Redacción Farmacosalud.com
Europa ha dado luz verde a Xevudy (sotrovimab) para el tratamiento de las fases tempranas del COVID-19, es decir, para evitar que el paciente que presenta un estado leve-moderado de la infección empeore y llegue a estadíos graves. Según Rafael Cuervo, Infectious Diseases and SC pipeline Medical Lead and MSL Lead en la compañía GSK, sotrovimab viene a solucionar una necesidad no cubierta, ya que el nuevo fármaco está indicado para ser utilizado en una fase inicial de la enfermedad “en la que hasta ahora no había soluciones terapéuticas”. GSK y Vir Biotechnology, empresas que lanzan sotrovimab, informan que los datos in vitro actualizados demuestran que este anticuerpo monoclonal ‘mantiene su actividad frente a todas las variantes’ del coronavirus, incluida Ómicron. Así, “de los estudios virológicos actualizados se desprende, por el momento, una actividad conservada de sotrovimab frente a los nuevos linajes (Delta, Ómicron), destacando y caracterizándose por ese carácter ‘pangenotípico’ que lo diferencia de otros anticuerpos monoclonales que se muestran incapaces de neutralizar tales variantes”, sostiene el Dr. Miguel Salavert, facultativo de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valencia.
Otro de los puntos fuertes de sotrovimab es su seguridad como medicamento. Su buena tolerabilidad queda avalada por una presencia poco habitual de eventos adversos y por ser, además, de “escasa gravedad”, apunta Salavert. Sin ir más lejos, los efectos secundarios observados en el estudio COMET-ICE fueron incluso “más frecuentes en el grupo del placebo” que en el grupo de personas que recibieron sotrovimab, revela el experto.
-La Comisión Europea (CE) ha otorgado la autorización de comercialización a Xevudy (sotrovimab) para el tratamiento temprano del COVID-19. ¿Cuándo se calcula que llegará a España esta terapia? ¿Podría ser de inmediato, visto que sotrovimab ya está autorizado para uso de emergencia en Estados Unidos?
Rafael Cuervo. Previamente a su autorización, este tratamiento ya había sido utilizado en varios hospitales españoles bajo el procedimiento de Medicamentos en Situaciones Especiales, y acordado con la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) con el fin de establecer una vía para que los profesionales sanitarios pudieran emplear el tratamiento con los pacientes susceptibles de recibirlo.
Ahora que Xevudy ya ha obtenido la opinión positiva del Comité de Medicamentos para Uso Humano (CHMP) y la autorización de comercialización por parte de la Comisión Europea, la compañía está a la espera de recibir la aprobación de la AEMPS y el código nacional. Estamos muy orgullosos de poder ofrecer una nueva solución terapéutica para hacer frente a la pandemia. Los tratamientos con anticuerpos monoclonales son una parte fundamental de una solución integral para la COVID-19. El rápido ritmo de vacunación en España es alentador pero, a pesar de estos enormes esfuerzos, todavía existe la necesidad de ayudar a prevenir que los pacientes infectados desarrollen complicaciones. En poco más de un año desde que comenzamos nuestra colaboración con Vir Biotechnology, estamos encantados de que los beneficios de este anticuerpo monoclonal neutralizante estén ahora disponibles para las personas que lo necesiten en nuestro país.
Desde GSK se está trabajando de forma estrecha con las administraciones sanitarias para poder asegurar la disponibilidad del tratamiento para los pacientes españoles.
-Sotrovimab está aprobado en la Unión Europea (UE) para el tratamiento de adultos y adolescentes (mayores de 12 años y que pesen al menos 40 kg) con COVID-19 que no requieren suplemento de oxígeno y que tienen un mayor riesgo de progresión a COVID-19 grave. ¿Si requieren suplemento de oxígeno, este nuevo fármaco no se puede administrar?
Rafael Cuervo. Los pacientes que podrían beneficiarse de este anticuerpo monoclonal neutralizante son los que presentan infección sintomática leve o moderada y que tienen un mayor riesgo de empeoramiento pronóstico de la COVID-19, y que no requieren suplemento de oxígeno tal y como está indicado. Xevudy (sotrovimab) está indicado para ser utilizado en una fase inicial de la enfermedad en la que hasta ahora no había soluciones terapéuticas. En ese espacio de tiempo, hay ciertos pacientes de riesgo que tienen más propensión a complicarse que otros: personas de edad avanzada, diabéticos, obesos, o sujetos con enfermedad renal crónica, cardiovascular, respiratoria o inmunosuprimidos. Se trata de adelantarse al virus y no esperar a que el enfermo llegue al hospital.
-El tratamiento intravenoso con sotrovimab reduce un 79% (reducción del riesgo relativo ajustado) (p <0,001) las hospitalizaciones por cualquier causa durante más de 24 horas o muerte por cualquier causa el día 29 de infección en comparación con placebo. ¿Este medicamento puede ser la solución ante la nueva ola de infecciones por el coronavirus SARS-CoV-2 que está sacudiendo a Europa?
Rafael Cuervo. Desde GSK creemos que la inmunización es la principal solución para frenar este coronavirus. Sin embargo, teniendo en cuenta que la inmunización no llegará, al menos de forma inmediata, al 100% de la población mundial, es importante que se sigan buscando alternativas y opciones que nos ayuden a prevenir y tratar este coronavirus. Los tratamientos desempeñan un papel clave para reducir sintomatología, salvar vidas y liberar capacidad en las unidades de cuidados intensivos. Son esenciales para controlar la enfermedad en curso, para pacientes que todavía no están inmunizados, para personas que no pueden vacunarse o para retrasar la progresión de la enfermedad en pacientes de alto riesgo. Además, no hay que olvidar que constantemente van surgiendo nuevas variantes del virus para las que hasta la fecha, incluida la reciente variante Ómicron, sotrovimab ha demostrado in vitro mantener su capacidad neutralizante.
La misión de estos tratamientos para la COVID-19 es aportar una solución terapéutica a los individuos infectados que haga que el virus no progrese, con el fin último de que la enfermedad no se agrave. La protección concedida por las vacunas, junto con la relajación de las medidas de distanciamiento, más la aparición de nuevas variantes, resulta ser un cóctel que hace que la vacuna no nos permita recuperar esa ‘normalidad’ al 100% y, por lo tanto, necesitemos tratamientos complementarios.
-Volviendo a sus palabras sobre Ómicron... ¿así pues, sotrovimab es la gran esperanza frente a este nuevo linaje de alta transmisibilidad?
Rafael Cuervo. Desde el comienzo de nuestra colaboración con Vir Biotechnology sabíamos que los anticuerpos monoclonales que estamos desarrollando conjuntamente necesitarían poder anticiparse a la naturaleza de la COVID-19, es decir, al cambio constante. A diferencia de las vacunas, los tratamientos combaten directamente las infecciones sin esperar a que nuestro sistema inmunitario responda al virus. Están diseñados para prevenir la infección adhiriéndose a la proteína del SARS-CoV-2 y neutralizando el patógeno. En otras palabras, su objetivo es bloquear la entrada del virus en las células sanas y eliminar las células infectadas.
GSK y Vir están comprometidos con la evaluación continua de sotrovimab a medida que el panorama de la COVID-19 continúa evolucionando a diferentes ritmos en todo el mundo y surgen nuevas variantes de preocupación e interés. En base a los datos preclínicos recientes, que demuestran que sotrovimab mantiene su actividad frente a todas las variantes probadas de preocupación e interés del virus SARS-CoV-2, incluidas, entre otras, Ómicron, Delta, Delta Plus y Mu, seguimos confiando en el papel fundamental de sotrovimab y esperamos seguir contribuyendo a la lucha contra esta pandemia.
Lo que se ha hecho, es extraer una amplia batería de anticuerpos de un paciente que ha superado la infección por SARS-CoV-1 en 2003 y que ese paciente ha producido para hacer frente a dicha infección y superar el virus. Entre ellos, se busca el anticuerpo que tiene la mayor capacidad neutralizante cruzada frente al SARS-CoV-1 y frente al SARS-CoV-2 causante de la COVID-19, buscando, no sólo una alta capacidad neutralizante frente al virus, sino también una alta barrera a la resistencia ocasionada por las diferentes mutaciones que se producen en el mismo. Es decir, aquel anticuerpo que es capaz de unirse al virus e impedir que dicho patógeno ataque las células sanas.
Así, una vez detectado y tras pasar por un proceso de depuración, se inyecta en un sujeto infectado. En lugar de esperar a que el paciente en cuestión genere esos anticuerpos, se los estamos aportando y permitiendo así que el virus no entre en las células. De esta forma, se consigue un anticuerpo que se une a una zona del virus con poca variabilidad, por lo que tiene una alta barrera a la resistencia. Por lo tanto, mantiene su capacidad neutralizante frente a todas las variantes existentes y previsiblemente la seguirá teniendo frente a futuras variantes que pudieran aparecer, con lo cual, su efectividad es extensible y duradera en el tiempo.
-¿Puede ser también sotrovimab un complemento ideal para aquellos ancianos y personas en riesgo de padecer COVID-19 grave que se hayan vacunado frente a esta enfermedad, pero que ahora se han infectado por el SARS-CoV-2 y no quieren correr el riesgo de un mal pronóstico con respecto a la evolución de la patología?
Dr. Miguel Salavert. Existen ocasiones o ciertos perfiles de pacientes de ‘alto riesgo’ (ancianos frágiles o con comorbilidades y pacientes inmunosuprimidos) en los que la inmunización no ofrece suficiente protección ni cobertura en el tiempo frente a la COVID-19. Principalmente, se trata de sujetos inmunodeprimidos y personas de mayor edad cuyo sistema inmune está envejecido (inmunosenescencia) y que tienen una respuesta inmunitaria más deteriorada o disminuida. En estos casos, la vacuna puede no llegar a ofrecer ni conseguir la misma protección que en otros individuos más jóvenes o inmunocompetentes.
Basándonos en los datos epidemiológicos y en todo lo aprendido a lo largo de este año, existen varios grupos de alto riesgo de progresión de la COVID-19 a formas graves: por un lado, los pacientes de mayor edad (a partir de los 65 años) tienen más riesgo de progresión del virus una vez infectados; y por otro, pacientes de cualquier edad que sufren diabetes mal controlada, obesidad, y enfermedades renales, respiratorias o cardiopatías crónicas, así como también los pacientes inmunodeprimidos (bajo tratamiento inmunosupresor o trasplantados). Todos ellos, si se infectan, tienen mayor riesgo de progresar a una forma más grave y complicada de la afección que aquellos que no se encuentran en estas condiciones. Por ello, no sólo es importante la investigación de los casos de enfermos graves, sino también la de aquellos que presentan inicialmente una infección leve o leve-moderada y en los que pudiera empeorar su pronóstico frente a la COVID-19 hacia formas más graves que requieran ingreso hospitalario, necesidad de oxígeno y soporte respiratorio o incluso asistencia como pacientes críticos en unidades de cuidados intensivos.
En este sentido, los anticuerpos monoclonales específicos y altamente afines por la proteína S del SARS-CoV-2, como sotrovimab, son complementos ideales y muy necesarios como estrategias antivirales para poder frenar la entrada en las células de este coronavirus y neutralizarlo, bloqueando precozmente su capacidad de hacer que el enfermo empeore y evolucione a formas graves.
-Sotrovimab ha sido bien tolerado. Las reacciones adversas más frecuentes son la hipersensibilidad y las reacciones relacionadas con la infusión, que se observan en aproximadamente el 2% y el 1% de los casos, respectivamente. ¿Son pocos casos, pero, esos efectos secundarios pueden llegar a ser graves?
Dr. Miguel Salavert. En el estudio COMET-ICE ninguno de los pacientes de aquellos que presentaron estos eventos adversos más frecuentes, requirió ingreso. Son efectos secundarios poco habituales, afortunadamente de escasa gravedad y son asumibles en comparación al gran beneficio que aporta este fármaco. Tal y como reflejan los datos de seguridad del citado estudio, la proporción de pacientes con efectos adversos fue comparable entre ambos brazos de tratamiento, el de sotrovimab y el de placebo. Incluso, los efectos secundarios fueron más frecuentes en el grupo del placebo, lo que refleja que la mayoría de estas reacciones estaban más bien relacionadas con la propia COVID-19.
La tasa de eventos adversos relacionados con el tratamiento fue baja y similar entre sotrovimab y placebo; todas las reacciones adversas en el grupo tratado con sotrovimab fueron de grado 1 o 2 y ninguna tuvo una frecuencia >1-2%. La frecuencia de reacciones relacionadas con la infusión fue comparable entre ambos grupos y ninguna de las producidas en los tratados con sotrovimab condujo a la interrupción o abandono del tratamiento.
-Xevudy es un anticuerpo monoclonal neutralizante que se une a un epítopo del SARS-CoV-2 para dificultarle el desarrollo de resistencias. El fármaco también ha sido diseñado para que su concentración en los pulmones sea alta y prolongada. ¿Este tratamiento podría evitar incluso casos de COVID-19 Persistente (mantenimiento de los síntomas una vez finalizado el período de infección)?
Dr. Miguel Salavert. De momento no existe evidencia ni explicación segura acerca de la fisiopatogenia y sobre el origen de los síntomas a largo plazo, persistentes o recurrentes, en los pacientes, y, ante la falta de datos sobre el efecto adicional de los anticuerpos monoclonales en cuanto a su grado de potencial protección de estas formas denominadas post-COVID o long-COVID, no podemos hacer tal afirmación.
El tratamiento precoz de los enfermos de riesgo reduce de forma significativa el riesgo de hospitalización, de progresión respiratoria y de muerte, y dicha reducción podría asociarse con una disminición de las complicaciones relacionadas con la progresión respiratoria y con una reducción de la necesidad de ingreso en UVI (Unidad de Vigilancia Intensiva) o de intubación y ventilación mecánica. En este sentido, un manejo muy precoz con anticuerpos monoclonales podría evitar la evolución a estas formas graves de paciente crítico con alto riesgo de sobreinfecciones bacterianas y fúngicas, a su vez causantes de graves complicaciones y de mayor mortalidad. Esperamos con el tiempo poder disponer de datos sobre la potencial acción sobre otros síntomas persistentes o cronificados relacionados con la COVID, aunque por el momento es pronto para hacer una afirmación en dicho sentido.
Por otro lado, me gustaría añadir lo siguiente: es obvio que existe una gran preocupación acerca de si las nuevas variantes con mutaciones críticas, como la tan nombrada Ómicron en el momento presente, capaz de extenderse y contagiar con una frecuencia mucho mayor que la anterior variante predominante, la Delta, podría desarrollar una resistencia frente al efecto protector de las vacunas, a los antivirales (como remdesivir) o incluso frente a los anticuerpos monoclonales. En esta línea, aunque se han descrito resistencias de algunas de las variantes del SARS-CoV-2 a otros anticuerpos monoclonales, de los estudios virológicos actualizados se desprende, por el momento, una actividad conservada de sotrovimab frente a los nuevos linajes (Delta, Ómicron), destacando y caracterizándose por ese carácter ‘pangenotípico’ que lo diferencia de otros anticuerpos monoclonales que se muestran incapaces de neutralizar tales variantes.