Redacción Farmacosalud.com / @JuradoAnaRosa
¿Cómo pueden afectar en la salud sexual las más de cinco semanas -y lo que pueda quedar- de confinamiento por coronavirus? ¿Hay más ganas de mantener relaciones íntimas, hay menos ganas, o bien las ganas son las mismas? ¿Verse a todas horas durante tantos días es beneficioso o perjudicial para la libido? La Dra. Ana Rosa Jurado, médica y sexóloga, directora del Instituto Europeo de Sexología de Marbella (Málaga) y miembro de la Academia Española de Sexología y Medicina Sexual y del Observatorio de Salud Sexual (ONSEX), no ve el vaso ni medio lleno ni medio vacío… simplemente, ve un vaso, como quien dice. Y ese vaso se llenará o vaciará dependiendo de cada caso o de cada pareja en particular. No habría, pues, una norma general para sobrellevar sexualmente la cuarentena.
Sin duda, la situación de confinamiento supone un cambio de hábitos y costumbres que puede afectar a todas las esferas de la salud y, por lo tanto, también a la salud sexual. En este momento hay gran cantidad de investigaciones en marcha para saber cómo pueden verse afectadas la salud sexual y la vivencia de la sexualidad durante el confinamiento. “En realidad, se trata de una situación de estrés, de cambio importante, cuyas repercusiones van a depender de las actitudes y habilidades de afrontamiento de las personas, pero también de la sexualidad de base. De igual forma, las relaciones de pareja podrían ser evaluadas bajo los mismos parámetros. Las parejas que tengan buena comunicación y menor conflictividad van a tener más posibilidades de encontrar recursos que solventen los inconvenientes que la convivencia obligada, la falta de espacio personal o el estrés de la situación, puedan ocasionar. En estos casos, se presenta una oportunidad de mejora de la relación y de la sexualidad. No hay que pensar que las repercusiones van a ser siempre negativas”, sostiene Jurado.
Las personas más erotofílicas, más predispuestas a buscar soluciones
El deseo sexual o libido depende de muchos factores, por lo que vivir en un espacio cerrado durante tanto tiempo puede alimentar la libido o, por el contrario, llegar a coartarla. Depende de cada caso. “Algunos de estos factores están relacionados con el grado de salud física, pero también influye el grado de salud psicosocial. Es decir, la calidad de la relación de pareja -si hay pareja-, las condiciones familiares del confinamiento y las condiciones físicas en las que se produce dicha cuarentena pueden ser favorecedoras del deseo, o, por el contrario, pueden suponer una coacción clara para la actividad sexual, y por lo tanto una inhibición secundaria del deseo”, establece la sexóloga.
“Las personas más erotofílicas, que consideran la expresión de la sexualidad y la actividad sexual como parte importante de su bienestar y su salud general, estarán más predispuestas a buscar soluciones a los inconvenientes, e incluso pueden ver una oportunidad para cultivar la sexualidad al tener más tiempo y menos distracciones”, manifiesta la Dra. Jurado.
Pero, se sea erotifílico o no, esas posibles oportunidades para las relaciones íntimas pueden verse dificultadas, en el caso de quienes sean padres, por la presencia constante de los niños en casa. Claro que siempre se pueden aprovechar las horas nocturnas, cuando los hijos duermen… “Si el confinamiento provoca un agrupamiento excesivo de personas, con falta de espacio y de intimidad, las dificultades para la actividad sexual serán mayores. La presencia de niños genera un tipo de responsabilidad y comportamientos en las personas adultas, por las actividades que se realizan para su cuidado y distracción, sobre todo cuando son pequeños, que hace priorizar el rol de padre/madre. Una de las recomendaciones que se realizan en terapia de pareja es que ambos miembros de la misma tengan en cuenta que deben buscar espacios de intimidad, de comunicación, de conquista y seducción, que les sitúen en circunstancias más propicias para la actividad sexual. Si la pareja tiene en cuenta estas recomendaciones serán capaces, a pesar de las dificultades, de buscar sus momentos de relax y de complicidad exclusivos”, remarca Jurado.
La alternativa a las relaciones físicas, las prácticas sexuales virtuales
Luego está el estrés sufrido por la posibilidad de contagiarse por coronavirus. Es algo que afecta especialmente a aquellos españoles que no pueden recurrir al teletrabajo y que tienen que salir a trabajar -cuando el confinamiento no es total- o bien desarrollan servicios esenciales. A este respecto, cabe decir que el estado físico de salud condiciona también la actividad sexual. Además, en este caso, la escasa información que aún se maneja sobre la infección por COVID-19 supone tener la intranquilidad de no saber si se están asumiendo riesgos a la hora del contacto entre personas.
Si el confinamiento de ambos miembros de la pareja es total, y se han cumplido los plazos de seguridad de dos semanas, es más fácil entender que el riesgo de contagio es mínimo; pero si alguna de las personas se ve obligada a salir a trabajar, el riesgo será mayor. Según la directora del Instituto Europeo de Sexología de Marbella, “la Organización Mundial de la Salud y algunas Sociedades Científicas y expertos/as han ido dando pautas de comportamiento para las prácticas sexuales en función del conocimiento sobre las vías de contagio. En la mayoría de los casos, se desaconseja el contacto físico con personas con las que se tenga relación esporádica y con las que no se conviva, buscando como alternativa que las prácticas sexuales sean virtuales, con ayuda de las nuevas tecnologías”. Por supuesto, esos nuevos recursos virtuales suponen todo un atractivo para aquellos que no tengan pareja o vivan solos, y más en época de cuarentena, cuando la soledad domiciliaria es incluso un plus de garantía anticontagios.
Cuando el confinamiento no pueda ser total -por motivos de trabajo- el riesgo de contagio será mayor, por lo que se impone la necesidad de minimizarlo. Todas las personas que se ausentan del domicilio para desarrollar su jornada laboral han de guardar las medidas recomendadas de higiene, calzado, ropa, lavado de manos, etc. al llegar a su hogar. Se sabe que el coronavirus se transmite por las secreciones orales/respiratorias y por las heces; en menor cantidad se ha encontrado en orina, y aún no se ha conseguido aislar en el semen o en flujo vaginal. “Es interesante priorizar una actividad sexual más rica en caricias y juegos eróticos que minimicen el contacto con los fluidos de riesgo (secreciones orales/respiratorias). También hay que evitar las posturas coitales cara a cara. Esto puede suponer también una oportunidad para ampliar el repertorio sexual y en definitiva la satisfacción con la relación”, detalla.
El miedo que la infección ha provocado afectará a la expresión de nuestra sexualidad
“En todo caso -prosigue Jurado-, habrá que individualizar situaciones, como es el caso de las personas con factores de riesgo asociados a una mayor virulencia de la enfermedad, y adoptar las medidas oportunas. Si se conserva una actitud responsable y de cuidado hacia los demás, se minimiza el estrés por el contagio y se puede disfrutar de una sexualidad sana y satisfactoria, que tanto bien puede hacer en este tiempo de inseguridades”.
Cuestión obligada es preguntarse cómo deberá afrontarse, desde un punto de vista sexual, el desconfinamiento que tarde o temprano llegará. “En relación al futuro existen muchas incógnitas -apunta la especialista-. Tal vez nos sirvan los resultados de los estudios que se están llevando a cabo; además, se tendrán que tener en cuenta las recomendaciones de aislamiento y cuidados de minimización de riesgos que se nos den en las etapas de desescalada. No obstante, todos los cambios en hábitos de vida y relacionales que se prevén como resultado del miedo que la infección ha provocado incidirán en la forma de expresión de nuestra sexualidad. Tal vez la pandemia suponga una mejora para nuestras actitudes de responsabilidad en relación a la salud sexual, como en su día ocurrió con la pandemia del SIDA, que aumentó el uso del preservativo... al menos temporalmente...”