Dra. Elena Bollo de Miguel / Redacción Farmacosalud.com
La fibrosis pulmonar idiopática (FPI) es ‘idiopática’ porque se desconoce la causa de su aparición. De todos modos, en los últimos años ha aumentado el conocimiento de la patogenia de la FPI, que en la actualidad se considera el resultado del efecto de diversos factores en sujetos con predisposición genética. “Entre estos factores están las alteraciones genéticas, principalmente las mutaciones en los genes que mantienen la longitud de los telómeros, en la proteína C del surfactante y en la región promotora de la mucina 5B; cuando tenemos dos o más sujetos de la misma familia afectados por la enfermedad hablamos de fibrosis pulmonar familiar (FPF)”, señala la doctora Elena Bollo de Miguel, jefa de Sección de Neumología del Complejo Asistencial Universitario de León (León), y directora del Comité de Congresos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Otros factores de riesgo para desarrollar FPI son el tabaquismo, la exposición a sílice, latón, acero, plomo y polvo de madera, algunas actividades laborales en ganadería y en agricultura, y el reflujo gastroesofágico.
Estos estímulos provocarían un daño en las células epiteliales de los alveolos del pulmón, seguido de una reparación anómala con presencia de células (fibroblastos y miofibroblastos) y sustancias químicas que producen un tejido de cicatrización rico en colágeno que impide el normal intercambio de oxígeno en el pulmón.
Auscultación pulmonar muy característica: crepitantes similares a ‘pisar nieve’
“Desde otro punto de vista -subraya Bollo de Miguel-, para diagnosticar a un paciente de FPI es necesario descartar otras enfermedades que pueden producir un cuadro clínico, radiológico o incluso en biopsia pulmonar similar, como enfermedades por exposición ambiental u ocupacional (principalmente neumonitis por hipersensibilidad fibróticas), enfermedades del tejido conectivo y toxicidad por fármacos”.
La inespecificidad de la sintomatología de la FPI contribuye al retraso en el diagnóstico. De hecho, los síntomas de las enfermedades respiratorias son bastante inespecíficos; en el caso de la FPI suelen ser de comienzo insidioso, con disnea de esfuerzo y tos seca que van empeorando con el tiempo. “En cambio, la auscultación pulmonar es muy característica, con crepitantes finos, similares a ‘pisar nieve’. Si los pacientes presentan otros síntomas o signos extrapulmonares siempre deberemos sospechar un diagnóstico alternativo”, define la jefa de Sección de Neumología del Complejo Asistencial Universitario de León.
La llegada de nintedanib y pirfenidona marca un antes y un después
El hipocratismo digital, más conocido como ‘dedos en palillo de tambor’, aparece en aproximadamente un 50% de los pacientes con FPI y también en otras enfermedades pulmonares y cardiacas. “Su presencia no significa que la enfermedad (FPI) esté demasiado avanzada como para no beneficiarse de los tratamientos antifibróticos”, aclara la doctora Bollo de Miguel.
Hasta hace poco, para la fibrosis pulmonar idiopática no existía ningún tratamiento adecuado que modificara su curso clínico, lento pero progresivo. Recientemente han aparecido dos nuevos tratamientos: en primer lugar, está nintedanib, que es un inhibidor triple de los receptores de la tirosin-quinasa. De acuerdo con la facultativa, el fármaco ha mostrado su eficacia para el tratamiento de la FPI en tres ensayos clínicos, “en los que se demuestra que enlentece significativamente la caída de la función pulmonar característica de esta enfermedad en comparación con placebo, reduce la frecuencia de exacerbaciones agudas y alarga el tiempo hasta la primera exacerbación aguda”, mejorando así los índices de calidad de vida del paciente.
Y, en segundo lugar, está pirfenidona, un fármaco con propiedades antifibróticas y antiinflamatorias, probado en cinco ensayos clínicos, que demuestran una “reducción en el descenso de la función pulmonar respecto a placebo, un incremento en la proporción de casos con estabilidad en la función pulmonar, una reducción significativa de la mortalidad a las 52 semanas de tratamiento y un beneficio en la capacidad de ejercicio y la disnea”, especifica.
Aumento de la esperanza de vida gracias a los nuevos tratamientos
Si bien la fibrosis pulmonar idiopática ha estado presentando una supervivencia media tras el diagnóstico de tres años, aproximadamente[1], lo que le ha merecido el calificativo de afección ‘enormemente letal’, el panorama está empezando a cambiar gracias a los nuevos tratamientos, tal y como argumenta Bollo de Miguel: “Tenemos resultados de los estudios de extensión posteriores a los ensayos clínicos de los fármacos antifibróticos, en los que se describe un aumento de la esperanza de vida frente al mejor tratamiento de soporte en los pacientes tratados con antifibróticos. En la vida real, próximamente los registros nacionales e internacionales de pacientes con FPI nos proporcionaran información en este sentido”.
Actualmente hay en desarrollo múltiples ensayos clínicos en FPI; con los antifibróticos ya comercializados, pero en fases incipientes o avanzadas de la enfermedad, y también con combinaciones de pirfenidona o nintedanib con nuevos fármacos antifibróticos dirigidos a las múltiples vías implicadas en la aparición de la enfermedad.
El trasplante de células alveolares tipo II, un recurso esperanzador
Uno de los recursos terapéuticos extremos para la FPI es el trasplante de pulmón. Sin ir más lejos, esta patología ya se ha convertido, a día de hoy, en la primera causa de trasplante pulmonar en España[2]. “A pesar de la eficacia de los nuevos tratamientos antifibróticos, la FPI es una enfermedad en muchos casos progresiva y es recomendable remitir a unidades de trasplante pulmonar a los pacientes con mal pronóstico en el momento del diagnóstico y con progresión rápida de la enfermedad”, explica la doctora. El injerto también se contempla en casos de enfermedad grave, en los que el tratamiento de elección es el trasplante pulmonar si no existe contraindicación por edad o enfermedades asociadas.
En cuanto al innovador trasplante de células alveolares tipo II, la directora del Comité de Congresos de SEPAR comenta que “existen estudios novedosos y esperanzadores dirigidos a ‘reparar’ el pulmón, tanto con el trasplante de células alveolares tipo II como con la infusión intravenosa de células madre mesenquimales, pero todavía no se encuentran en fase de aplicación clínica”.
Referencias
1. Nieto A, Valenzuela C. “Tratamiento de la fibrosis pulmonar idiopática: de la teoría a la vida real”. Arch Bronconeumol. 2015;2(1):23–30. Monografías. Vol. 2, Núm. 1 (2015) http://www.separcontenidos.es/revista/index.php/revista/article/view/46/91
2. Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR). “La fibrosis pulmonar releva a la EPOC como primera causa de trasplante de pulmón en España”. Nota de Prensa. Abril de 2017. https://www.separ.es/sites/default/files/SEPAR_fpi.pdf