Redacción Farmacosalud.com
‘Nuestro cuerpo es un instrumento de acción’, decía el filósofo y escritor francés Henri Bergson. Incluso, puede serlo tras la muerte. Los alumnos de Anatomía Humana lo saben desde el momento en que, movidos por el deseo del aprendizaje, diseccionan los cadáveres donados para la ciencia. El cuerpo ofrece así un último servicio a la humanidad generando acción entre los demás, entre aquellos que aprovechan la oportunidad para adquirir unos conocimientos que repercutirán en los vivos. Ya se sabe, acción-reacción. Acción: donar el cuerpo muerto a la ciencia. Reacción: el cuerpo muerto ayuda a mejorar la vida. Si bien no existe un perfil predeterminado de persona que deja establecido que se entregue su cadáver para la investigación cuando fallezca, sí que es verdad que “en muchos casos son personas de más de 50 años que tienen consciencia de que la donación será útil para la docencia y la investigación”, señala la Dra. Mª Isabel Miguel Pérez, directora docente del Servei de Donació del Cos a la Ciència de la Facultat de Medicina y Ciències de la Salut (Campus de Bellvitge) de la Universitat de Barcelona [Servicio de Donación del Cuerpo a la Ciencia de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud (Campus de Bellvitge) de la Universidad de Barcelona].
La Anatomía Humana comprende el estudio de las estructuras del cuerpo humano y constituye la base de la práctica del grado de medicina y de otros grados de ciencias de la salud. La donación es, por lo tanto, muy importante en la docencia y en la investigación de estas carreras. Permite y facilita a los alumnos la realización de prácticas y una formación continuada, así como la realización de cursos altamente especializados para profesionales de la sanidad.
¿Si la donación se recompensara con dinero habría más donaciones? ¿Los familiares deben pagar el funeral?
La entrega del cadáver a la ciencia es un acto voluntario, personal y altruista mediante el cual la persona en cuestión deja constancia de que cederá su cuerpo a la investigación / formación médica cuando muera. El entorno de la persona fallecida, pues, no recibe dinero por ese gesto. En opinión de la Dra. Miguel, la existencia de una hipotética recompensa económica para los familiares del difunto no cambiaría las dinámicas altruistas que se registran en este ámbito: “Sinceramente, creo que no habría más donaciones. La donación es un acto voluntario y altruista y eso es lo que mueve a los donantes también. En nuestra Facultad y Universidad hay un gran número de donantes, por lo que los alumnos no tienen ningún problema para su formación. Por todo ello, no creo que nuestra universidad se planteara esta posibilidad. Por otro lado, aunque no existe una legislación específica, podría llegar a incumplir la ley 30/1979, de 27 de octubre, sobre extracción y trasplante de órganos”.
El Servicio de Donación del Cuerpo y la Sala de Disección de la Universidad de Barcelona asumen los costes de desplazamiento y trámites burocráticos del cadáver donado en las zonas de Barcelona y l’Hospitalet de Llobregat. En el resto de ocasiones, si el origen del desplazamiento se sitúa fuera de estas áreas metropolitanas, los costes de desplazamiento deben ser asumidos por los familiares del difunto o bien por Servicios Sociales (aspecto del que se pone sobre aviso cuando los candidatos formalizan su carné de donante). Una vez se ha entregado el cuerpo, los familiares y allegados del difunto quedan exentos de pagar nada y el cadáver pasa a formar parte del Servicio de Cuerpos de la Ciencia para siempre. Luego, los restos que quedan son incinerados y enterrados por los servicios funerarios.
Cabe destacar que, después de la donación, los familiares y allegados del difunto no pueden obtener los restos derivados de las prácticas académicas, con el fin de enterrarlos o incinerarlos a imagen y semejanza de un funeral convencional. “Una vez donado el cuerpo no se devuelve el cadáver ni los restos a los familiares, ni se puede reclamar ninguno de sus órganos”, aclara la Dra. Miguel, que también es Prof. Titular de Anatomía Humana y Embriología del Departamento de Patología y Terapéutica Experimental de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud (Campus de Bellvitge) de la Universidad de Barcelona.
Si los familiares y allegados quieren celebrar una ceremonia de despedida tras haber entregado el cuerpo sin vida, o disponer de un nicho o tumba en el que simbólicamente descanse el difunto, eso ya va a su cargo, sin que el Servicio de Donación del Cuerpo a la Ciencia intervenga. “Por nuestra parte, no existe necesidad de que haya ese nicho o tumba”, apunta la facultativa, quien agrega que “si la familia contrata servicios con los servicios funerarios, debe pactarlos con ellos. Nosotros no intervenimos en este aspecto”.
A partir de los 18 años, no hay límite de edad para donar el cuerpo
La Universidad de Barcelona establece un límite mínimo de 18 años (mayoría de edad) para aceptar un cadáver, si bien no existe un límite máximo, de manera que, por poner un ejemplo, una persona que hubiera llegado a los 100 años de edad podría cumplir perfectamente, tras su defunción, con todos los requisitos para ser estudiada con finalidades científicas.
Los donantes, cuando se inscriben en el registro del Servicio, reciben un carnet que acredita su gesto. Para obtenerlo, deben cumplirse dos requisitos:
1-ser mayor de edad
2-personarse voluntariamente en las instalaciones del Campus Bellvitge (en el caso de quienes comprometen su donación a la Universidad de Barcelona), identificándose con el Documento Nacional de Identidad o Pasaporte, en vigor.
En ningún caso, los alumnos de la Universidad de Barcelona pueden trabajar o formarse con un cadáver de un individuo menor de edad, ya que no se aceptan donaciones de menores de 18 años, tal y como se ha remarcado anteriormente.
No se puede donar órganos y entregar el ‘sobrante’ del cuerpo a la ciencia
Una persona que esté pensando en entregar ciertos órganos para trasplantes cuando muera y que el ‘sobrante’ de su cadáver se destine al Servicio de Donación del Cuerpo para las prácticas de medicina, debe saber que esta fórmula mixta de altruismo “es incompatible con el proceso de conservación necesario para poder donar el cuerpo a la ciencia. La única compatibilidad es la donación de córneas”, advierta la experta. Así, una vez extraídas las córneas para una persona que las necesite, ya se puede proceder a la donación del resto del cuerpo para la ciencia y disección, siempre y cuando el difunto haya hecho en vida la donación de su cuerpo al Servicio de Donación.
Entre las causas que conducen a no poder aceptar una donación figuran:
a) una muerte accidental y cualquier otro motivo que haga necesaria la autopsia
b) donación de órganos post-mortem (la entrega post-mortem a cargo de familiares y allegados no es posible si el donante no ha hecho la donación en vida y voluntariamente)
Por cierto, si un donante se echa atrás en su decisión, puede renunciar en cualquier momento a entregar su cuerpo cuando fallezca, sin importar cuanto tiempo haya pasado desde que autorizó la donación.
Existen controles para evitar que algún alumno ‘gracioso’ veje un cadáver
Como en todo, siempre hay una primera vez, también para los alumnos que empiezan su labor estudiantil en la sala de disección. “Las primeras prácticas sí que pueden ser traumáticas por todo lo que conlleva no sólo el hecho de visualizar el cadáver, sino también porque puede ser un primer encuentro con la muerte. En este sentido, hace unos años publicamos un artículo con las reacciones de los estudiantes ante la sala de disección: como resultados principales, se constató que a ningún estudiante le resultan indiferentes estas prácticas con cadáver. Sin embargo, posteriormente, los estudiantes se habitúan y ven la posibilidad de estudiar con el cadáver como la mejor oportunidad de tener unos buenos conocimientos de la anatomía humana”, subraya la Dra. Miguel.
Según la web del Servicio de Donación del Cuerpo a la Ciencia, ‘siempre y en todo momento, los estudios y prácticas se realizan con el máximo respeto y dignidad hacia los donantes’. De todos modos, todos hemos sido jóvenes -se entiende que la inmensa mayoría de alumnos lo son- y puede que en algún momento haya alguien que, llevado por su inexperiencia y atrevimiento juvenil, se haga el ‘gracioso’ con algún cadáver. Para evitar ese tipo de situaciones, existen una serie de controles, tal y como explica la directora docente del Servicio: “Antes de empezar las asignaturas de Anatomía Humana, los profesores realizan una introducción donde se advierte del respeto que deben tener a los donantes, y durante las prácticas se controlan los comentarios que pudieran ser desagradables. Asimismo, tampoco se permite hacer ninguna foto en la sala de disección”.
Inevitablemente, y con probabilidad influidos por películas y cómics de terror y suspense, hay quienes pueden pensar que los espacios donde los alumnos ejercen sus prácticas de anatomía son terreno abonado para anécdotas, susceptibles de ser comentadas después en un ambiente menos rígido. Sin ánimo de banalizar la muerte, nos referimos a fenómenos considerados paranormales, o bien a líos burocráticos o confusiones visuales o auditivas que pueden llegar a hacer creer que un cuerpo inerte todavía está vivo, etc. Claro que, una cosa es la ficción cinematográfica, y otra la realidad. Y no hay más misterio. “Durante todos estos años de experiencia docente, no conozco ninguna anécdota de este tipo. Únicamente destacar que algunos alumnos se han desmayado, sobre todo durante las primeras prácticas, pero eso es algo que se suele resolver en el transcurso del curso académico”, comenta.
Los modernos sistemas de simulación no pueden competir con la disección física
En cuanto a los nuevos sistemas de simulación y métodos avanzados de imitación de cuerpos (maniquíes, moldes, etc), la Dra. Miguel destaca su valor como complemento académico, si bien no cree que puedan jubilar a las prácticas centradas en un cadáver real: “Estos métodos, como otros de internet, pueden ayudar al aprendizaje de la anatomía, pero la disección, ya sea realizándola como mostrándola una vez hecha, es mucho más útil e instructiva para la docencia de la Anatomía Humana. Y esto queda confirmado por los alumnos promoción tras promoción, así como por otro tipo de alumnos de postgrados o de especialidades que utilizan la disección para su formación”.
“Quisiera mostrar mi máximo agradecimiento a los donantes -enfatiza Miguel-, tanto en mi nombre, como en nombre de todos los usuarios de la sala de disección. Ellos nos permiten, día a día, enseñar y además seguir aprendiendo e investigando en el conocimiento de la Anatomía Humana. Y por ello, dedicamos en 2014 un monumento a los donantes como agradecimiento a su altruismo y generosidad. El monumento se encuentra en la entrada del Servicio de Donación del Cuerpo y Sala de Disección de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud del Campus de Bellvitge de la Universidad de Barcelona. ¡Muchas gracias!”.