Redacción Farmacosalud.com
El equipo de la Unidad de Cirugía Oral y Maxilofacial Pediátrica del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial del Vall d’Hebron Barcelona Campus Hospitalario ha empezado a aplicar la técnica del modelado nasoalveolar (NAM) para tratar a los niños afectados de fisura labiopalatina (también conocida como labio leporino). Desde el pasado mes de julio, los profesionales que la integran han incorporado esta opción de tratamiento al protocolo de tratamiento integral que se hace de estos pacientes en el centro, hecho que facilita el trabajo de los cirujanos y mejora los resultados estéticos y funcionales de la cirugía reconstructiva, ya que reduce la severidad de la deformidad y se puede realizar en la consulta de forma fácil, segura y sin dolor.
La ortopedia maxilar funcional y el modelado nasoalveolar se aplican mediante la inserción de una placa de material acrílico en la boca del bebé. El procedimiento se puede hacer desde la semana del nacimiento y sirve para orientar el crecimiento del labio y del paladar, con una significativa reducción del espacio provocado por la fisura, de forma previa a la cirugía a la cual se deberá someter el paciente.
Los mejores resultados, en fisuras labiopalatinas de baja severidad
El objetivo de todo el tratamiento es ofrecer un seguimiento integral al menor y a las familias gracias al trabajo de un equipo multidisciplinario integrado por obstetras, neonatólogos y pediatras, personal de enfermería especializado, cirujanos maxilofaciales, otorrinolaringólogos, foniatras y logopedas y anestesiólogos. También participan los profesionales del Área de Genética de la Unidad del Sueño del Hospital y de Diagnóstico por la Imagen. El equipo cuenta con el asesoramiento de la Dra. Adriana Agell, experta en ortodoncia quirúrgica y ortopedia dentofacial para pacientes con malformaciones faciales complejas.
La Dra. Montserrat Munill, jefa de la Unidad de Cirugía Maxilofacial Pediátrica, destaca la importancia de ofrecer este tratamiento a los pacientes: “Los mejores resultados quirúrgicos se logran en fisuras labiopalatinas de baja severidad. La aplicación de esta técnica disminuye la severidad de la fisura y facilita la cirugía reconstructiva. En definitiva, perfeccionamos la estética del labio y de la nariz, así como los resultados funcionales en el ámbito del paladar, disminuyendo el riesgo de presentar alteraciones en el habla”. Se trata de niños que necesitan un tratamiento integral y multidisciplinario complejo, “desde el nacimiento hasta la finalización del crecimiento”.
El tratamiento puede comenzar desde la primera semana después del nacimiento
El Dr. Nicolás Sierra, adjunto del servicio, asegura que se trata de una técnica que “modula el crecimiento”. En una primera fase, se utiliza una pequeña placa de acrílico, que se cambia cada mes para adaptarla a la anatomía del niño. Esta placa guía el crecimiento del paladar, acercando los dos lados de la fisura. En una segunda fase, se añade un conformador nasal que sirve para que la nariz del paciente se vaya enderezando y crezca de forma correcta. Una de las novedades aplicadas en Vall d’Hebron es que el procedimiento para elaborar y adaptar la placa se hace íntegramente en la misma consulta del médico.
Con esta técnica, el tratamiento de los niños con fisura labiopalatina puede comenzar desde la primera semana después del nacimiento. A los seis meses de edad se tienen que someter a una primera intervención quirúrgica para reconstruir el labio y la nariz. Es la primera de las intervenciones que se les tendrán que realizar hasta el final de su crecimiento para resolver los problemas derivados de esta malformación en el labio, nariz, encías, paladar y maxilar. A pesar de la complejidad del tratamiento, la utilización de la técnica NAM puede lograr una reducción de la fisura y una mejora general de la estructura facial del paciente lo suficientemente grande para evitar alguna de estas visitas al quirófano. Como destaca la Dra. Munill, “el modelaje nasoalveolar perfecciona los resultados de la cirugía”. Además, también mejora la alimentación de los pequeños y “reduce la ansiedad de los padres y madres”, al recibir atención y seguimiento durante los primeros seis meses de vida y al implicarlos más en el cuidado de sus hijos y hijas.
Los casos se estudian de forma individual en el comité multidisciplinario de tratamiento integral del niño con fisura, formado por profesionales de los servicios de Cirugía Oral y Maxilofacial, Otorinolaringología, Medicina Física y Rehabilitación (foniatría y logopedia) y la Unidad de Apoyo Nutricional. También trabajan en este campo el Servicio de Anestesiología y Reanimación, el Servicio de Obstetricia y el Servicio de Pediatría y enfermería especializada.
La incidencia de fisuras faciales es de 1 por cada 600-800 recién nacidos
Vall d’Hebron realizó los días 16 y 17 de diciembre el primer curso de ortopedia maxilar y NAM realizado en España. Coordinado por la Dra. Munill y el Dr. Sierra y con el apoyo de Aula Vall d’Hebron, se trata de un taller práctico que ofrece a los participantes los conocimientos necesarios para utilizar la técnica NAM en sus hospitales. El encuentro contó con algunos de los expertos más destacados en el modelado nasoalveolar, como la Dra. Teresita Pannaci, profesora ad-honorem de la Universidad Central de Venezuela, y la Dra. Adriana Agell, profesora de la Facultad de Odontología del mismo centro. Las dos colaboran, como también lo hace el equipo de Cirugía Maxilofacial y el de Anestesiología de Vall d’Hebron, con la ONG Operation Smile, una entidad sin ánimo de lucro que trabaja de forma global en más de 30 países para tratar a menores afectados de fisura labiopalatina, mientras a la vez ofrece formación a los profesionales locales para que finalmente puedan tratarlos autónomamente y con el más alto nivel de calidad.
La incidencia estimada de las fisuras faciales es de 1 por cada 600-800 recién nacidos, lo que proyectado al número de nacimientos anuales en territorio español, se estima que anualmente nacen alrededor de 750 casos nuevos. A estas cifras hay que añadir los casos procedentes de adopciones y de la población inmigrante. En la mayoría de los casos no hay una causa identificable. Se trata de una anomalía del desarrollo fetal durante los primeros tres meses del embarazo.