Redacción Farmacosalud.com
Adiós al límite de las 6 horas desde el inicio de los síntomas de ictus para poder proceder a una trombectomía en estos pacientes, según se desprende el estudio DAWN, realizado por un equipo internacional dirigido por Raul Nogueira, de la Universidad de Emory, en Atlanta (Estados Unidos). Así, la investigación ha permitido ampliar la ventana terapéutica hasta las 24 horas, en gran medida gracias al uso del novedoso software Rapid, que permite ver con gran fiabilidad qué lesiones son tratables mediante el procedimiento desobturador. “Ante esta reciente evidencia, los pacientes con ictus de horario desconocido desde el inicio de la clínica o del despertar, pueden beneficiarse de la trombectomía al igual que aquellos de horario conocido y menos de 6 horas de evolución, siempre que podamos demostrar que persiste tejido cerebral viable. Para ello es importante, ante un paciente con estas incógnitas del tiempo de evolución, poder realizar un estudio de imagen mediante un TAC o RM de perfusión que nos cuantifique la posibilidad de poder salvar una gran cantidad de tejido aún viable, pero en riesgo de convertirse en infarto y daño irreversible”, explica el doctor Pedro Cardona Portela, coordinador Neurovascular del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB) [l’Hospitalet de Llobregat, en Barcelona], y uno de los autores de la investigación.
Los candidatos a beneficiarse de dicho tratamiento dentro de las mencionadas 24 horas son, sobre todo, aquellas personas con ictus de afectación del territorio anterior cerebral que presentan una oclusión aguda de un gran vaso cerebral (arteria cerebral media o carótida) con afectación clínica importante, y que aún presentan, a pesar del tiempo de evolución, tejido viable.
Un programa basado en la inteligencia artificial
La aplicación del software Rapid (iSchemaView, Stanford, California) es una de las claves para que prevalezcan las características de la lesión producida por el ictus y no el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas. Se trata de un programa basado en la inteligencia artificial que permite, mediante los datos obtenidos en el TAC de perfusión y RM craneal, hacer una reconstrucción de estos mapas de perfusión cerebral y dar una cuantificación del daño cerebral ya establecido (irreversible e infartado) y del volumen de cerebro que está en riesgo de ser dañado de forma irreversible (hipoperfundido pero aún no infartado). “Por consiguiente, restando estos dos valores permite definir el volumen de parénquima cerebral susceptible de ser salvado si conseguimos recanalizar el vaso que presenta la oclusión arterial mediante trombectomía”, subraya Cardona en declaraciones a www.farmacosalud.com.
“Sin embargo -agrega-, si el tejido cerebral ya infartado presenta un considerable tamaño, comportará un riesgo muy alto de transformación hemorrágica. Por el contrario, si el tejido hipoperfundido es muy escaso, el potencial efecto de la trombectomía será muy leve. Todos estos cálculos se realizan de forma inmediata en tiempo real mediante diferentes algoritmos basados en infinidad de evaluaciones previas con este software”.
“A partir de ahora podemos obtener datos cuantitativos, en centímetros cúbicos”
Un tercio de las personas que han sufrido un ataque cerebrovascular pertenecen al grupo de ictus de horario desconocido o del despertar. Según el coordinador Neurovascular del Hospital Universitario de Bellvitge, hasta ahora el tratamiento para este grupo de pacientes “era heterogéneo dada la falta de evidencia clínica y dificultades en su valoración. La tecnología actual permite mejorar los softwares de que ya disponíamos, pero con los que sólo obteníamos valores cualitativos para definir el tejido hipoperfundido y ya dañado. A partir de ahora podemos obtener datos cuantitativos, en centímetros cúbicos, y poder estandarizar el beneficio y efecto real del tratamiento endovascular cuando existe una afectación clínica importante con una oclusión vascular de un gran vaso”.
Las mejoras obtenidas tras la aplicación de la trombectomía en las personas que fueron tratadas más allá de las 6 horas desde la aparición del ictus son más que notables, a tenor de lo descrito por el doctor Cardona: “Disminuye en más de un 50% la dependencia o discapacidad (49% de independencia funcional en el grupo de trombectomía y 13% en los pacientes no tratados con trombectomía), al igual que multiplica por dos la posibilidad de recuperación completa. A pesar de la eficacia del nuevo enfoque terapéutico, sólo uno de cada dos afectados podrá recuperarse de una forma independiente en su evaluación clínica al tercer mes del proceso de recuperación. Es un grupo de pacientes que por el tiempo de evolución ya suelen presentar algún daño cerebral considerable y que hasta ahora no recibían ningún tratamiento de reperfusión; sin embargo, la selección mediante estos mapas de perfusión en TAC o RM permite ver si persiste tejido cerebral salvable, y de ser así, se ofrece la trombectomía en vista de tal potencial de recuperación”.
Por lo que respecta a la tasa de complicaciones -como la hemorragia intracraneal- registrada en relación a las trombectomías realizadas, “fue muy baja, del orden del 6%, similar a otros tratamientos de reperfusión cerebral aplicados a pacientes con menos horas de evolución”, apunta el especialista.