Redacción Farmacosalud.com
El belicoso nombre de la terapia, ondas de choque, puede inducir a engaño, puesto que su aplicación no resulta agresiva para el paciente de disfunción eréctil (DE)... en realidad, es un tratamiento totalmente pacífico: no es invasivo, es seguro -no tiene efectos secundarios- y es indoloro, por lo que no requiere anestesia, ni sedación ni otros procedimientos preparatorios. El novedoso sistema también es eficiente, tal y como lo demuestra el hecho de que la mayoría de los pacientes tratados sean capaces de tener relaciones sexuales sin medicación. Además, en estos casos el efecto de los ciclos de ondas de choque puede ser muy dilatado en el tiempo, según destaca en declaraciones a www.farmacosalud.com el doctor José Benítez, director médico de Boston Medical Group en España: “Con cada ciclo el paciente está bajo estrecha vigilancia médica y el efecto puede durar hasta dos años”.
Estos ciclos “se pueden repetir cada vez que médico y paciente lo crean necesario”, por lo que no procede prefijar en el calendario la realización de sesiones de mantenimiento, indica Benítez. O sea, como la posible reanudación de la terapia dependerá siempre del estado de cada paciente, resulta innecesario predeterminar con una periodicidad concreta -cada 3 meses, cada 6 meses, etc- una nueva administración de ondas de choque.
Los candidatos a recibir ondas de choque, aquellos que tienen DE de origen vascular
De acuerdo con un estudio de Boston Medical Group presentado en el I Simposio de Avances en Salud Sexual Masculina, celebrado en Madrid, el 60% de los afectados de disfunción eréctil que han sido tratados con ondas de choque son capaces de tener relaciones sexuales sin medicación. Esta técnica permite mejorar en el 70% de los casos las erecciones de pacientes con disfunción eréctil de origen vascular, y se consigue de una forma “eficaz, indolora y sin efectos secundarios”, precisa el estudio. En él se analizaron los datos de 350 usuarios que recibieron entre dos y tres ciclos de terapia de ondas de choque, en lugar del protocolo estándar de sólo uno.
El tratamiento con ondas de choque es una técnica novedosa que se utiliza como complemento al tratamiento farmacológico para la DE. “El principal objetivo que tenemos para estos pacientes es que consigan tener relaciones sexuales y poder abandonar la medicación o, por lo menos, reducir la dosis de la misma”, asegura el doctor Benítez en unas palabras recogidas por COM SALUD. De esta manera, se consigue mejorar la calidad de vida de los pacientes, “que además dejarán de depender de un fármaco para poder tener relaciones sexuales”, señala. Los candidatos a recibir este tratamiento son aquellos hombres que tienen disfunción eréctil de origen vascular, lo que sucede en el 90% de los casos. En el 10% restante, los problemas de erección obedecen a causas psicológicas, estrés, nerviosismo, miedo a fallar, ansiedad y tensión nerviosa, entre otras.
La innovadora terapia consiste en aplicar ondas de baja intensidad con un efecto de neovascularización o angiogénesis para la regeneración de los vasos sanguíneos situados en el pene. Con ello, detalla el experto, “se consigue mejorar la circulación en la zona y, por tanto, las posibilidades de mantener una erección”. Teniendo como referencia el IIEF (International Index Erectil Function), los pacientes analizados por Boston Medical Grouop mejoraron un 27% las puntuaciones de leve/moderada y superiores después de seis meses de tratamiento.
La edad del paciente no determina los resultados de las ondas de choque
El tratamiento se reparte en cinco-seis sesiones de 20 minutos distribuidas en cinco-seis semanas, que son las que conforman un ciclo. El estudio realizado por Boston Medical Group ha permitido concluir que el 85% de los enfermos tratados mejoran con varios ciclos de ondas frente al 69% con un solo ciclo. Sin embargo, “si el paciente no controla los factores de riesgo causantes, como la diabetes, la obesidad, el exceso de peso, la hipertensión, el colesterol, o el consumo de alcohol y tabaco, el tratamiento no resultará del todo efectivo”, advierte Benítez. Este tipo de factores contribuyen a que cada vez más jóvenes tengan problemas de erección por causas orgánicas. Así, un trabajo realizado en Italia y publicado en la revista ‘Translational Andrology and Urology’ confirma que los factores de riesgo metabólico y cardiovascular contribuyen al inicio de la DE con especial relevancia en hombres jóvenes sanos.
La disfunción eréctil suele ser más común a partir de los 40 años, pero puede aparecer a cualquier edad. Los pacientes analizados en el último estudio de Boston Medical Group tenían una media de edad de 55,8 años. Por cierto, hablando de edad… ¿responden mejor a las ondas de choque los más ‘jóvenes’ (de 40 años para abajo) o los ‘menos’ jóvenes (de 40 para arriba)? Pues ni lo uno ni lo otro, revela el especialista: “En el estudio que hemos realizado hemos podido observar que la edad no es un factor determinante en los resultados obtenidos con el tratamiento. Es más importante un diagnóstico precoz y no alargar el tiempo de espera para iniciar el tratamiento, puesto que aquellos que tratan la enfermedad a tiempo son los que responden mejor”.
En el 90% de los casos analizados en la investigación, los problemas de impotencia venían originados por factores orgánicos o físicos, y solo en el 10% por factores psicológicos. Es importante que ante la presencia de los síntomas de disfunción eréctil se acuda a la consulta de un experto en salud sexual masculina. “Él podrá determinar el origen del problema, que puede estar en enfermedades como la hipertensión y colesterol, y el tratamiento más adecuado en cada caso”, comenta el galeno. Sin embargo, según datos recientes de Boston Medical Group, más de un tercio de los hombres que padecen DE deja pasar más de tres años para recibir tratamiento y más de la mitad al menos un año.