Redacción Farmacosalud.com
¿Por qué la respuesta individual a la infección por el virus SARS-CoV-2 varía tanto de una persona a otra? Un nuevo trabajo ha identificado que un 10% de personas que desarrollan COVID-19 tienen anticuerpos que atacan al propio sistema inmunitario e impiden una respuesta adecuada contra el virus. Además, otro 3,5% tienen mutaciones en genes que afectan a la respuesta inmunitaria y esto aumenta la vulnerabilidad al COVID-19 grave. El estudio, liderado por la Universidad Rockefeller en Nueva York y el Hospital Necker para Niños Enfermos de París, ha contado con la participación varios servicios del Hospital Universitario Vall d’Hebron y grupos de investigación del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR, en Barcelona). Los resultados obtenidos se publican en dos artículos en la revista ‘Science’. Desde el VHIR, ha sido liderado por los grupos de Investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido e Inmunología Diagnóstica.
Los resultados de la investigación muestran que en un 15% de los casos existen factores genéticos e inmunológicos que pueden explicar la aparición de formas graves de la COVID-19. Los pacientes identificados tienen en común un defecto en la actividad de los interferones tipo I, unas moléculas del sistema inmunitario que tienen un papel clave en la lucha contra las infecciones por virus. Estas proteínas pueden ser bloqueadas por anticuerpos propios o, si existen determinadas mutaciones, pueden no producirse en cantidades adecuadas. Esto puede provocar una respuesta inmunitaria inadecuada contra el virus y, por lo tanto, una mayor gravedad de la enfermedad.
Análisis de 13 genes importantes para la defensa contra la gripe
En el primer estudio, los investigadores analizaron variaciones genéticas a partir de muestras de sangre de más de 650 pacientes que habían sido hospitalizados por neumonía grave por COVID-19, un 14% de los cuales murieron. Se incluyeron también muestras de otro grupo de más de 530 pacientes asintomáticos o con infección leve. Los investigadores buscaron diferencias entre los dos grupos, analizando 13 genes conocidos por ser importantes para la defensa contra el virus de la gripe mediante los interferones de tipo I. Los resultados obtenidos mostraron que un número significativo de personas con enfermedad grave tenían alguna alteración en estos 13 genes y, específicamente, más del 3% tenían mutaciones que impedían una respuesta adecuada contra el virus SARS-CoV-2 por falta de actividad de los interferones de tipo I. “Los interferones de tipo I son uno de los principales mecanismos que la inmunidad innata tiene para luchar contra las infecciones virales. De hecho, durante los últimos 15 años ya se han descrito mutaciones en estos 13 genes en casos puntuales y excepcionalmente graves de otras infecciones víricas como la gripe o la encefalitis por herpesvirus. Lo que nos ha sorprendido en este estudio es la elevada frecuencia con la que hemos encontrado estas alteraciones en pacientes con COVID-19 grave”, explica el Dr. Roger Colobran, investigador del Grupo de Investigación en Inmunología Diagnóstica del VHIR.
Por otro lado, el segundo artículo describe una respuesta autoinmune contra los interferones de tipo I. En este caso, los investigadores examinaron 987 pacientes con neumonía grave por COVID-19 y encontraron que más del 10% tenían anticuerpos propios contra los interferones al inicio de la infección. En algunos casos, estos anticuerpos fueron detectados en muestras de sangre tomadas antes de que los pacientes se infectaran y, en otros casos, se encontraron en estadios iniciales de la infección.
Numerosos pacientes que presentaban los anticuerpos problemáticos tenían más de 65 años
De los 101 pacientes con estos anticuerpos contra los interferones de tipo I, 95 eran hombres. “Este sesgo de género sugiere la presencia de algún factor genético (que podría estar localizado en el cromosoma X) que de alguna forma favorezca la aparición de este fenómeno autoinmune de forma más prevalente en hombres. Esta es una de las hipótesis que se está trabajando dentro del consorcio COVID Human Genetic Effort”, apunta el Dr. Colobran. Además, cerca de la mitad de los pacientes que presentaban estos anticuerpos tenían más de 65 años, mientras que solo se encontraban en un 38% de los menores de 65 años, por lo que parece que la frecuencia de estos anticuerpos aumenta con la edad. Así, la respuesta autoinmune contra los interferones podría explicar la mayor vulnerabilidad de los hombres y de las personas mayores de 65 años a sufrir COVID-19 grave.
La presencia de autoanticuerpos se analizó también en la población general sana. En estos casos, sólo 4 de las 1.227 personas analizadas tenían este tipo de anticuerpos. “Estos hallazgos refuerzan la idea de que estos autoanticuerpos tienen un papel como causa de estas formas grave y que no son una consecuencia”, afirma la Dra. Andrea Martín, investigadora del Grupo de Investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido.
Plasmaféresis, uso de otros interferones y eliminación farmacológica de células plasmáticas
La identificación de mutaciones genéticas y anticuerpos contra los interferones tipo I es importante a la hora de poner en marcha intervenciones médicas que permitan detectar a las personas en riesgo de desarrollar una forma grave de COVID-19, y tratar de una forma más adecuada a este grupo de pacientes. Por ejemplo, si se detecta a una persona sin interferones de tipo I, se podría administrar esta molécula al inicio de la infección para intentar evitar desarrollar formas graves de la enfermedad. De todas formas, es necesario tener presente que esta posiblemente no sea una aproximación factible en una medicina de emergencia como en el caso del COVID-19.
En cambio, en el caso de una persona con anticuerpos contra los interferones de tipo I, su detección mediante técnicas de ELISA puede ser aplicable a la práctica clínica habitual. “Si se confirma este hallazgo, se abren puertas al tratamiento de las formas graves de COVID-19 como la plasmaféresis, la utilización de otros tipos de interferones o la eliminación farmacológica de las células plasmáticas", concluye el Dr. Pere Soler-Palacín, jefe del Grupo de Investigación de Infección en el Paciente Pediátrico Inmunodeprimido.