Redacción Farmacosalud.com
Según la Dra. Nélida Grande, vicepresidenta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE) y directora de CLÍNICAS NG, la reducción de la actividad social y el consecuente ahorro dinerario asociado al confinamiento por COVID-19 ha comportado que haya aumentado la demanda de operaciones de cirugía estética. “Inicialmente, tras la salida del confinamiento, hubo un incremento de visitas e intervenciones, tanto por las cirugías que estaban aplazadas como por las nuevas que iban surgiendo. Sobre todo, se pudo apreciar un repunte entre mayo y agosto de 2020. En este punto fue y es relevante la reducción de la actividad social y, con ello, el ahorro. Esto ha facilitado que muchas personas hayan decidido intervenirse”.
“Sin embargo -agrega Grande-, posteriormente esta situación se normalizó y estabilizó, pese a que a finales de 2020 algunos cirujanos detectaron otra subida. Según la provincia y la incidencia del COVID-19, ha habido más o menos solicitud de tratamientos estéticos o cirugías. Los datos son muy variables”.
“Estar más horas en casa hace que nos fijemos más en esas imperfecciones que nos disgustan”
El confinamiento y, cuando no ha habido cuarentena domiciliaria, las restricciones de movimientos, han dado paso a un incremento del tráfico online mediante videollamadas, encuentros profesionales virtuales (webinars) y videochats. Todo ello ha favorecido, asimismo, que surja una mayor preocupación por la imagen proyectada en una pantalla, tal y como remarca la Dra. Grande: “Estar más horas en casa, viéndonos mucho frente al espejo y en las videollamadas, hace que nos fijemos más en esas imperfecciones que nos disgustan, y que se desean corregir”.
En paralelo, el aislamiento domiciliario ha dado más facilidades para la recuperación postoperatoria, de modo que se ha favorecido “la posibilidad de poder realizarse tratamientos sin que nadie lo note”, señala la vicepresidenta de SECPRE.
El hecho de llevar mascarilla ante los demás, asimismo, ha comportado que algunas personas se hayan animado a operarse con fines estéticos, en tanto que dicho elemento de protección disimula el postoperatorio. “Efectivamente -confirma Grande-, el hecho de llevar mascarilla puede ocultar en gran medida los retoques faciales, que son los más visibles". Estos protectores faciales, paradójicamente, también han provocado el efecto contrario al de tapar imperfecciones, como es agravarlas desde un punto de vista puramente visual: "El aumento de blefaroplastias (cirugía de párpados) puede atribuirse en cierto modo al uso de mascarillas, ya que éstas revelan y resaltan el estado de envejecimiento de la zona periocular”, remarca Grande.
En tiempos de pandemia, se ha recurrido a la telemedicina (consultas no presenciales) para reducir riesgos de contagio, y la medicina estética no ha sido ajena a este fenómeno. Durante todo este tiempo, los pacientes de este tipo de terapias han estado solicitando videoconsultas, sobre todo cuando pasó la fase inicial de aislamiento y ‘cierre’ y comenzó la desescalada. “Después, este método de contacto y valoración se mantuvo por parte de los médicos, siempre que la persona así lo prefiriera, o también porque los demandantes de tratamiento estaban lejos o tenían miedo de desplazarse a causa del virus. Pero, generalmente, los pacientes siguen optando por las visitas presenciales, guardando las medidas de seguridad”, explica la directora de CLÍNICAS NG.
“Lo que sí se ha incrementado bastante, a nivel profesional, son los webinars y las reuniones online mediante plataformas como Zoom u otras. Gracias a esta dinámica, se estimula el mantenerse activo y actualizado, y comunicado con tus compañeros. En la propia SECPRE las reuniones mensuales son online, y la verdad es que son muy productivas, al igual que los chats profesionales”, destaca.
Liposucciones, blefaroplastias y rinoplastias
Durante la pandemia, la demanda de intervenciones estéticas se ha centrado en cambios y retoques tanto corporales como faciales. “Aunque, tal vez, lo más solicitado últimamente son los tratamientos de medicina estética facial. Y con respecto a las operaciones, han destacado las liposucciones y las blefaroplastias, así como las rinoplastias" (resolución de problemas centrados en la nariz), detalla la Dra. Grande.
Según la experta, en estos últimos meses se ha estado viendo toda clase de perfiles de usuarios de cirugía estética, si bien “lo que sí ha disminuido tal vez es la proliferación de pacientes mayores de 60 años, mientras que se ha potenciado la de los más jóvenes”. Aunque cada cirujano tiene un determinado perfil de paciente “más acentuado”, actualmente quienes optan a ese tipo de medicina sigue siendo mayoritariamente hombres y mujeres que antes de la crisis sanitaria ya se sometían a cirugías y tratamientos de estética, comenta. “Se trata de personas con un nivel adquisitivo medio-alto que trabajan y/o solicitan un préstamo o que, a día de hoy, están en un ERTE, pero saben que van a cobrar un sueldo”, concluye Grande.