Redacción Farmacosalud.com
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de mortalidad en el mundo. En España, en 2010 representaron el 21,3% de las muertes prematuras. La World Heart Federation (WHF) estima prioritario atajar este grave problema de salud pública a partir de objetivos de salud concretos como es la reducción en un 10% del consumo de alcohol y el sedentarismo, en un 25% la hipertensión, en un 30% el consumo de tabaco y la ingesta de sal y tomar medias en materia de diabetes y obesidad. Todos ellos son factores de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir un evento cardiovascular, ha apuntado la compañía farmacéutica AstraZeneca a través de un comunicado. De cara al 2025, un Plan de Acción Global pretende reducir en un 25% la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles (ENT), encabezadas por las enfermedades cardiovasculares, seguidas del cáncer, las enfermedades pulmonares crónicas y la diabetes. Las ENT son la principal causa de mortalidad a nivel mundial y son prevenibles en un alto porcentaje.
Las cifras relativas al ámbito cardiovascular español han registrado un dato negativo tras un largo período de obtención de resultados positivos. En los últimos 20 años, la mortalidad por enfermedades cardiovasculares se había reducido, pero en 2012 la cifra de defunciones por ese tipo de afecciones aumentó ligeramente, según se ha conocido a raíz del Congreso Europeo de Cardiología, que se celebra entre el 30 de agosto y el 3 de septiembre en Barcelona. Fuentes próximas al Congreso han atribuido ese pequeño repunte a la crisis económica (menos recursos para la sanidad sumados a la vulnerabilidad de los colectivos más desfavorecidos por la recesión económica).
Discrepancias en el cumplimiento de las Guías de práctica clínica
De acuerdo con el comunicado de AstraZeneca, los expertos alertan de discrepancias y de falta de unanimidad en el cumplimiento de las recomendaciones recogidas en las Guías de práctica clínica. En algunas ocasiones la comprensión no es global, y en otras se produce una falta de conciencia en cuanto a su utilidad real en el manejo de estos pacientes. Los profesionales de la salud también muestran dificultades ante el elevado número de directrices disponibles y actualizaciones, por lo que les resulta muy complicado estar al día de las últimas recomendaciones. Aunque los médicos en general reconocen la importancia de las recomendaciones recogidas en las Guías y su aplicación en la práctica clínica, en ocasiones sienten que su utilidad es limitada, ya que no siempre pueden aplicarlas a todos los pacientes o adaptarse fácilmente a entornos específicos.
El informe apunta como posibles soluciones simplificar y unificar las directrices existentes a fin de mejorar su comprensión e implementación entre los diferentes niveles asistenciales. Por su parte, las autoridades sanitarias y políticos deben velar por su comprensión y aplicación en el ejercicio de la práctica clínica. El panel de expertos insta a los políticos a mejorar la coordinación entre atención primaria y especializada, así como a asegurar el acceso equitativo a los servicios y productos de salud, incluidos los medicamentos innovadores. También les piden identificar posibles barreras económicas que pongan en riesgo la consecución de los objetivos de salud.