Redacción Farmacosalud.com
Entre un 30-40% de afectados de enfermedad de Fabry pueden beneficiarse de migalastat, un nuevo tratamiento específico para esta patología que ya ha sido aprobado en España y que podría ser comercializado dentro de unos meses, comenta a www.farmacosalud.com la doctora Mónica López Rodríguez, coordinadora del Grupo de Enfermedades Minoritarias de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Migalastat “frena” el deterioro de la función del riñón “e incluso mejora” el estado renal, “mejora y estabiliza el aumento de la masa miocárdica en el corazón” y también aporta beneficios con respecto a “los síntomas gastrointestinales” de estos enfermos, concreta la experta.
La enfermedad de Fabry, de carácter hereditario, afecta más a los hombres que a las mujeres. La patología, vinculada al cromosoma X, se caracteriza por la presencia de unas mutaciones en el gen que codifica la enzima α-galactosidasa, lo que afecta al almacenamiento de lípidos. “Al ser una patología de depósito lisosomal, la enzima deficiente hace que se acumule el sustrato que no puede degradarse, de tal forma que la enfermedad de Fabry, a diferencia de otras enfermedades de depósito, donde más afecta es en los órganos relacionados con el riñón, el corazón y los vasos; es una afectación sistémica, sin olvidar la afectación en el sistema nervioso central, no en forma de deterioro ni discapacidad intelectual, sino en forma de enfermedad cerebrovascular precoz”, señala la doctora López Rodríguez.
Migalastat, una molécula oral de chaperonas
Recientemente se ha conocido que migalastat es eficaz en el abordaje terapéutico de la enfermedad de Fabry, tal y como detalla López Rodríguez: “Migalastat ha demostrado en varios ensayos clínicos desarrollados en los últimos años su eficacia en comparación con otras moléculas ya disponibles para el tratamiento de la enfermedad de Fabry. Ha demostrado su eficacia en varios puntos. Los más importantes son: frenar e incluso mejorar el deterioro de la función renal, mejorar y estabilizar el aumento de la masa ventricular o masa miocárdica en el corazón, y también se ha comprobado que mejora los síntomas gastrointestinales de estos pacientes”.
Migalastat es una molécula oral de chaperonas. Las chaperonas farmacológicas son pequeñas moléculas que ayudan a mejorar el plegamiento de las moléculas proteicas en general. “Chaperonas -explica la doctora- viene de una palabra de origen francés que significa ‘carabina’, acompañante. Es decir, las chaperonas actúan sobre una proteína, en este caso la enzima anómala que presenta una conformación que no es la que debería tener, pegándose a ella, acompañándola y cambiándole la conformación, que es lo que hace que sí sea eficaz. Por tanto, para poder ofrecer este tratamiento necesitamos que haya proteína, es decir, necesitamos que los pacientes tengan al menos codificada una proteína… eso va en relación con el tipo de mutaciones que debe tener el gen anómalo”.
En otras palabras, aunque muchos pacientes de enfermedad de Fabry son candidatos a recibir estas chaperonas, no constituyen mayoría entre los afectados. “Obviamente, son candidatos aquellos pacientes con unas determinadas mutaciones, las conocidas como ‘mutaciones susceptibles’. Es decir, las susceptibles son aquellas mutaciones missense -codifican de manera errónea, pero finalmente codifican una proteína- frente a las nonsense -caracterizadas por no codificar proteína-. Así pues, la chaperona necesita que al menos haya una enzima, aunque ésta sea anómala, para poder funcionar. Por ello, los enfermos que son candidatos a migalastat son aquellos que presentan este tipo de mutaciones. En el ámbito de la enfermedad de Fabry se están analizando más de 500 mutaciones descritas… casi decimos que hay tantas mutaciones como familias afectadas, de tal forma que hay que evaluar, hay que testar todas estas mutaciones. Se calcula que en torno a un 30-40% de los pacientes con enfermedad de Fabry -en torno a un tercio- tienen ‘mutaciones susceptibles’ y por tanto son candidatos a tratamiento con migalastat”, detalla la coordinadora del Grupo de Enfermedades Minoritarias de la SEMI.
Un fármaco con muy pocos efectos secundarios, y además leves
La administración de migalastat no presenta contraindicaciones. “Eso sí, hay que tener bien claro que, en el caso de aquellos pacientes que no tienen ‘mutaciones susceptibles’, dar este fármaco es como si les diéramos agua, puesto que no vamos a hacer nada con ello”, recuerda la especialista. En cuanto a efectos secundarios derivados del uso de migalastat, los ensayos clínicos (en los que siempre hay menos pacientes que en la práctica clínica real) han demostrado que apenas hay efectos secundarios distintos de los del grupo placebo. “Podríamos decir que es un fármaco con muy pocos efectos secundarios y que, cuando éstos han aparecido, han sido leves”, apunta.
Hasta el año 2001 no había ningún tratamiento específico para la enfermedad de Fabry, de tal manera que se recurría a tratamientos sintomáticos (neurolépticos para el dolor, fármacos protectores del riñón cuando aparecía proteinuria o insuficiencia renal, etc). Según López Rodríguez, todas estas terapias “se siguen manteniendo, si bien desde el 2001 se dispone de la terapia de sustitución enzimática, la agalsidasa alfa y la agalsidasa beta, dos moléculas comercializadas desde hace más de 15 años”.
Migalastat, que únicamente está indicado para tratar la enfermedad de Fabry, está ya aprobado por la Agencia Europea del Medicamento y también en España, donde “está en esa fase que los médicos y los pacientes no entendemos muy bien de ‘pendiente de definir el precio de salida del medicamento’, con lo cual está pendiente de la difusión dentro de nuestro país. Este proceso es muy variable según los distintos países de la Unión Europea: en algunos lleva días y en algunos como el nuestro lleva entre 12 y 18 meses. Migalastat está aprobado en España y pendiente de comercialización; entendemos que en los próximos meses, como mucho un año, ya lo tendremos para poderlo usar”, expone la doctora.