Redacción Farmacosalud.com
El análisis de biomarcadores de la placenta en sangre permite mejorar el seguimiento y atención a los embarazos con feto de bajo peso. Así lo concluye un estudio multicéntrico liderado por el Dr. Manel Mendoza del grupo de Medicina Materna y Fetal del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Vall d'Hebron (Barcelona). Publicado recientemente en la revista ‘Nature Medicine’, el nuevo trabajo destaca que este método permite distinguir las gestaciones de mayor riesgo y, en consecuencia, realizar un seguimiento más personalizado para reducir complicaciones perinatales, neonatales y maternas.
Uno de los principales retos en obstetricia es la atención a las gestaciones con feto con bajo peso (por debajo del percentil 10 de peso). Dentro de este grupo se encuentran los niños pequeños por su edad gestacional y los que presentan retraso de crecimiento. Estos últimos son especialmente relevantes, puesto que, además del problema ponderal, suelen presentar complicaciones más graves, tanto durante el embarazo como en el parto y después del nacimiento.
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Realización de una ecografía a una embarazada
Fuente: Hospital Universitario Vall d'Hebron
Hay centros sin Doppler o sin personal cualificado para atender casos complejos
Para diferenciar a los fetos pequeños por su edad gestacional de los que tienen retraso de crecimiento, actualmente se tiene en cuenta el peso de la criatura y se realizan estudios con ecografía Doppler. Sin embargo, existen centros que no disponen de personal cualificado o de esta tecnología y, además, no existen protocolos estandarizados. “Diferenciar estas dos condiciones, que tienen un riesgo de complicaciones tan distinto, es muy importante para tomar decisiones. Por ejemplo, las guías clínicas recomiendan avanzar el parto a la semana 37 en feto con retraso de crecimiento, mientras que en los fetos pequeños podemos esperar hasta la semana 40”, explica el Dr. Manel Mendoza, responsable de la Unidad de Insuficiencia Placentaria del Hospital Universitario Vall d'Hebron e investigador del grupo de Medicina Materna y Fetal del VHIR.
Con el fin de encontrar nuevas herramientas que posibiliten optimizar la clasificación de las gestaciones, los investigadores han examinado los niveles en sangre de dos biomarcadores de la placenta (ratio sFlt-1/PlGF), que anteriormente ya habían mostrado capacidad para predecir otras complicaciones del embarazo. Los valores superiores a 38 indican un riesgo elevado de complicaciones (retraso de crecimiento), mientras que los valores por debajo de 38 son propios de fetos pequeños con menor riesgo. El estudio se llevó a cabo con 1.088 gestantes con feto con peso por debajo del percentil 10 de más de 20 hospitales de toda España. A la mitad de ellos se les realizó el seguimiento a partir de la semana 36 de gestación siguiendo el protocolo estándar (con ecografías Doppler), mientras que a la otra mitad se les analizaron los biomarcadores de placenta en sangre.
Por un lado, se estudió la aparición de dos complicaciones comunes en casos con retraso de crecimiento, como son la acidosis neonatal (falta de oxígeno al nacer) y la necesidad de hacer cesárea por la presencia de alteraciones del ritmo cardíaco fetal. Los resultados mostraron que en los casos en los que se habían llevado a cabo análisis de biomarcadores existía la misma incidencia de esos cuadros difíciles, aproximadamente de un 10% en cada grupo. Es decir, el uso de los biomarcadores es tan efectivo como las ecografías Doppler para evitar estas complicaciones. “Demostramos que es una técnica alternativa sencilla útil en centros donde no se dispone de tecnología Doppler, y además mejora el acceso a una atención de calidad”, afirma el Dr. Mendoza.
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El Dr. Mendoza en consulta
Fuente: Hospital Universitario Vall d'Hebron
Disminución de hemorragias postparto y de contratiempos respiratorios
El trabajo también destaca una disminución en otras complicaciones de la gestación, del parto y del recién nacido, como hemorragias postparto, y contratiempos respiratorios en los recién nacidos, en el grupo en el que se hizo el análisis de biomarcadores de placenta, respecto al método estándar.
Asimismo, se observó que este nuevo método reduce el número de inducciones del parto de forma prematura, ya que identifica mejor los fetos en los que el riesgo es menor. De este modo, permite retrasar el alumbramiento de forma segura, hasta las semanas 39 o 40 en la mayoría de casos, a diferencia del protocolo estándar, con el que a menudo es necesario inducir el parto en las semanas 37 o 38. “Estos resultados demuestran que, con los biomarcadores, podemos clasificar mejor las gestaciones en función del riesgo real de complicaciones. Si se clasifican correctamente, se pueden evitar algunas de las inducciones del parto antes de las 39 semanas, que conllevan mayor riesgo de afectaciones cardiovasculares, neurológicas, metabólicas o respiratorias en el recién nacido”, asegura el experto.
Adicionalmente, se confirmó una reducción en las complicaciones de las gestantes, como preeclampsia, puesto que estudios previos han mostrado que el análisis de biomarcadores también puede ayudar a identificar el alto riesgo de esta alteración. “Este nuevo enfoque supone un paso más hacia una medicina más personalizada y un seguimiento del embarazo más fisiológico y menos invasivo. Reduce las molestias y la ansiedad asociadas a intervenciones médicas innecesarias y, al mismo tiempo, mejora los resultados de la gestante y del bebé”, concluye Mendoza. Estos biomarcadores están ya disponibles en la mayoría de centros públicos y privados, y se espera que pronto sean incorporados a la cartera de servicios del sistema catalán de salud para el seguimiento de fetos con bajo peso.