Redacción Farmacosalud.com
El sistema sanitario público español está saturado. Los profesionales sanitarios muestran síntomas de burnout (desgaste profesional) y la sanidad privada crece más que nunca. ¿Es la práctica dual público-privada la solución? Bajo esta premisa arranca uno de los estudios del tercer bloque del Informe SESPAS (Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria), que analiza la situación crítica del sistema de salud en España y los desafíos a los que se enfrenta tanto en el plano de la sanidad pública como en la privada. En esta tercera entrega del Informe Bienal 2024, se han publicado en ‘Gaceta Sanitaria’, revista oficial de SESPAS, cinco artículos elaborados por varios profesionales de la salud que centran la atención en cómo abordar la crisis de la sanidad española desde el punto de vista de los recursos humanos y retener el talento en el sistema público.
En los últimos tiempos, el sistema sanitario español ‘ha pasado de ser un sistema sólido y que generaba confianza entre la población a ser catalogado como una fuente de preocupación para los españoles’, afirman los autores del artículo ‘La práctica dual público-privada en la Sanidad Española. ¿Solución o problema’. Los recortes en la financiación sanitaria, resultado de la crisis del 2008, han debilitado el sistema. Esta situación, junto a la pandemia de COVID-19, el envejecimiento poblacional y la prevalencia de las enfermedades crónicas ‘ha generado una situación muy compleja para un sistema que no ha adaptado su organización y gestión para responder a estos desafíos’.
La falta de accesibilidad y las largas listas de espera han alimentado el crecimiento de la sanidad privada, con más de 11 millones de personas aseguradas en la actualidad. ‘Esto conlleva el riesgo de que podamos converger a un sistema dual, con la sanidad pública al servicio de la población con ingresos más bajos y la privada para los que tienen más capacidad de pago’, advierten los investigadores.
Asimismo, diversas fuentes estiman que el número de médicos que trabajan en la pública y en la privada a la vez ronda el 40%. Esta práctica dual es objeto de debate entre profesionales y expertos. Algunos argumentan que es una forma de mejorar los ingresos y la calidad de vida de los facultativos, mientras que otros cuestionan su impacto en la calidad de la atención pública y plantean dilemas éticos. Varios estudios muestran que los profesionales sanitarios han manifestado síntomas de burnout o síndrome de desgaste profesional, agotamiento y frustración, especialmente tras la pandemia.
‘Lo que hace falta es una reforma integral de la Administración Pública’
En opinión de los autores del artículo, para solucionar esta problemática ‘lo que hace falta es una reforma integral de la Administración Pública en España que, hasta la fecha, ningún Gobierno ha querido abordar. Muchos de los problemas que la sanidad pública afronta y que tienen que ver con los recursos humanos son comunes a otros ámbitos del sector público también excesivamente rígidos’.
Además, el artículo insiste en abogar por una colaboración efectiva entre el sector público y privado, asegurando que ambos contribuyan de manera complementaria al bienestar de la población. ‘No debemos temer al crecimiento del sector privado, siempre y cuando esté correctamente regulado por el Gobierno’, concluyen los especialistas que han redactado el documento.
En esta misma línea argumentan los autores del artículo ‘Reclutamiento, selección y retención de profesionales en servicios de salud de gestión directa’. La gestión de recursos humanos en el ámbito de la salud, particularmente en el Sistema Nacional de Salud (SNS) gestionado directamente por las Administraciones públicas, ha sido descuidada durante mucho tiempo, según sostienen. Se ha priorizado la resolución de problemas organizativos sobre las necesidades reales de la población. La rigidez del marco normativo -prosiguen los autores de dicho artículo-, como el Estatuto marco y sus derivados, ha limitado la capacidad de reclutamiento, selección y retención de profesionales, lo que se refleja en una alta tasa de temporalidad, alcanzando ‘el 50% entre los profesionales del SNS.