Redacción Farmacosalud.com
El 22,4% de los pacientes con HbA1c ≥ 8% se encontraba en situación de inercia terapéutica al final de un seguimiento de al menos 4 años, es decir, con mal control de su diabetes y sin que su médico modificase su tratamiento. Este es uno de los datos sobre inercia clínica recogidos en el estudio retrospectivo Paciente 8.30 presentados por Lilly en el marco del Congreso de la Sociedad Española de Diabetes (SED). El estudio, realizado a partir de registros médicos, ha revisado las historias clínicas de 2.709 pacientes con diabetes tipo 2 mal controlada (HbA1c≥8%), mayores de 30 años con obesidad y en tratamiento con dos o más antidiabéticos orales (‘paciente 8:30’), y ha evaluado la inercia clínica a lo largo de al menos 4 años de seguimiento.
Los datos han reflejado que un alto porcentaje de pacientes se encuentra en situación de inercia terapéutica, afectando al 60% de los diabéticos al año de seguimiento. “Esto puede deberse al desconocimiento de los profesionales de las Guías de Práctica Clínica o la falta de tiempo en las consultas que hace que el profesional aborde las patologías urgentes y demore el control de las patologías crónicas”, explica la Dra. Flora López Simarro, del Centro de Atención Primaria de Martorell. “También, con frecuencia, los pacientes rechazan la intensificación de los tratamientos por no querer aumentar el número de fármacos o cambiar los medicamentos que toman”, apunta la Dra.
Para reducir esta inercia terapéutica, el escenario ideal sería hacer una valoración cada 3-6 meses e intensificar el tratamiento hasta que se consigan los objetivos de control. De esta manera, se reduciría el tiempo que el paciente pasa con cifras elevadas de glucemia. “Tanto el paciente como el profesional sanitario se deben plantear hasta qué punto no intensificar el tratamiento, o un retraso considerable del mismo, puede conducir a prolongar en el tiempo un control glucémico inadecuado, con el potencial aumento del riesgo de desarrollar complicaciones asociadas a la diabetes”, apunta el Dr. Jesús Reviriego, responsable médico de Lilly Diabetes.
Se tarda más de un año en intensificar el tratamiento
Otro de los resultados del trabajo “Paciente 8.30” es que los profesionales sanitarios tardan 456 días en intensificar por primera vez el tratamiento en pacientes con diabetes tipo 2 y con hemoglobina glucosilada (HbA1c) igual o superior a 8%. “Pocas veces se justifican estas cifras. Solo podrían aceptarse en pacientes de avanzada edad, con comorbilidades asociadas y con escasa esperanza de vida. Por eso, concienciar a los profesionales y a los pacientes del beneficio del control glucémico es fundamental, ya que disminuiría la carga glucémica y reduciría considerablemente las complicaciones”, concluye.
Según refleja el estudio, la media de intensificaciones por paciente fue de 1,4. De los 2.103 sujetos que recibieron una primera intensificación durante el seguimiento, en el 56,3% de los casos fueron cambios de tratamiento, en el 33,8% se añadió otro fármaco, y en el 1% de los pacientes se aumentó la dosis.
Para revertir la inercia terapéutica, deberían introducirse cambios en el sistema sanitario, así como en la formación y actitud de los profesionales sanitarios y los pacientes que juegan un papel fundamental. “El sistema sanitario debe proveer las herramientas necesarias para tratar las patologías crónicas facilitando alertas de los pacientes mal controlados. Además, los profesionales han de estar actualizados con las Guías de Práctica Clínica y ser capaces de implementarlas, mientras que los pacientes han de ser activos y estar informados de la evolución natural de la diabetes, conociendo que la escalada terapéutica es normal para conseguir el control”, aduce López Simarro.