Redacción Farmacosalud.com
El Servicio de Información Toxicológica (SIT) del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, perteneciente al Ministerio de Justicia, ha detectado un aumento en la incidencia de consultas telefónicas por intoxicaciones relacionadas con la mezcla de varios productos de limpieza en los hogares. Según informa el Ministerio mediante un comunicado, todo parece indicar que ‘dicho aumento parece estar relacionado con el afán actual de eliminar el coronavirus en el ámbito doméstico’. En principio, se puede pensar que el vinagre, por presentarse como un producto natural, es inofensivo si se mezcla con lejía cuando se busca potenciar el poder de desinfección. Pero no, la Dra. Ana Ferrer Dufol, jefa de la Unidad de Toxicología del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza y presidenta de la Fundación Española de Toxicología Clínica (FETOC), lo deja muy claro: “El vinagre no hay que usarlo con lejía ni con ningún otro producto de limpieza”.
“Todos los productos de limpieza hay que usarlos individualmente. La lejía es una sustancia alcalina que, si se mezcla con ácidos, por ejemplo el vinagre, lanza emanaciones y no por eso limpia más. Esa combinación produce un gas que puede ser irritante y, por tanto, tóxico. El vinagre contiene ácido acético, que, mezclado con lejía, puede producir la emisión de gases clorados, cuya inhalación genera irritación de las vías respiratorias”, explica la presidenta de FETOC.
“Limpiar mucho está bien en cualquier situación y circunstancia, y ahora quizás más por el tema del coronavirus, pero lo que no se puede hacer es mezclar productos de limpieza, que es algo que está especificado en todas las etiquetas. Y no es por capricho, sino porque, realmente, cuando se combinan ese tipo de sustancias pueden producirse gases altamente irritantes… limpiar más sirve de mucho, pero hay que hacerlo bien, sin mezclar productos que nunca deben mezclarse, ya que, por separado, cada uno de ellos funciona perfectamente”, apunta la Dra. Ferrer.
El cóctel lejía + amoniaco, el más habitual
Los médicos del SIT han atendido durante este mes de marzo y las dos primeras semanas de abril 11.337 consultas telefónicas, lo que supone un incremento de 1.655 llamadas con respecto al mismo periodo del año 2019. En concreto, se han realizado 1.846 consultas telefónicas por intoxicaciones relacionadas con el uso de lejías y otros desinfectantes de superficies (suponen el 55,6% de los productos de limpieza). En el 26,1% de los casos, la lejía se había mezclado con otros productos (amoniaco 53,6%, salfumán 11,2%, vinagre 3,5%, alcohol 2,9%, anticalcáreos 3,1%, limpiahogar 2,1% y lavavajillas 4,3%).
En cuanto al cóctel lejía + amoniaco, que es la combinación más habitual, se produce una reacción química que genera un gas altamente tóxico llamado cloramina (NH2Cl). Cuando la cloramina entra en contacto con las mucosas -indica el comunicado del Ministerio de Justicia-, se descompone para producir ácido clorhídrico, que es tóxico y altamente corrosivo. Todo ello provoca irritación y puede causar quemaduras en la piel. Según la jefa de la Unidad de Toxicología del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza, en los casos más leves se desencadena un cuadro de irritación (lagrimeo, rinorrea o congestión nasal) de vías respiratorias altas, y solamente si la inhalación del gas irritante es muy intensa puede llegar a producirse “un problema respiratorio de vías un poco más bajas”, existiendo el riesgo de que puedan generarse broncoespasmos. “Eso podría llegar a producir una pérdida de conciencia por dificultad de oxigenación, pero es muy raro que ocurra”, precisa.
Desmayos provocados por las mezclas: posibles, pero poco probables
Otra combinación que resulta muy peligrosa para la salud es la formada por lejía + salfumán. El salfumán es básicamente ácido clorhídrico con una concentración de en torno el 30-38%. Cuando se junta con lejía emite cloro de manera inmediata, lo que puede generar dificultades respiratorias. Igual que en el caso del amoniaco combinado, el grado de exposición a la mezcla es lo que determinará los perjuicios para la salud. En los casos más graves, el gas resultante de la combinación entre lejía y salfumán puede llegar a producir un edema agudo de pulmón, “si bien es extremadamente raro que esto ocurra”, señala la Dra. Ferrer. Las personas con afectaciones previas o predispuestas incluso pueden perder el conocimiento como consecuencia de la aparición de las mencionadas dificultades respiratorias, pero eso es algo que también se da en casos muy puntuales.
La posibilidad de fallecer por exposición a este tipo de mezclas es aún más excepcional. Pero puede suceder, tanto por la combinación de lejía y amoniaco como por la combinación de lejía y salfumán.