuando comparamos la enfermedad cardiovascular de los pacientes que vemos en la actualidad con respecto a sus progenitores afectos, nos damos cuenta de que estamos reduciéndola más de un 50-60% con respecto a sus progenitores. Esto nos hace ser optimistas, en el sentido de que vamos comprobando que el tratamiento prolongado e intensivo de esta enfermedad, y cuanto más precoz mejor, consigue progresivamente disminuir la enfermedad cardiovascular”.