Redacción Farmacosalud.com
Los colegios de Médicos y Farmacéuticos de Sevilla pondrán en marcha un sistema de receta electrónica privada que, previsiblemente, iniciará su pilotaje y posterior implantación a finales del primer trimestre de 2018. Así lo han expuesto el Presidente del Colegio de Médicos de Sevilla, Juan Bautista Alcañiz, y el presidente del Colegio de Farmacéuticos, Manuel Pérez, durante la rueda de prensa de presentación del proyecto, primera iniciativa para la puesta en marcha una e-receta privada que se lleva a cabo en España tras el Real Decreto 1718/2010, de 17 de diciembre, sobre receta médica y órdenes de dispensación en el ámbito privado, y de acuerdo con el marco jurídico creado por dicho texto.
Habida cuenta, por tanto, de que el sistema se va construir sobre lo dispuesto en el RD respecto a la Receta Médica Privada Electrónica, se ha diseñado para que sea extensible al resto de provincias de Andalucía y España. Para ello, el sistema será previamente homologado por las respectivas corporaciones profesionales de médicos y farmacéuticos a nivel nacional (Organización Médica Colegial y Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéutico) en coordinación con la Administración Sanitaria. El objetivo es que sea interoperable en todas las Comunidades Autónomas, es decir, que los tratamientos prescritos al paciente en receta médica privada electrónica puedan ser dispensados en cualquier oficina de farmacia de España. La llave de acceso al sistema será el D.N.I. del usuario y se espera que a finales del primer trimestre de 2018 comiencen a emitirse en Sevilla, en periodo de pilotaje, las primeras recetas electrónicas privadas.
Un sistema que comportará beneficios para profesionales y usuarios
En opinión de los presidentes de los colegios de Médicos y Farmacéuticos de Sevilla, Manuel Pérez y Juan Bautista Alcañiz, el sistema desarrollado por los colegios sevillanos comportará beneficios para profesionales y pacientes. A los profesionales médicos, les facilitará la prescripción del tratamiento completo, tanto en el número de medicamentos (con la receta papel, cada uno de los medicamentos debe ir en una receta independiente), como en la duración del mismo, y les ayudará a mejorar la seguridad de la prescripción, pues incorporará alertas y avisos sobre interacciones y alergias medicamentosas, lo que redundará en un mayor control sobre los tratamientos de los pacientes, tanto a nivel de prescripción como de la retirada del medicamento en la oficina de farmacia. Les permitirá, además, la apertura de un canal de comunicación directo con el farmacéutico y evitará la falsificación de recetas, gracias a la incorporación de su firma electrónica. Y todo ello, garantizándoles el cumplimiento del Real Decreto de Receta Privada en lo referente a la prescripción.
Para el farmacéutico, permitirá la desburocratización del proceso de dispensación, evitando la cumplimentación manual de la información requerida para la orden de dispensación según el RD. Además, habilitará el acceso a la información del tratamiento del paciente para su dispensación electrónica. Dispondrá de un canal de comunicación directo con el médico y la posibilidad de emitir ordenes de bloqueo cautelar de las prescripciones cuando se aprecien situaciones que así lo requieran; reacciones adversas, problemas con la posología, administración, etc. El sistema de e-receta privada se integrará en el sistema de gestión de la farmacia, lo que permitirá al farmacéutico su adopción de forma natural. Para el paciente, en el caso de tratamientos ya prescritos, le evitará tener que ir al médico para retirar tan sólo una receta. En una fase de desarrollo posterior, se prevé que pueda acceder tanto al histórico de su tratamiento, como establecer comunicación con su médico y/o farmacéutico. Implicará también mayor seguridad y, todo ello, lógicamente, con la debida garantía de confidencialidad de la información relativa a sus tratamientos
Receta Médica Privada Electrónica: proyecto REMPe
En opinión de los presidentes de ambas corporaciones profesionales, “la implantación de REMPe abre las puertas a un nuevo modelo de relación entre el ciudadano y los profesionales que cuidan de su salud, que además de ofrecer todos los beneficios de un sistema de receta electrónica en el ámbito privado, aportará elementos añadidos y exclusivos de gran valor para paciente, médicos y farmacéuticos”. El proyecto REMPe contará como socio tecnológico con la empresa sevillana Drimay, especializada en estrategia y operaciones con base tecnológica y con una dilatada experiencia en la definición, diseño, desarrollo en implantación de proyectos corporativos de Receta Médica Electrónica e Historia Digital de Salud, tanto en el ámbito nacional como internacional y para los sectores público y privado. De esta forma, ambos Colegios se aseguran la incorporación de las mejores prácticas identificadas por Drimay y que hagan de REMPe un sistema de Receta Médica Privada Electrónica moderno, de garantías e interoperable a nivel nacional, según el Real Decreto.
Farmacia: punto de información sobre enfermedades emergentes
En situaciones de emergencias sanitarias, la oficina de farmacia, por su cercanía y accesibilidad con el ciudadano, puede jugar un papel fundamental para informar a la población. Así lo ha defendido Antoni Trilla, director de Calidad y Seguridad Asistencial del Hospital Clínic de Barcelona, encargado de la conferencia “Globalización de la salud y enfermedades emergentes” en el Congreso y Salón Europeo de Oficina de Farmacia, Infarma 2017 (Barcelona). “La oficina de farmacia es un punto de mucha proximidad para unos ciudadanos que confían en unos profesionales que perciben como muy cercanos. Por este motivo, es muy importante que tome conciencia de su papel relevante en temas de salud pública”, señala Trilla. Los farmacéuticos “pueden y deben tener información fidedigna y contrastada, que permitan controlar algunos rumores relacionados con estas crisis y que puedan ofrecer consejos de valor a los ciudadanos”, añade.
Trilla explica el problema que representan las enfermedades emergentes en el mundo actual, marcado por la alta movilidad de personas a lo largo del mundo y el desconocimiento que plantean muchos de estos virus: “A la hora de valorar el riesgo de infección, los epidemiólogos consideramos que el tiempo de vuelo y la distancia son los factores fundamentales. Hoy en día, cualquier microorganismo que esté en una parte del mundo puede estar en menos de 48 horas en la otra parte del planeta”. A modo de ejemplo, servirían algunos casos recientes como el virus del Zika, que llegó a registrarse en 84 países, 31 en los que se dieron casos de niños con microcefalia y 21 con síndrome de Guillain-Barré; el ébola, que “hasta hace unos años se había movido en aldeas remotas de África y que, probablemente, a causa de la migración de una especie de murciélagos, la infección ha llegado a ciudades dejando un resultado final terrible: 28.637 casos y 11.315 muertes”, o el Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS), que ha llegado a 27 países en los que se han registrado 1.900 casos y 700 muertes.
En un 60% de casos hay que modificar la medicación prescrita
Por otro lado, un estudio realizado por un equipo multidisciplinar coordinado por un farmacéutico de atención primaria establece que el 60 % de los pacientes institucionalizados, es decir, los que están ingresados en residencias u otros centros, deberían modificar algún aspecto de su plan de medicación (PM) si se sometieran a revisiones periódicas de dicho plan. Los farmacéuticos de atención primaria consideran que es indispensable adaptar la terapéutica a la situación real de cada paciente institucionalizado, ya que según Isabel Rosich, una de las autoras del trabajo y miembro de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (Sefap), “este tipo de pacientes suelen ser personas mayores y con múltiples comorbilidades cuya situación clínica cambia y evoluciona más que en la población de menor edad”. Por ello, destaca que “los farmacéuticos de atención primaria recomiendan revisar la medicación de este tipo de pacientes al menos una vez cada seis meses y supervisar periódicamente aquellos aspectos de seguimiento clínico y seguridad farmacológica más susceptibles de desencadenar un efecto adverso o problema relacionado con la medicación”.