Redacción Farmacosalud.com
“El coronavirus en las prisiones afecta como en el resto de la sociedad, si bien en la prisión su detección es inmediata, ya que, cuando cualquier interno presenta algún síntoma, los médicos ordenan su aislamiento y seguimiento diario. Así que, ante la detección del más mínimo síntoma ahí está el profesional médico, recurso del que no se dispone en la calle (con tanta inmediatez). Por todo ello, en los centros penitenciarios se puede actuar más rápidamente”, destaca Paco Llamazares, presidente del sindicato Asociación Profesional de Funcionarios de Prisiones (APFP). De sus palabras se deduce que, por lógica, esa notable proximidad facultativa también podría acelerar el diagnóstico de cualquier funcionario penitenciario que mostrara algún signo de la infección o bien fuera sospechoso de haberse contagiado por su interacción con algún paciente.
De todos modos, Llamazares viene a decir que la lucha contra el coronavirus en las prisiones españoles podría ser mucho más efectiva si se dispusiera de un mayor contingente de profesionales sanitarios: “La falta de personal de enfermería y sobre todo de médicos en los centros penitenciarios, junto a la falta de funcionarios/as, es uno de los principales problemas que, desde hace tiempo, arrastra la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias. Por tanto, la falta de personal médico y de enfermería afecta de forma directa en los centros penitenciarios, donde es fundamental detectar los primeros síntomas y hacer un seguimiento a los internos para que no se pueda expandir el contagio al resto de la población reclusa, con lo que esto supone en un medio cerrado como son las prisiones”.
A todo esto, cabe recordar que el personal sanitario -médicos, enfermeras, etc- es uno de los colectivos con mayor riesgo de contraer el coronavirus, tal y como se ha demostrado al representar el 15% de afectados en España desde que estalló la pandemia. El COVID-19 se ha llevado la vida de 23 facultativos en todo el país, según datos del Colegio de Médicos de Madrid. Los colectivos de Enfermería y personal auxiliar sanitario también han registrado fallecimientos, cuya cifra total queda pendiente de recopilarse en los próximos días. Sí se sabe que 9 farmacéuticos han perdido la vida por culpa del nuevo patógeno.
La edad del personal sanitario de los centros penitenciarios, muy elevada
“A principios de año- detalla-, entre médicos y enfermeros había 247 plazas vacantes en Instituciones Penitenciarias, a lo que hay que sumar la edad del personal sanitario de los centros penitenciarios, que es muy elevada, por lo que próximamente se jubilarán muchos profesionales. Con fecha de 4 de febrero de 2020, se convocó en el BOE un proceso selectivo para cubrir 40 plazas del Cuerpo Facultativo de Sanidad Penitenciaria. De las plazas convocadas, corresponden 35 para las especialidades de Medicina Familiar y Comunitaria y Medicina interna, y 5 para la especialidad de Psiquiátrica, que a todas luces son insuficientes. Además, nunca se ha cubierto la totalidad de las plazas ofertadas, fundamentalmente por una diferencia económica, dado que la cifra que se cobra en los centros penitenciarios es menor que la percibida en los centros de salud. Posteriormente, el BOE de 25 de marzo de 2020 establece convocatoria de proceso selectivo para selección y nombramiento de personal funcionario interino del Cuerpo Facultativo de Sanidad Penitenciaria con 40 plazas”.
Según Llamazares, a día 11 de abril las cifras oficiales de infectados por coronavirus -entre funcionarios y presos- en los centros penitenciarios españoles son las siguientes, “si bien continuarán previsiblemente en aumento en los próximos días”:
• 212 positivos. Si se dividen entre trabajadores e internos:
a) 187 funcionarios positivos, de los cuales 1 está en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)
-810 funcionarios afectados en aislamiento domiciliario
b) 25 internos positivos, de los cuales 9 están hospitalizados (uno en UCI)
-390 internos aislados en los módulos de las prisiones en cuarentena u observación médica
• En cuanto a víctimas mortales por COVID-19, se ha registrado el fallecimiento de:
a) un funcionario de la Prisión de Alicante
b) una interna del Centro Penitenciario Madrid VII Estremera
Estos datos proceden de los centros penitenciarios dependientes de la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, por lo que no se incluye Catalunya, que tiene sus propias competencias en esta materia. De acuerdo con informaciones periodísticas fechadas a 11 de abril, en las prisiones catalanes se han contabilizado 43 positivos entre los funcionarios y 48 entre los reclusos. En total, pues, habría más de 300 afectados por coronavirus en todas las cárceles españolas, entre trabajadores e internos.
Suspendido el trabajo en los talleres productivos
Teóricamente, el ‘confinamiento’ permanente de los reclusos dentro de los centros penitenciarios les protege de contagiarse con el nuevo patógeno causante del COVID-19. Naturalmente, al inicio de la crisis había grietas por las que podía colarse el coronavirus (visitas externas a los presos, concesión de permisos a los internos para salir del centro, entradas y salidas de los funcionarios, etc), pero los riesgos que pudiera haber por aquel entonces ya fueron minimizados, en la medida de lo posible, por la entrada en vigor del decreto de estado de alarma. En este sentido, Llamazares recuerda que, al amparo del Real Decreto 463/2020 de 14 de marzo por el que se declara el Estado de Alarma, con fecha de 15 de marzo se adoptaron una serie de medidas en el ámbito de instituciones penitenciarias que todavía se mantienen vigentes debido a la pervivencia de la emergencia sanitaria:
-A fecha del 15 de marzo se corta toda la comunicación de los internos con el exterior y con sus familiares y amigos de forma presencial
a) se suspenden todas las comunicaciones ordinarias de internos en los centros penitenciarios
b) se suspenden las salidas de permisos, programadas y cualquier otra salida, salvo por fuerza o causa mayor
c) se les amplía a los internos el número de llamadas telefónicas
-Posteriormente, el 19 de marzo se suspende también el trabajo en los talleres productivos de los centros penitenciarios
“Los funcionarios/as del área de vigilancia trabajamos a turnos, habiendo por tanto entrada y salida al exterior una vez finalizada la jornada de trabajo, lo que supone una exposición al contagio del coronavirus por parte de los funcionarios/as que puede afectar a los internos”, advierte el presidente de APFP.
“Muchas partidas de mascarillas están caducadas”
En cuanto a los materiales de protección, Llamazares asegura que, desde el inicio de la crisis, “no se han tenido EPIs (equipos de protección individual) en los centros penitenciarios. Como mucho, guantes de plástico. No ha sido hasta el 25 de marzo cuando se ha dotado a la mayoría de centros de dicho material, sobre todo mascarillas quirúrgicas básicas, pero no del tipo FFP1, FFP2 ni FFP3*. Todo ello a pesar de haberse declarado a Instituciones Penitenciarias como un servicio esencial”.
“Con fecha de 19 de marzo, se solicitó a los centros que hicieran un cálculo de las mascarillas quirúrgicas que se necesitaban en prisiones. No es hasta el 25 de marzo cuando se comienza a recibir el material en la mayoría de los centros, indicándose que debe darse una mascarilla quirúrgica por trabajador (trabajador en contacto directo con otros empleados o con internos). La entrega de las mascarillas será individualizada y con control de las mismas, debiéndose ser utilizadas al menos durante 3 días, lo que provoca que se pierda, por tanto, su eficacia como barrera de protección al ser el trabajo de estos funcionarios un servicio continuo de hasta 24 horas”, subraya Llamazares.
“A fecha de 11 de abril, informar que los trabajadores penitenciarios disponen de mascarillas, si bien muchas partidas que han llegado a varios centros penitenciarios están caducadas y, por tanto, no se han repartido y han tenido que ser retiradas. Se dispone actualmente de guantes de plástico o vinilo, cuando se debería de disponer de guantes de nitrilo. A día de hoy, el material de prevención está llegando a los centros penitenciarios; también están llegando donaciones voluntarias de material de protección por parte de empresas y asociaciones, por lo que desde aquí agradecemos el trabajo y la sensibilidad que hay con los trabajadores penitenciarios”, remarca. A Llamazares no le consta que, ante la escasez de materiales de protección, haya existido o exista algún tipo de ‘tráfico’ o de ‘mercado negro’ de estos equipos en las prisiones españolas: “APFP no tiene constancia de que en ningún centro penitenciario se esté produciendo esta situación. Si tuviéramos conocimiento, sin duda lo denunciaríamos”.
* Se considera que las mascarillas de filtrado FFP2 y FFP3 ofrecen las más altas garantías porque protegen al usuario de ser contagiado (barrera de fuera hacia dentro). En cambio, las quirúrgicas evitan que quien las lleva contagie a los demás (barrera de dentro hacia fuera), pero no serían tan efectivas a la hora de evitar el contagio del usuario